martes, 20 de enero de 2015

La DGT pondrá límites de velocidad a los peatones

El Consejo de Estado ha pedido a la Dirección General de Tráfico (DGT) que reconsidere el proyecto de Reglamento de Circulación para que pueda ser aprobado, y achaca que existen "notables imprecisiones" en el texto. Entre sus puntos más polémicos, está la imposición de límites de velocidad a los peatones y que se les obligue a pasar un control de alcoholemia y drogas si cometen alguna infracción. Ante las críticas, la DGT ha aclarado que que los límites de velocidad para peatones se refieren a personas que arrastren o guíen vehículos, como una moto cogida del manillar o un vehículo de tracción animal.
Fallece un joven al salir de la calzada el turismo que conducía
El Consejo de Estado ha pedido a la Dirección General de Tráfico (DGT) que reconsidere el proyecto de Reglamento de Circulación para que pueda ser aprobado, y achaca que existen "notables imprecisiones" en el texto. Entre sus puntos más polémicos, está la imposición de límites de velocidad a los peatones y que se les obligue a pasar un control de alcoholemia y drogas si cometen alguna infracción.
Así, el Informe del Consejo de Estado, al que ha tenido acceso Europa Press, se muestra contrario a la definición de 'usuarios de la vía' que realiza la DGT, y que puede abarcar a conductores de vehículos y peatones, obligando a éstos a realizar pruebas de alcohol y drogas cuando se hallen implicados en un accidente o cometan una infracción.
A su juicio, esta conclusión es "insostenible", pues los derechos de libertad y seguridad a circular libremente por el territorio nacional y a la intimidad personal de la Constitución, se verían dañado "por el simple hecho de que pasear por las vías se sometiera a estas restricciones".
En este sentido, alega que, de llevarse a cabo la norma pretendida "los españoles habrían de abstenerse de participar en fiestas populares o de asistir a bodas y celebraciones en las que se consume habitualmente alcohol, ya que podrían verse sometidos a un control de alcoholemia si, en las inmediaciones, un vehículo sufre un accidente".
Del mismo modo, se refiere a las personas que toman habitualmente medicinas que contengan codeínas, benzodiacepinas, opiáceos o semenjantes, que darían positivo en el test de drogas y que, según el Consejo de Estado, sólo "podrían aventurarse a salir de casa con las correspondientes recetas médicas".
Este concepto de usuario de vía, también influye a la hora de imponer unos límites de velocidad. Así, la norma propuesta por la DGT pretende introducir un límite de velocidad máxima a los peatones mediante el texto: "Los vehículos en los que su conductor circule a pie no sobrepasarán la velocidad del paso humano" lo que, para el Consejo de Estado supondría "la prohibición de correr, un deporte extendido en estos tiempos".
Además, apunta en el informe que "quien circula a pie es peatón, de manera que mal puede ser un conductor, pero en todo caso quien circula a pie siempre se mueve a velocidad de su propio paso".
"Colapso" en las ciudadades ante la reducción de velocidad
Los cambios de límites de velocidad en las diferentes vías es otro de los temas más aludidos por el Consejo de Estado. El organismo señala que la DGT no ha calculado los gastos de nueva señalización y que no ha documentado algunas de las cifras que presenta y que relacionan la velocidad con la 
siniestralidad en ciertas vías.
Asimismo, le recrimina que ante las diferentes alegaciones de administraciones, empresas, asociaciones y organizaciones "no se ha dado respuesta alguna".
En cuanto a la reducción de velocidad en zonas urbanas, el Consejo de Estado se muestra contrario a su aprobación porque "invade las competencias de las Entidades Locales" y apunta que, de llevarse a cabo esta norma, será "objeto de una inmediata impugnación por parte de los ayuntamientos". Además, éstos han mostrado su oposición a la misma, al considerar que podría "colapsar" la circulación de las ciudades.
Entre las principales razones por las que el organismo no aconseja a la DGT modificar los cambios de velocidad es "porque la ciudadanía no los ha demandado", así como que el paso de 100km/h a 90km/h en carreteras convencionales y de 90km/h a, en muchos casos, 50km/h en la red secundaria "ralentizará necesariamente todos los desplazamientos en España".
Aumento a 130 km/h
Del mismo modo, pone en duda la ejecución de los aumentos de velocidad en autopista a 130km/h, en circunstancias especiales, y que, según el texto, se señalizará en los paneles con mensaje variable. El Consejo de Estado cuestiona "las posibilidades que tienen los conductores para probar que cuando circulaban a 130km/h en autopista lo hacían en cumplimiento de la norma fijada en un panel".
El Ministerio de Fomento ha expresado su opinión sobre esta medida que, a su jucio, "supone una disminución de la conciencia del riesgo por parte de los conductores", según recoge el informe del Consejo de Estado.
Bicicletas y ciclomotores
En cuanto a la normativa hacia los ciclistas, el Consejo de Estado, la denomina como "notablemente imprecisa", con situaciones que considera "absurdas", como, por ejemplo, fijar límites de velocidad 
para estos vehículos, cuando no poseen medidores.
Además, apunta que la autorización para transportar niños menores de cinco años por cualquier ciclista "contradice las regulaciones sobre medidas de seguridad vial de los menores" y que este reglamento "altera el modelo urbano en España, en el que la acerca y la zona peatonal no son un carril de circulación, sino un espacio de convivencia de los ciudadanos".
Finalmente, se pone en duda la decisión tomada por el departamento que dirige María Seguí, en relación a la obligación de los conductores de ciclomotor de llevar un casco homologado. El Consejo de Estado no duda que la inversión de estos conductores en los cascos sea beneficioso a cambio de la seguridad que reciben, pero critica que en el texto se contabilicen los gastos señalando que este equipamiento cuesta 20 euros, cuando su precio oscila entre los 70 y los 900 euros.
Aclaraciones de la DGT tras las críticas recibidas
En el caso de que alguien circule por la acera o por el arcén guiando un vehículo deberá hacer al paso de los peatones y no corriendo, pero "en ningún caso se va a multar a nadie por hacer 'running' o por ir corriendo con un carrito de bebé", han señalado fuentes del departamento que dirige María Seguí, que responden así a las observaciones realizadas por el Informe del Consejo de Estado a esta normativa.
Lo que se propone en el texto, es que se sometan a test de alcoholemia y droga aquellos peatones "que estén implicados en accidentes", no los que estén cerca de un suceso, tal y como critica el Consejo de Estado. "Si hay alguien en una boda cerca de un accidente no tienen que hacer test de nada", ha apuntado.
En cuanto a la reducción de velocidad en ciudades, la DGT ha indicado que se habla de "calles concretas" con un solo carril, donde los vehículos pasen cerca de las aceras y para facilitar la circulación de bicis y peatones. "Son las recomendaciones de los organismos internacionales para este tipo de vías", han destacado.

