lunes, 30 de mayo de 2011
TEMAS DIVERSOS HOY. VIRTUDES. ÉTICA Y VALORES HUMANOS
VIRTUDES, ÉTICA Y VALORES HUMANOS
Nota: Los siguientes son conceptos totalmente particulares de este sitio.
Definiremos como VIRTUDES a aquellas cualidades de conducta que producen una correcta y sana convivencia de los seres humanos entre sí y con el ambiente, cualidades a las cuales todos debemos aspirar.
El cumplimiento correcto de las virtudes viene a ser lo que llamamos ÉTICA.
Cuando NO se cumple con las virtudes, NO se está actuando ÉTICAMENTE
A continuación señalaremos las que aquí consideramos como las DOS más importantes VIRTUDES, y luego un pequeño desglose de ellas.
LAS DOS MÁS IMPORTANTES Y NECESARIAS VIRTUDES, EN NUESTRO CONCEPTO, SON:
LA MONTAÑA MAS ELEVADA SOBRE EL NIVEL DEL MAR
La montaña más alta del mundo con respecto al nivel medio del mar, y que tiene una altura de 8.848 mts. sobre dicho nivel es el
Monte Everest
Se encuentra situado exactamente en la frontera entre Nepal y el Tíbet, a 27º 59´N, 86º56´E.
Lleva ese nombre en honor al coronel británico George Bestin Everest, del siglo 19, que midió por primera vez la altura del pico, de cuando la India era administrada por los Ingleses.
En el Tibet se le conoce como Qomolangma Feng, o sea Madre del Universo.
Y en Nepal le dan el nombre de Sagarmatha, o sea Frente del Cielo.
Los primeros en llegar a su cima y retornar, fueron el apicultor neozelandésEdmund Hillary y el sherpa nepalés Tenzing Norgay, en 1953.
MODISMOS INTERPRETADOS
Construir castillos en el aire.Se refiere a cuando se piensa en realizar cosas o actos que son realmente imposibles de llevar a cabo. |
Ejemplo: Andrés hacía castillos en el aire pensando que no había necesidad de estudiar con dedicación y prepararse adecuadamente para llegar a ser un ejecutivo de empresas. |
CADA DÍA UN REFRÁN HOY:
Gustar de lo ajeno, más por ajeno que por bueno.
Mucha gente no sabe apreciar lo bueno que ya poseen y continuamente envidian lo ajeno.
Valora siempre tus bienes y cualidades honestamente adquiridas y nunca
envidiarás lo ajeno.
envidiarás lo ajeno.
CADA DÍA UN CUENTO HOY:
20-Hansel y Grethel
Al lado de un bosque muy grande moraban un pobre leñador con sus dos niños y su esposa, quien no era la madre de ellos. El niño se llamaba Hansel (Juancito), y la niña se llamaba Grethel (Margarita). Tenían muy poco para comer, y cuando una gran hambruna cayó sobre esa región, no podían procurarse el pan de cada día. Una noche, cuando él pensaba en ese problema en su cama, y no dormía bien por la ansiedad que eso le producía, suspiró y le dijo a su esposa:
-"¿Qué irá a ser de nosotros? ¿Cómo podremos alimentar a nuestros pobres niños, cuando ni siquiera tenemos para nosotros?"-
-"Te diré una cosa, esposo"- comentó la mujer con torcido pensamiento, -"mañana temprano al amanecer, llevamos a los niños a lo más profundo del bosque, y allí encendemos una fogata para ellos, y les damos un pedacito más de pan, y enseguida nos vamos a trabajar y los dejamos solos. Ellos no encontrarán el camino de regreso a casa, y nos habremos librado de ellos."-
-"No, mujer"- dijo el hombre, -"No voy a hacer eso. ¿Cómo podría ser yo capaz de abandonar a los niños solos en el bosque? Los animales salvajes llegarían pronto y los despedazarían."-
-"Ah, tonto"- dijo ella, -"Entonces todos los cuatro moriríamos de hambre, y deberías desde ya ir preparando nuestros ataúdes."-
Y ella no lo dejó en paz hasta que aceptó.
