Situado al norte de la provincia de Cáceres, en el extremo occidental de la Sierra de Gredos, nace un lugar con abundantes saltos de agua, arroyos, cascadas, piscinas naturales y grandes pozas excavadas por la erosión de las rocas que conforman el cauce de los ríos. Es una de las joyas mejor cuidadas de la comarca del valle del Jerte, y es que en verano se convierte en una de las mayores fuentes de turismo de la zona. Se trata de la Reserva natural Garganta de los Infiernos, conocida por muchos como Los Pilones. Ésta es solo un ejemplo de las más de 60 zonas de baño con las que cuenta la región. En concreto, 63 repartidas por diferentes puntos de la geografía extremeña.
Algunas escondidas entre montañas y otras junto a pueblos que descubren la Extremadura más tradicional invitan a turistas de distintos rincones. De hecho, durante el verano, las localidades bañadas por el agua de piscinas naturales son visitadas por personas procedentes de provincias como Madrid, Ávila, Salamanca, Toledo y la propia Extremadura. Todo con el objetivo de soportar mejor el calor en esta época del año. También se convierten en un atractivo para visitantes que llegan desde fuera de nuestras fronteras buscando un turismo de interior diferente.
Precisamente es el que pueden encontrar en La Vera, el Jerte, el Ambroz, Las Hurdes y Gata, zonas que concentran la mayoría de las zonas de baño naturales, según el censo del Servicio Extremeño de Salud, que es el encargado de verificar que el agua es apta para esta actividad.
Cáceres cuenta con 51 y Badajoz con 12, una diferencia significativa puesto que la provincia cacereña dispone de más de 3.000 kilómetros de costa de agua dulce, una cifra que le sitúa a la cabeza de Europa Occidental.
Entre las comarcas cacereñas, el área con mayor número de zonas de baño es la de Plasencia, con 27, al abarcar una parte de la Vera -como Jaraíz, Aldeanueva o Garganta la Olla- el valle del Jerte, el Ambroz y las Hurdes. Aquí destaca el rendimiento que se saca a los ríos Jerte y Los Ángeles. El primero tiene tres zonas de baño en Navaconcejo, dos en Cabezuela y Jerte y una en Plasencia y Casas del Castañar. El segundo en Azabal, Casar de Palomero y Pinofranquedado.
Al entorno de Plasencia le sigue Coria, con 14 zonas. Casi todas están en la sierra de Gata, donde tienen especial protagonismo las riberas de Acebo y Gata, y el río Árrago, que se ofrece al bañista en Cadalso, Descargamaría, Robledillo de Gata o Santibáñez el Alto.
En Navalmoral están adscritas las zonas de baño de Jarandilla, Madrigal, Viandar, Losar y Villanueva de la Vera. Todas se benefician del discurrir de las gargantas que bajan de la sierra de Gredos al río Tiétar, con nombres como Cuartos, Jaranda, Minchones o Alardos.
Aquí también destaca la garganta de Descuernacabras, un enclave natural situado a pocos kilómetros de Valdecañas de Tajo, y desde el que se pueden ver águilas, buitres, garzas y azores.
La relación de zonas de Cáceres se completa con el paraje La Nutria, una piscina natural ubicada en el río Ruecas, en Cañamero. En ella predomina la sombra proporcionada por alisos, fresnos, chopos y sauces.
Al igual que Cáceres, también tiene una sola zona de baño el área de salud de Mérida, con el embalse de Proserpina. Por su parte, Badajoz cuenta con dos: el río Gévora, en La Codosera, y la playa fluvial Isla de la Ceniza, en Cheles.
Para completar las que pertenecen a la provincia pacense, destacan nueve rincones encuadrados en el área de salud de Don Benito. Tres se sitúan en el embalse de Orellana, en Orellana la Vieja, Campanario y Casas de Don Pedro; dos están en el río Guadiana, en Medellín y la playa de Peloche (Herrera del Duque), y las restantes en Castuera (isla del Zújar), Talarrubias (García Sola), Villanueva de la Serena (Entrerrío playa) y Zalamea de la Serena (embalse de Zalamea).
Playa dulce
A cualquier persona que no sea de Extremadura y se le pregunte si la región tiene playa, posiblemente responda con un ‘no’. Sin embargo hay dos. Una en la provincia pacense y otra en la cacereña.
En Cáceres se ubica concretamente en Jaraíz de la Vera. Es en esa localidad donde se puede visitar una de las piscinas naturales con mayor capacidad de la zona. Está en el lago Alonso Vega, en el cauce de la garganta de Pedro Chate.
Construida en 1968 cuenta con una zona de baño, playa artificial y juegos infantiles, además de un bar que ofrece raciones y menús diarios y que permanece abierto de junio a octubre.
Este año ha optado a ser bandera azul, declaración que solicitó el Consistorio jaraiceño el pasado año, pero que ha reforzado con las mejoras y ampliaciones que se han llevado a cabo en el mismo desde octubre de 2012. En total, el Ayuntamiento ha invertido en estas últimas obras 600.000 euros, las cuales se han realizado principalmente en el entorno del charco de las Tablas y en el paseo que une a este paraje con la piscina natural.
A la zona de playa anterior, que disponía de unos 6.000 metros cuadrados, se han sumado los 500 habilitado en el charco de las Tablas, en el que se ha efectuado una profunda remodelación.
Pese a las mejoras, no ha conseguido la distinción que se otorga desde la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac).
Por tanto, la situada en la provincia pacense, Orellana, sigue siendo la única costa de interior del país que tiene este distintivo y lo mantiene por cuarto año consecutivo.