sábado, 23 de junio de 2012
Leyenda y tragedia de Alan Turing, el padre homosexual de la informática que descifró a los nazis
Se cumplen 100 años del nacimiento de Alan Turing, padre de la informática y la inteligencia artificial, que encabezó un proyecto británico para 'romper' el código de los mensajes secretos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
Con máscara de gas, los pantalones sujetos por una cuerda o un pijama debajo del abrigo, un desaliñado y balbuceante Alan Turing llegaba cada día en bicicleta a Bletchley Park. Era hombre de pocos amigos, pero a los que tenía tampoco les podía contar lo que pasaba allí dentro. Encabezaba un equipo de mentes privilegiadas como parte del proyecto 'Ultra', una operación secreta del gobierno británico que daría un vuelco a la Segunda Guerra Mundial.
Un solo día después de estallar la guerra, el brillante y excéntrico Turing emprendió la misión imposible: encontrar la forma de descifrar el sistema de encriptación de los nazis, Enigma, considerado impenetrable por la jerarquía alemana. Era una apuesta suicida: las probabilidades eran de 150 millones de millones de millones contra una. O eso era de lo que el enemigo presumía.
Tras varios años de trabajo, Turing y sus colegas lograron 'romper' el código. Se sirvieron de computadoras pioneras, que recibieron apodos como la 'Bomba' o el 'Coloso'. Sus hallazgos salvaron cientos de vidas aliadas en la Batalla del Atlántico y, apuntan los historiadores, adelantaron el fin de la guerra en al menos dos años.
El padre de la informática
Si viajamos cuatro años atrás en el tiempo, a 1935, nos encontraremos al Turing más académico y menos glamouroso, el padre de todos los 'geeks' que cambió la historia para siempre y sin hacer ruido, al sentar la base de la informática y los ordenadores modernos.
Lo que conocemos como 'máquina de Turing' no es otra cosa que un diseño abstracto, utópico, de una computadora con una memoria infinita y un escáner que la recorre de un lado a otro leyendo e introduciendo símbolos. Más tarde se le ocurriría que el aparato podría aprender de la experiencia, un concepto que aún hoy se encuentra en desarrollo, con cada vez más dispositivos y aplicaciones tratando de 'conocer' al usuario y personalizar la experiencia de uso.
Era la primera de tantas aportaciones de Turing al terreno de la inteligencia artificial. Durante la guerra, en Betchley, sacó tiempo para aplicar algún otro concepto de esta materia en rudimentarios programas de ajedrez. Los actuales superordenadores, maestros de la disciplina, le deben mucho a estos primeros jugadores con cables.
Más tarde, en los últimos compases de la primera mitad de siglo, ya pasada la contienda, el entonces Director del Laboratorio de Informática de la Universidad de Manchesterpropuso uno de sus más célebres experimentos, conocido hoy como el 'Test de Turing'.
Existen multitud de variantes de esta prueba, pero en esencia involucra a un juez que trata de distinguir, por medio de preguntas, cuál de los dos sujetos del experimento es un ordenador y cuál es un humano. En teoría, la persona debe comportarse con normalidad y es la máquina quien debe aparentar inteligencia humanoide. Todavía en nuestros días es terreno de ciencia ficción que una máquina llegue a igualar nuestro intelecto.
La tragedia del Turing homosexual
Turing falleció en 1954. Su muerte no conmocionó a la opinión pública. De hecho, pocos se enteraron. Turing no era un icono glamouroso de la industria en los primeros años de la informática, sino más bien un teórico, y de los más modestos pese a su extravagancia. Vincular sus trabajos con aplicaciones prácticas era complicado y mucho de lo que le debemos se ha instalado en la mente colectiva como una creación americana.
Pero hay algo más. Algo turbio. El 7 de febrero de 1952, Alan Turing fue arrestado por mantener un romance con un joven de Manchester. Ser homosexual era un delito en la Gran Bretaña de mediados de siglo y le obligaron a inyectarse hormonas femeninas como método de castración. Era el único modo de eludir la cárcel.
Comienza así su leyenda negra, la tragedia de Turing, que se completa con una muerte de cuento, probablemente calculada al milímetro por el propio científico. Apareció envenenado junto a una manzana mordida... aunque al parecer el mismo bebió el cianuro que llevaba dentro.
Algunos han conspirado con la idea que se lo hicieran beber, que no fuera un suicidio, pero en cualquier caso la presencia de la fruta de Blancanieves en su lecho de muerte debió de ser su mensaje a la posteridad.
Tal vez algún día logremos descifrar el código con que lo dejó encriptado.