-"Pero me siento muy afligido por los pobres niños, de igual forma."-
Los dos niños tampoco podían dormir bien debido al hambre, y escucharon lo que su madrastra le decía a su padre. Grethel lloró amargas lágrimas, y le dijo a Hansel:
-"Ya todo se acabó para nosotros."-
-"Ten calma Grethel"- dijo Hansel, -"no te desanimes, que ya pronto encontraré la manera de ayudarnos."-
Y cuando los mayores se habían dormido, él se levantó, se puso su abrigo, abrió la puerta y salió. La luna brillaba fuertemente, y las blancas piedritas que rodeaban la casa resplandecían como verdaderas monedas de plata. Hansel recogió y guardó en el bolso de su abrigo tantas como pudo para llenar el bolso. Entonces regresó y dijo a Grethel:
-"Ya puedes estar tranquila, querida hermanita, y dormir en paz, Dios no nos abandonará."- y se metió de nuevo en su cama.
Cuando ya amanecía, y antes de que saliera el sol, la mujer vino y despertó a los niños diciéndoles:
-"¡Ya, levántense, holgazanes! que vamos al bosque a traer leña"-
Ella le dio un pedazo de pan a cada uno y dijo:
-"Hay algo para sus cenas, pero no se lo coman antes de entonces, porque no hay más."-
Grethel guardó el pan bajo el delantal, ya que Hansel tenía su bolso lleno de piedritas. Entonces todos salieron hacia el bosque. Cuando habían caminado un poco, Hansel se detuvo y volviola vista hacia la casa, y así lo hizo una y otra vez. Su padre le dijo:
-"Hansel, ¿Qué estás viendo tanto que te hace quedarte atrás? Piensa en dónde estás, y no olvides usar tus piernas."-
-"¡Oh, padre!"- dijo Hansel, estoy viendo a mi gatito sentado en el techo, y quiere decirme adiós a mí."-
La esposa dijo:
-"¡No seas tonto!, eso no es tu gatito, es el sol de la mañana que brilla en la chimenea."-
Hansel, sin embargo, no estaba realmente mirando atrás al gato, sino que había estado tirando constantemente una de sus piedritas blancas sobre el camino.
Cuando llegaron al centro del bosque, el padre dijo:
-"Ahora niños, amontonen algo de leña y yo encenderé una pequeña fogata para que no se enfríen."-
Hansel y Grethel recogieron troncos y ramas e hicieron una gran pila. Ésta fue encendida, y cuando las llamas ya habían cogido fuerza, la mujer dijo:
-"Ahora niños, arrecuesténse cerca del fuego y descansen, que nosotros andaremos por el bosque cortando alguna madera. Cuando terminemos, volveremos a recogerlos."-
Hansel y Grethel se sentaron junto al fuego, y cuando llegó el medio día, cada uno comió un pedazo de pan, y como oían el golpear de un hacha, creían que su padre estaba cerca. Pero sin embargo, no era un hacha, era una rama que él había amarrado a un árbol marchito y que el viento mecía hacia atrás y hacia adelante.
Y como habían estado sentados mucho rato, sus ojos se cerraban fatigados, y al fin cayeron dormidos. Cuando despertaron, ya era de noche. Grethel empezó a gritar diciendo:
-"¿Cómo hacemos para salir del bosque ahora?"-
Pero Hansel la confortaba diciéndole:
-"Espera un ratito, hasta que la luna se levante, y entonces pronto encontraremos el camino."-
Y cuando la luna llena se levantó, Hansel tomó a su hermanita de la mano, y siguieron a las piedritas que brillaban como moneditas nuevas de plata, y les mostraban el camino.
Ellos caminaron toda la noche, y al inicio del día llegaron una vez más a la casa de su padre. Tocaron a la puerta, y cuando la mujer abrió y vio que eran Hansel y Grethel, dijo:
-"Ustedes, niños desobedientes, ¿por qué se durmieron tanto en el bosque? ¡Pensamos que nunca regresarían!"-
El padre, sin embargo, se alegró, pues le había herido el corazón el haberlos dejado solos.