El endulzado de los chochos en Bodonal de la Sierra

El endulzado de los chochos en Bodonal de la Sierra
20 de Enero | 11:58 - Jesús Corrales
Quizás hoy nos parezca raro la importancia que tuvo esta actividad, pero hay que partir del hecho, que los chochos fueron durante el pasado una fuente fundamental en el ciclo de engorde de los cochinos, fuente principal de la economía de la localidad.

Sobre el endulzado de los chochos, el bonalejo Santiago Amaya Corchuelo (Antropólogo) ha publicado numerosos y magníficos artículos tanto en solitario como en colaboración con otros autores. En este artículo, mostramos información en lo relativo a Bodonal, encontrada en sus publicaciones ‘Los chochos: De recurso de la dehesa a Patrimonio Cultural’, y ‘MESTO Cuadernos monográficos de Tentudia II, Volumen I -Memoria de la tierra, campos de la memoria’.

‘...los altramuces no se podían consumir tal cual y tras la recolección porque eran amargosos, sino que debían ser sometidos a una transformación mediante la que se extraían una serie de ácidos nocivos para hacerlos palatables. Dicho proceso incluía la cocción y el endulzado de los chochos. Esta peculiaridad exigía la tenencia de un terreno con abundante agua en la temporada veraniega, y unas construcciones que generalmente consistían en una noria de alguna huerta, varias albercas, un canal por el que trasladar el agua desde la noria hasta las albercas, una estructura cilíndrica sobre la que se colocaba la caldera y un tendio o superficie anexa a las pilas donde se endulzaban los altramuces, Esta zona consistía simplemente en un terreno llano, empedrado de lanchas y bien soleado para que los chochos se secasen cuanto antes una vez endulzados.’

‘...en Bodonal hubo otras construcciones para transformar los altramuces situadas en distintos pagos, como la de la Cerca de los Potros y la Cerca del Monte. De cualquier forma, la más importante fue durante muchas décadas la situada dentro de la población’

‘Estos cocederos considerados públicos trabajaban desde mayo y hasta después de San Francisco preparando chocos, cuando ya el cambio climatológico impedía seguir endulzándolos y secándolos’

‘El traslado se hacía en bestias y carros, dependiendo de las cantidades y posibilidades de cada uno...’

‘El primer paso que se seguía con los chochos amargos era cocerlos en una enorme caldera de cobre situada encima de una estructura circular de ladrillo con una puerta en la parte inferior por donde se iba introduciendo la leña que servía de combustible...’

‘De la caldera los altramuces se iban pasando a la pila más cercana, Las pilas de estas construcciones solían ser tres estructuras rectangulares de semejante tamaño y unidas mediante caños...estas pilas o albercas se llenaban periódicamente con agua del pozo de la noria...’

‘La pila más cercana a la caldera contenía los chochos recién cocidos que se mudaban luego a la de en medio para terminar su endulzado en la del otro extremo. De este modo había altramuces con tres grados de amargor. Los más dulces eran los que se pasaban al tendio.’

‘Los altramuces tardaban entre cuatro y seis días en endulzarse, dependiendo de la temperatura, ya que si el agua estaba más templada se endulzaban antes...'

‘Los chochos dulces se sacaban de la alberca y se pasaban al tendio, donde cabían mil kilos de chochos, veinte costales que era la medida de una pila. Estos veinte costales salían cuando ya se habían secado, ya que cuando salían de la pila estaban muy hinchados, pudiendo perder casi la mitad del volumen al secarse...'

'La forma de pago por la preparación de los chochos solía ser generalmente una pequeña cantidad de dinero, aunque otras veces era parte en especie. El precio se establecía por kilos preparados, aunque el especialista llevaba implícitamente parte de la ganancia en los kilos que devolvía una vez preparados. Esto era así porque de acuerdo a su tradicional regla, de cada sesenta kilos que llevaba un cliente se le entregaban cuarenta y cinco y medio. Según sus medidas, por tanto, cada sesenta kilos endulzados perdían un volumen equivalente a catorce kilos y medio, cuando realmente perdían la mitad, unos siete u ocho. Esos kilos se unían a los que el chochero compraba a clientes que no iban a consumir los altramuces. Luego él mismo los vendía a los campesinos que los procuraban'.

En la galería adjunta se muestran fotos de las instalaciones de endulzado que aún se conservan en una huerta en el pueblo de Bodonal, donde hubo un cocedero y secadero de altramuces en el que trabajaron varias generaciones de la misma familia. Y además, las situadas en la propiedad conocida como ‘Vegas de Mariano’ en la carretera de Valencia del Ventoso.