El huevo de los pingüinos no era fértil
http://www.20minutos.tv/video/msxEJWY5-el-huevo-de-los-pinguinos-no-era-fertil/0/
Lo cuidaron durante meses, le dieron calor, pero no pudo ser. El huevo que había "adoptado" una pareja de pingüinos del mismo sexto en el Zoo de Madrid, no era fértil. Ellos no son consicentes y siguen incubándolo en su espacio del zoológico. (ATLAS)
Lo cuidaron durante meses, le dieron calor, pero no pudo ser. El huevo que había "adoptado" una pareja de pingüinos del mismo sexto en el Zoo de Madrid, no era fértil. Ellos no son consicentes y siguen incubándolo en su espacio del zoológico. (ATLAS)
¿Qué hacen ahí las estatuas de la Isla de Pascua? Llegaron andando
Las agencias de viajes con intereses en la Isla de Pascua están temblando. Los investigadores Terry Hunt y Carl Lipo han dado al traste con uno de los principales misterios que envuelven a esta misteriosa porción de tierra: cómo llegaron hasta sus respectivos lugares los 'moáis'.
Los innumerables enigmas que rodean a la Isla de Pascua parece tambalearse. En este pequeño pedazo de tierra, perteneciente a Chile desde 1888, en el que se calcula que sus habitantes nunca superaron los cuatro mil, la etnia autóctona rapa nui y su ancestral cultura dieron vida a un sinfín de misterios y enigmas.
Uno de los más atractivos, sino el que más, es el que rodea a las inmensas efigies de piedra esparcidas por todo el territorio isleño: los moáis. Enormes cabezas esculpidas en piedra que se encuentras situadas por multitud de rincones de los escasos 80 kilómetros cuadrados con los que cuenta la isla. Visto así, el misterio puede carece de interés.
No obstante, los descubrimientos realizados por apasionados exploradores lograron demostrar que, más allá de los lugares en los que se hayaban, las efigies se tallaban en las entrallas del volcán Rano Raraku. En su interior descubrieron en torno a 400 estatuas aún sin acabar y, a lo largo de la ruta que conducia al lugar de trabajo, otras decenas de ellas adornaban el camino.
Este ha sido siempre uno de los principales quebraderos de cabeza para los científicos y uno de los principales atractivos turísticos que los turistas aprovechaban como excusa para viajar a la isla. Una curiosidad que parece resuelta. Lejos de poder retornar a los siglos XVII y XVII para comprobar de primera mano los métodos empleados por los originarios rapa nui para mover estas inmensas estatuas, los investigadores Terry Hunt y Carl Lipo han realizadon un trabajo bajo el sello de National Geographic mediante el que explican la forma más sencilla en que pudieron los aborígenes pudieron mover esas inmensas esculturas.
En el especial Mystery of Easter Island que el medio de comunicación científica ha preparado y que se emitirá el próximo 7 de noviembre de 2012, los exploradores ponene en práctica como, con unas simples cuerdas y apenas 30 personas, podian hacer andar a estas inmensas moles para trasladarlas a los diferentes lugares en los a actualmente se encuentran.
El misterio del transporte parece quedar solventado. Pero, ¿a quién representaban estas enormes efigies? ¿A qué responde su disposición a lo largo de la isla? Muchos son los misterios que aún parece aguardar una isla a la que las agencias de viajes aún podrán sacar partido.
Muere el actor Juan Luis Galiardo a los 72 años
Galiardo, que ha fallecido a última hora de la tarde, permaneció trabajando hasta sus últimos días, compaginando el rodaje de la serie "Gran Hotel" con el final de la gira de "El Avaro", su último proyecto teatral.
El actor Juan Luis Galiardo ha fallecido hoy a los 72 años en la Clínica de la Zarzuela de Madrid, tras "una rápida y devastadora" enfermedad, según ha indicado su jefa de prensa, Anabel Mateo.
Galiardo, que ha fallecido a última hora de la tarde, permaneció trabajando hasta sus últimos días, compaginando el rodaje de la serie "Gran Hotel" con el final de la gira de "El Avaro", su último proyecto teatral.
El cuerpo de Galiardo, que se encuentra en el Tanatorio de la M-30 en Madrid, será incinerado por deseo del actor y el sepelio se celebrará en la intimidad. La familia, en un comunicado, ha agradecido las muestras de cariño recibidas en los últimos días y ha rogado a amigos y periodistas que se respete esa petición de intimidad.
Para los que quieran enviar un mensaje de recuerdo, se ha creado en Facebook la páginahttp://www.facebook.com/JuanLuisGaliardo y en las próximas semanas se celebrará un acto de recuerdo para que los que trabajaron con él puedan expresarle su afecto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)