No mucho tiempo después, volvió a haber escasez por todas partes, y los niños oyeron a la mujer diciéndole en la noche a su padre:
-"Ya nos hemos comido todo, sólo nos queda medio bollo de pan, y después de eso vendrá el final. Hay que deshacerse de los niños, llevémoslos más adentro del bosque, de modo que no puedan encontrar el camino de nuevo, es que no hay otra manera de que podamos salvarnos."-
El corazón del hombre se entristeció, y pensó, diciéndose a sí mismo:
-"Sería mejor para ti compartir el último bocado con tus niños."
La mujer, sin embargo, no aceptaba nada de lo que él dijera, sino que lo reprobaba y regañaba. Si él decía A, debía ser B, y así con todo, hasta que así como cedió la primera vez, lo hizo por segunda vez.
Los niños, que no se habían dormido escucharon la conversación. Cuando los grandes se durmieron, Hansel de nuevo se levantó, y quiso ir afuera a recoger piedritas blancas como lo había hecho antes, pero la mujer había cerrado la puerta con llave, y Hansel no pudo salir. Aún así, él confortaba a su hermanita, y le decía:
-"No llores, Grethel, ve a dormir tranquila. El buen Dios nos ayudará."-
Temprano al amanecer llegó la mujer, y sacó a los niños de sus camas. Les dio un pedacito de pan a cada uno, pero mucho más pequeño que antes. En el camino hacia el bosque, Hansel desmenuzaba el suyo en su bolsillo, y a menudo se detenía para tirar una borona en el suelo.
-"Hansel, ¿por qué te detienes y te quedas viendo alrededor? preguntó el padre, -"¡sigue adelante!"-
-"Estoy viendo hacia atrás a mi pequeña palomita que está sentada en el techo, y quiere decirme adiós."- Contestó Hansel.
-"¡Ignorante!"- dijo la mujer, -"eso no es tu palomita, eso es el sol matinal que brilla en la chimenea."-
Hansel, sin embargo, borona tras borona, las tiró todas en el camino.
La mujer condujo a los niños bien profundo en el bosque, donde nunca en sus vidas habían estado antes. Entonces una gran fogata fue encendida otra vez, y ella dijo:
-"Ahora siéntense ahí, niños, y cuando estén cansados pueden dormir un ratito. Nosotros iremos a cortar leña más adentro, y al atardecer, cuando hayamos terminado, vendremos por ustedes.
Al llegar el mediodía, Grethel compartió su pedacito de pan con Hansel, que había gastado el suyo en el camino. Entonces se durmieron y llegó el atardecer, pero nadie vino por los pobres niños. Y no se despertaron sino hasta llegada la noche, y Hansel confortaba a su hermanita diciéndole:
-"Sólo espera, Grethel, a que la luna salga, y veremos las boronas de pan que yo tiré, y ellas nos mostrarán el camino de regreso."-
Cuando la luna salió, ellos se pusieron en camino, pero no encontraron boronas, ya que los cientos de pájaros que habitan en el bosque se las habían comido. Hansel le dijo a Grethel:
-"Pronto encontraremos el camino."- Pero no lo encontraron.
Caminaron toda el resto de la noche y todo el día siguiente desde la mañana hasta el anochecer, sin que lograran salir del bosque, y ya sentían hambre, pero no tenían nada para comer, excepto unas moras, de las que crecían por allí. Y estaban tan cansados que sentían que sus pies ya no podrían llevarlos más lejos, y se sentaron debajo de un árbol y se durmieron.
Ya habían pasado tres días desde que salieron de casa. Comenzaron a caminar de nuevo, pero cada vez se internaban más en el bosque, y si no llegaba pronto ayuda, morirían de hambre y debilidad. Cuando fue el mediodía, vieron un bello pájaro tan blanco como la nieve posado en una rama, que cantaba tan dulcemente que se quedaron quietos escuchándolo. Y cuando hubo terminado de cantar, levantó sus alas y voló alejándose de ellos, y lo siguieron hasta que llegaron a una pequeña casita, en cuyo techo el pájaro se posó. Y cuando estuvieron más cerca de la casita vieron que estaba hecha de pan y cubierta con pasteles, y las ventanas eran de transparente azúcar.
