Por primera vez en 32 años, desde 1979, la Casa Real ha dejado de lado su habitual secretismo y ha hecho públicas sus cuentas: cómo y en qué gasta la asignación que recibe cada año a cargo de los Presupuestos Generales del Estado.
Según los datos aportados a los periodistas por Alfonso Sanz, secretario General de la Casa Real, el rey Juan Carlos percibió en 2011 un sueldo bruto de 292.752 euros. Su retención del IRPF es del 40% y no paga la Seguridad Social, como tampoco paga ni la luz ni agua. Dicho sueldo incluye dos partidas: la dotación personal, que en el caso del rey sumó 140.519 euros, y los gastos de representación, que ascendieron a 152.233 euros.
El príncipe recibe, por decisión de su padre, y desde hace unos diez años, la mitad del sueldo del rey: 146.375,50 euros. Su retención del IRPF es del 37%. En este sueldo están incluidos, al igual que en el caso del rey, los gastos de representación, que se elevaron a 76.117 euros, y la dotación para el príncipe, que fue de 70.259 euros.
La reina, la princesa de Asturias y las dos infantas reciben sólo gastos de representación. Las cuatro recibieron en 2011, por decisión del rey, 375.000 euros en total, pero en la información no se desglosa cuánto fue para cada una. La cantidad total que recibió toda la Familia Real en 2011 es de 814.128 euros, un 9,65% de los 8,43 millones de euros de asignación anual.
Los yernos no perciben
Sanz recalcó a los periodistas que ni Iñaki Urdangarín, esposo de doña Cristina, ni Jaime de Marichalar, cuando estaba casado con doña Elena, han percibido nunca ingreso alguno procedente de la Casa del Rey.
El sueldo del rey representa un 3,47% del total. El resto de la partida se distribuye entre gastos de personal (47,89%), gastos corrientes (38,83%), fondo de contingencia (2,44%) e inversiones (1,19%). No se especifica más. Trabajan en la Casa Real unas 500 personas en total.
Estos son los datos, no demasiado desglosados, que ha publicado la Casa Real. Sólo se refieren a los 8,43 millones de euros que se asignan a la Casa del rey, y no al resto de gastos que corren a cargo del Estado: viajes oficiales al extranjero, sostenimiento de Patrimonio Nacional y gastos relacionados con la seguridad.
De esta forma, la monarquía hace por fin caso a las múltiples peticiones de transparencia que desde hace tiempo han surgido desde diversos partidos y organizaciones de la izquierda.