“Papá, mira que cosa más buena nos han traído al banco”, fue la única frase que el desafortunado empleado del BBVA pudo pronunciar al entrar en el domicilio del cliente, que además era su propio padre, pues éste le arrojó automáticamente un mortero de bronce de casi tres kilos de peso sin ni siquiera dejar de ver su programa favorito de televisión. El comercial del banco no tuvo la más mínima oportunidad de explicarle de qué se trataba, tal era el recelo del cliente ante las instituciones bancarias en general y ante los empleados de banca sin escrúpulos, en particular.
Según el testimonio del propio agredido, el agresor no pudo lanzarle el frigorífico no frost de la vivienda porque le fallaron las fuerzas al tomar carrerilla, pero está convencido de que el impacto de ese segundo proyectil podría haberle matado. “Tuve suerte de que resbaló con la sangre que manaba de mi cabeza porque cuando se le cayó la nevera vino a rematarme con la lavadora-centrifugadora”, ha relatado el horrorizado empleado de banca.
La víctima, que se encuentra en la UCI del Hospital La Fe, de Valencia, con treinta y siete puntos de sutura en la cabeza y un enorme disgusto por el fracaso de la venta, está bajo protección constante de tres agentes de la Guardia Civil para evitar que el padre acceda a la sala de cuidados intensivos y le vuelva a abrir el cráneo con la bombona de oxígeno que permite al paciente respirar sin dificultad. “Les venderá alguna mierda a las enfermeras”, ha advertido el agresor. “Mátenlo”, ha añadido.
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