-"¡Empecemos a trabajar en ella!"- dijo Hansel, -"¡y tendremos una buena comida! Yo comeré un pedazo de techo, y tú Grethel, puedes comer de la ventana, sabrá dulce."-
Hansel se estiró un poco hacia arriba, y quebró un pedacito de techo para probar cómo sabía, y Grethel se inclinó hacia la ventana y mordisqueó los cristales. Entonces una voz suave gritó desde el cuarto:-"Mordisco, mordisco, que roe,
¿Quién está mordiendo mi casita?"-
¿Quién está mordiendo mi casita?"-
Los niños contestaron:
-"El viento, el viento,
el viento que viene del cielo."-
el viento que viene del cielo."-
Y siguieron comiendo sin más preocupación. Hansel, quien pensó que el techo estaba muy sabroso, desprendió una gran trozo de él, y Grethel arrancó un cristal entero de la ventana, y se sentaron a disfrutar plenamente de todo aquello. De pronto la puerta se abrió, y una muy, pero muy viejita mujer, que se sostenía en muletas, salió caminando lentamente. Hansel y Grethel quedaron tan terriblemente asustados que dejaron caer lo que tenían en las manos. La vieja mujer, sin embargo, movió su cabeza y dijo:
-"¡Oh!, queridos niños, ¿Quién los ha traído aquí?. Pasen adentro y quédense conmigo. Ningún daño les ocurrirá."-
Ella tomó a ambos por las manos, y los introdujo dentro de la casita. Entonces buena comida fue puesta frente a ellos, leche y panqueques, con azúcar, manzanas y nueces. Y además dos preciosas camas estaban cubiertas con un límpido lino blanco. Hansel y Grethel se arrecostaron en ellas y se sentían como si estuvieran en el cielo.
La vieja mujer solamente simulaba ser amable. En realidad era una malvada bruja, que esperando que llegara algún niño algún día, había construido la casita de pan y dulces solamente con el objetivo de tentarlos a quedarse allí. Cuando un niño caía en su poder, ella lo mataba, lo cocinaba y se lo comía, y eso era una fiesta para ella.
Las brujas tienen los ojos rojos, y no pueden mirar muy lejos, pero tienen un olfato muy afinado, como las bestias, y están muy alertas cuando un niño ronda cerca.
Cuando Hansel y Grethel llegaron a su vecindad, ella se rió maliciosamente, y dijo burlonamente:
-"¡Ya los tengo, y no se me van a escapar!"-
Temprano en la mañana, antes de que se despertaran los niños, ya ella estaba levantada, y cuando los vio a ambos durmiendo y con tan linda apariencia, con sus rosadas mejillas, ella comentó para sí misma:
-"¡Esto será un bocado muy delicado!"-
Entonces con su encogida mano agarró a Hansel , lo llevó a un pequeño establo, y lo encerró con una puerta enrejada. Él podía gritar lo que quisiera, que de nada le serviría. Y llegó luego donde Grethel, la movió hasta despertarla, y gritó:
-"¡Levántate, perezosa, trae algo de agua, y cocina algo bueno para tu hermano, que está afuera en el establo, y hay que engordarlo! Cuando ya esté gordito, me lo comeré."-
Grethel empezó a llorar amargamente, pero fue en vano. Ella fue obligada a hacer lo que la malvada bruja le había ordenado.
Y ahora las mejores comidas eran cocinadas para el pobre Hansel, pero para Grethel solamente había cáscaras de cangrejo. Todas las mañanas, la vieja mujer iba al establo y gritaba:
-"¡Hansel, saca tu dedo por la reja para saber si ya pronto estarás gordo!"-
Pero Hansel le sacaba un pequeño hueso, y la vieja mujer, con su poca vista no lo distinguía bien, y creía que era el dedo de Hansel, y estaba intrigada de que no hubiera manera de engordarlo. Cuando pasaron cuatro semanas, y sentía aún delgado a Hansel, ella se llenó de impaciencia y no esperó más.
-"¡Hola Grethel!"- le gritó a la niña, -"muévete y tráeme algo de agua. No importa que Hansel esté gordo o flaco, mañana lo mataré y lo cocinaré."-
¡Ay, cómo la pobre hermanita se lamentaba cuando tenía que traer el agua, y cómo corrían las lágrimas por sus mejillas!
