"Vivimos uno de los momentos más difíciles de la reciente historia de España". El tradicional discurso de Nochebuena del rey Juan Carlos, habitualmente cargado de mensajes de esperanza, se ha llenado esta vez de realismo y pesimismo. También de concisión: es uno de los más cortos que ha hecho en los 37 años que lleva dando el discurso, con apenas 1.089 palabras —451 menos que en 2011—.
Las primeras palabras que ha dedicado el monarca —de pie ante su mesa de trabajo, apoyado en la parte delantera de su mesa, un mes después de la intervención quirúrgica a que se sometió en la cadera y que le había mantenido hasta ahora apartado de la actividad pública— han sido para las familias más afectadas por la crisis económica, un término del que ha hecho mención en su discurso hasta seis veces, las mismas que mencionó el año pasado.Tras una imagen de televisión introductoria, también novedosa, en la que los espectadores observan al rey desde el exterior del ventanal mientras termina de repasar el texto, los españoles han podido seguir los ocho minutos y 50 segundos que ha durado el mensaje de don Juan Carlos en el interior de su despacho.
En concreto, el rey se ha referido a la situación de los jóvenes: "Pienso (...) muy especialmente en muchos jóvenes, que se levantan cada día con sensación de inseguridad y desánimo por la difícil situación de sus economías, la falta de trabajo y las inciertas perspectivas de futuro".
Desapego ciudadano por la política
"No podemos ignorar que existe pesimismo", ha reconocido el monarca, al tiempo que ha descrito sus consecuencias en la sociedad española: "Sus efectos se dejan sentir en la calidad del clima social que vivimos. Está además generando un desapegohacia las instituciones y hacia la función política que a todos nos preocupa", ha aseverado. Ya el año pasado mencionó la pérdida de credibilidad y de prestigio de "algunas instituciones de España".
Para el rey, "no todo es economía" —"por muy evidente que sea, no es malo repetirlo: no todo es economía", ha insistido—, y en una buena parte del discurso lo demuestra haciendo hincapié en la pobre percepción que tienen hoy en día los ciudadanos de los políticos. "Por esta razón (...) quiero reivindicar la política grande, esa que para destacar su dignidad y valor solemos llamar la política con mayúsculas".
Don Juan Carlos ha ido más allá y ha puesto ejemplos de lo que considera "política con mayúsculas": "La que, lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la diversidad,integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas", ha explicado y reclamó seguir "loscauces democráticos".
Sin hacer referencia expresa a la cuestión de Cataluña, el monarca ha incidido que para conseguir esa política "es necesario promover valores como el respeto mutuo y la lealtad recíproca".
El rey ha pasado también de puntillas el tema de las lenguas, que recientemente ha protagonizado el ministro de Educación, José Ignacio Wert, en el ámbito de su reforma educativa (LOMCE), especialmente con el catalán. Lo ha hecho apelando al espíritu integrador y de unión de la Transición, cuando "(Los valores) contribuyeron a poner en pie un nuevo marco de convivencia, el reconocimiento de nuestra pluralidad y el amparo de las diferentes lenguas, culturas e instituciones de España".
Crisis, austeridad y derechos sociales
Por otro lado, el monarca se ha referido, directo y conciso, a la coyuntura económica, con un mensaje claro: "Austeridad y crecimiento deben ser compatibles", ha dicho. "Las renuncias de hoy han de garantizar el bienestar de mañana", ha proseguido, "de manera que se asegure la protección de los derechos sociales que son seña de identidad de nuestra sociedad desarrollada", ha remarcado.
Don Juan Carlos ha hecho un llamamiento a poner "orden en nuestras cuentas y generar estímulos" para que la economía española crezca. Más allá de los estímulos de carácter económico o fiscal o de políticas de fomento de la innovación o el emprendimiento, "el primer estímulo que nos sacará de esta crisis se llama confianza".
Ha sido en el tema de la "confianza" donde el monarca ha nombrado por primera vez en un discurso a los "mercados internacionales", una de las patas de esa confianza que en su opinión se debe generar en las instancias, así como "en nosotros mismos".
Por último, el rey ha finalizado su discurso por donde lo ha empezado: recordando el "esfuerzo y sacrificio de los ciudadanos", destacando "el de todos los españoles que dejan ahora nuestro país para conseguir mejores condiciones de vida para ellos y sus familias". "Ningún esfuerzo en la vida es baldío y tampoco lo serán los que se están haciendo ahora", ha apostillado.
Elementos de la puesta en escena
Durante su discurso, el ejemplar de la Constitución con tapas rojas que el rey emplea para su trabajo, destacaba sobre la mesa de maderas finas y bronce dorado, de estilo neoclásico, en la que se podían ver también carpetas con cartas y documentos en estudio, diarios y revistas nacionales e internacionales, resúmenes de prensa y objetos de escritorio.
A su espalda, tras la mesa, el óleo del Museo del Prado en el que Jean Ranc retrató en 1732 al joven infante Felipe de Borbón, futuro duque de Parma y fundador de la dinastía Borbón-Parma, presidía una escena flanqueada a la izquierda por las banderas de España y la UE y a la derecha por un belén de Patrimonio Nacional, en madera policromada —sin mula ni buey— de la colección de las Descalzas Reales.
Junto a la mesa de trabajo, una estantería con libros y objetos de recuerdo —entre ellos varias reproducciones de embarcaciones de vela— permitía apreciar nueve fotografías, la más reciente de ellas —y la central— una "foto de familia" de la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, tomada el 17 de noviembre en el Oratorio San Felipe Neri, con los reyes y los príncipes de Asturias junto a los líderes iberoamericanos.
El resto de fotografías recogen distintos momentos de la Familia Real: en tres de ellas, se distingue al rey con el príncipe en el bautizo de la infanta Leonor, otra muestra a don Felipe y doña Letizia el día del anuncio de su compromiso y las otras cuatro son imágenes individuales de la reina, don Juan, la infanta Elena y la infanta Cristina.
Sobre mesas de apoyo que completan la escena había apilados diversos libros, de distintas materias y contenidos, entre los que destacaba la obra didáctica "Comentarios a la Constitución Española", escrita por los expresidentes del Tribunal Constitucional María Emilia Casas y Miguel Rodríguez-Piñeiro.