Un hombre de 50 años acabó ayer con la vida de su mujer, de 52, y su hijo de 10 en la vivienda unifamiliar de Vila-real (Castellón) en la que vivían. Ella tenía una herida de arma blanca. El niño no presentaba lesiones y la policía cree que pudo ser asfixiado. El presunto homicida intentó quitarse la vida apuñalándose varias veces en el torso y cortándose las venas de las muñecas, según apuntaron los investigadores. Finalmente, se suicidó lanzándose al vacío desde la azotea ante la mirada de su hermano, que había acudido al lugar para ver por qué ni Vicente M. ni su esposa habían ido a trabajar. Con los casos de Rosario S. y su hijo son ya 41 mujeres y cinco menores las víctimas mortales de la violencia de género. En algunos de los casos, como en este, los agresores segaron la vida de los niños junto a sus madres. En otros, los mataron solo a ellos para causar a la mujer un gran sufrimiento.
Rosario S. no había presentado ninguna denuncia por malos tratos contra su esposo. Tampoco había acudido a los servicios sociales a pedir ayuda, según fuentes municipales. El presunto homicida, que había sido jefe de una compañía azulejera de la localidad y que tras ser despedido había creado su propia empresa junto a sus hermanos, dejó varias cartas en las que aseguraba que la familia estaba arruinada, según relató el alcalde de Vila-Real, José Benlloch. En las misivas, dirigidas a otra hija mayor, fruto de un matrimonio anterior, Vicente M. aseguraba que había decidido poner fin a la vida de su mujer, su hijo y a la suya propia por problemas económicos.
El domingo, los tres fallecidos acudieron a ver un partido de fútbol entre el Villarreal FC y el Valencia que se disputó en el estadio local. “Hasta hay mensajes de móvil en los que bromean de la goleada”, indicó el alcalde de la localidad.
Como Rosario, 33 de las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en 2013 no había denunciado a su agresor. Tampoco lo había hecho su entorno. Algo que cada vez inquieta más a los expertos. Miguel Lorente, forense y ex delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, apunta que estos crímenes no se producen por impulso. Tampoco por la situación económica familiar, como algunos vecinos de Vila-Real insinuaron ayer. “Aunque no haya denuncias previas, la realidad y el estudio de casos termina demostrando que había una situación de violencia de género. Una situación que debido a que no hay denuncia se está prolongando y que puede derivar en hechos más extremos. Como este tipo de homicidios en los que el hombre acaba con la vida de su pareja o expareja y de los hijos. O que asesina a los hijos para vengarse de su pareja, causándole un dolor tremendo”, sigue.
Los niños se convierten así en víctimas directas del machismo. Como en el caso registrado en abril en Campillos (Málaga), cuando un hombre condenado por malos tratos mató a su hija de seis años y luego se suicidó. O el sucedido también ese mes en Manzanares (Ciudad Real), en el que un hombre mató a tiros a sus dos hijos de cinco y 13 años y a su suegra y se suicidó. En ambos casos, como en la mayoría, las mujeres habían emprendido los trámites de separación.
Susana Martínez, presidenta de la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres, cree que este tipo de hechos no pueden verse como algo aislado. “Siempre hay una historia detrás, por eso hay que reforzar las alertas y las medidas de detección de la violencia de género”, sostiene. “A veces la mujer no es capaz de ver el riesgo real que sufre o está tan inmersa en la situación que no es consciente. Por eso hay que mejorar los protocolos sanitarios, educativos y sociales que den la voz de alarma sobre estos casos”, sigue.
Un portavoz del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad asegura que la estrategia sobre violencia de género que pondrá en marcha el Gobierno incluye medidas como la que pide Martínez. También actuaciones específicas para los menores en el ámbito sanitario.
Sin embargo, los colectivos de mujeres y la oposición creen que los recortes en programas sociales y de igualdad están lastrando la lucha contra la violencia de género. Desde 2008, las denuncias por violencia machista han descendido un 9,2%, según datos del Consejo General del Poder Judicial. “Eso no significa que se haya reducido la violencia de género, sino que permanece oculta”, recuerda Lorente.
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