-¡"Querido Dios, por favor ayúdanos!"- gritaba. -"¡Si las bestias salvajes del bosque nos hubieran devorado, al menos hubiéramos muerto juntos!"-
-"Ya deja de hacer ruido"- dijo la vieja mujer, -"todo eso no te ayudará en nada."-
Temprano en la mañana, Grethel tenía que ir afuera y colgar la caldera con el agua, y encender el fuego.
-"Primero hornearemos." dijo la vieja, -"Ya tengo calentado el horno, y preparada la masa."-
Ella se llevó a la pobre Grethel al horno, donde ya había vigorosas llamas. Y cuando Grethel estuvo junto a la puerta del horno, la bruja pensó que en cuanto Grethel entrara le cerraría la puerta, dejando que la niña se horneara, y así comer a dos de una sola vez.
-"Entra"- le dijo la bruja, -"y mira si está adecuadamente caliente, de modo que podamos meter ya el pan."-
Pero Grethel previó las intenciones que aquella mujer tenía en mente, y dijo:
-"Pero no sé cómo tengo que hacer eso, ¿cómo se entra ahí?"-
-"¡Cabeza de chorlito!"- dijo la vieja mujer, -"La puerta es suficientemente grande, solo mírame cómo yo misma puedo entrar."-
Y se movió hacia la puerta metiendo su cabeza dentro del horno. Entonces Grethel le dió un fuerte empujón que la hizo caer adentro del horno, y le cerró la puerta, y le puso tranca. ¡Uy! entonces la bruja empezó a chillar horriblemente, pero Grethel corrió alejándose y la diabólica bruja murió horriblemente carbonizada por causa de su propia maldad.
Grethel salió como un rayo hacia donde Hansel, abrió la puerta del establo y gritaba:
-"¡Hansel, nos salvamos! ¡La vieja bruja ya no está!"-
Entonces Hansel voló como un pájaro cuando la celda se abrió. ¡Cómo se regocijaron y se abrazaron uno al otro, y bailaron felizmente! Y como ya no tenían por qué tener miedo de la bruja, fueron a la casa donde ella vivía, y en cada cuarto que estuvieron encontraron cestas llenas de joyas y perlas.
-"Todo esto es mucho mejor que las piedritas."- dijo Hansel, y llenó sus bolsillos con toda la cantidad que pudo, y Grethel decía:
-"Yo también llevaré todo lo que pueda conmigo a casa."- y llenó su delantal al máximo.
-"Pero ahora que comienza el día, debemos marcharnos"- dijo Hansel, -" para que podamos salir del bosque de la bruja."-
Caminaron como dos horas y llegaron a un gran río.
-"No podemos atravesarlo"- dijo Hansel, -"No veo huellas humanas, ni un puente."-
-"Ni tampoco botes que lo atraviesen"- contestó Grethel, -"pero hay un pato blanco nadando allí, si le preguntáramos, tal vez podría ayudarnos."-
Entonces ella gritó:
-"Patito, patito, estamos a tu vista,
Hansel y Grethel esperan por ti.
No hay tablón ni puente por aquí,
pásanos en tu espalda blanquita."-
Hansel y Grethel esperan por ti.
No hay tablón ni puente por aquí,
pásanos en tu espalda blanquita."-
El pato se les acercó, y Hansel se sentó en su espalda, y le dijo a Grethel que se sentaran juntos.
-"No"- replicó Grethel, -"eso sería mucha carga para el patito, él nos pasará, uno después del otro."-
El patito así lo hizo, y una vez pasados exitosamente al otro lado, caminaron por un corto tiempo y la foresta se les hacía cada vez más familiar, y por fin divisaron a lo lejos la casa de su padre. Entonces corrieron, entraron a la sala, y se tiraron en los brazos de su padre.
El hombre no había tenido un segundo de tranquilidad desde que dejaron a los niños en el bosque. Mientras tanto, su mujer había fallecido. Grethel vació su delantal, de donde salieron perlas y piedras preciosas que corrieron por el piso, y Hansel vació también uno a uno sus bolsillos para que las joyas suyas se juntaran con las de Grethel.
Entonces toda ansiedad se terminó, y vivieron juntos en perfecta armonía y felicidad.
Mi cuento se acabó, por allá va un ratón, y con su cuero, hazte un buen sombrero.
Enseñanza:Siempre debe estarse atento para no desaprovechar las buenas oportunidades cuando ellas se presentan.
CADA DIA UNA FABULA HOY:
20 - La zorra que nunca había visto un león
Había una zorra que nunca había visto un león.
La puso el destino un día delante de la real fiera. Y como era la primera vez que le veía, sintió un miedo espantoso y se alejó tan rápído como pudo.Al encontrar al león por segunda vez, aún sintió miedo, pero menos que antes, y lo observó con calma por un rato.
En fin, al verlo por tercera vez, se envalentonó lo suficiente hasta llegar a acercarse a él para entablar conversación.
En la medida que vayas conociendo algo, así le irás perdiendo el temor. Pero mantén siempre la distancia y prudencia adecuada.
LA PARÁBOLA:
EL CODICIOSO | |
.Las tierras de un hombre rico dieron abundante cosecha. Y él estuvo echando cálculos: " ¿ Que haré ? No tengo dónde almacenar tanto. " Y entonces se dijo: -- Voy a hacer lo siguiente: derribaré mis viejos graneros, construiré otros más grandes y almacenaré allí el grano y las demás provisiones. Luego podré decirme: " Amigo, tienes muchos muchos bienes almacenados para muchos años: túmbate, come, bebe y date la buena vida ". Pero Dios le dijo: -- Insensato, esta noche te van a reclamar la vida. Y lo que te has preparado, ¿ para quien será ?. | |
Comentarios:1- Tomemos los beneficios que obtenemos en la vida para seguir mejorándola, nunca para motivarnos al ocio. 2- Estemos siempre concientes de que nuestro paso en la vida, es nada más de visita, no de acaparamientos, pues nada podremos llevarnos al irnos. Por eso, lo que aquí encontremos, procuremos dejarlo mejor, para que nuestra visita haya sido provechosa. . |
HOROSCOPO DE HOY:
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SANTORAL
30 DE MAYO
SAN FERNANDO
Los designios de Dios resultan con frecuencia incomprensibles para los hombres. El Santo cuya fiesta celebramos hoy es el fruto de un matrimonio real incestuoso, anulado por el propio pontífice Inocencio llI, el de Alfonso IX de León y su sobrina Berenguela, pero luego el niño fue legitimado por el mismo Papa Inocencio III.
Vio la luz Fernando en los últimos años del siglo XII y llegaría a ser la máxima figura de la España de su tiempo, alcanzó la santidad santificando su propia función de rey.
Le acompañará siempre la fortuna. Una teja que hiere a su tío, Enrique I, mientras jugaba, le hace rey de Castilla. Le pertenecía a su madre, pero ésta con clarividencia pasa la corona a su hijo.
Poco después, en las Huelgas de Burgos, el obispo Don Mauricio le ciñe la espada de Fernán González y le arma caballero. Caballero de Cristo, según sus deseos.
Tuvo dificultades con su padre, pero al morir éste, Don Fernando heredó también el reino de León. Todos le aman y bendicen. Tenía obsesión por la justicia, pero estaba moderada por la piedad. Le gustaba la vida cortesana y participar en torneos, pero también sabía cantar bellas trovas en loor de Santa María y en su honor rezaba el oficio parvo mariano.
Pero su idea fija era la total reconquista de España, el retorno de Andalucía a la civilización cristiana. Conquista Baeza, Córdoba, Jaén, Murcia, Sevilla... Mientras las naves de Ramón Bonifaz entraban por el Guadalquivir, tuvo lugar la entrada triunfal en Sevilla, y cerrando la marcha, la Virgen de los Reyes, sobre un carro ricamente adornado.
No descuida San Fernando otras obligaciones. Creó la Universidad de Salamanca, mandó traducir el Fuero Juzgo, promovió la construcción de nuestras catedrales góticas, protegió a los artistas. Tenía buenos consejeros, como el arzobispo Don Rodrigo Jiménez de Rada. En todo veía la mano protectora de Dios.
Recibía con singular agrado a los pobres, los sentaba a su mesa, les servía y les lavaba los pies. "Más temo, solía decir, la maldición de una pobre vieja que todos los ejércitos juntos de los moros".
Aún preparó una poderosa flota para extender la cristiandad por el suelo africano. Pero le sorprendió la muerte.
No fue un monje revestido de monarca, sino un hombre de corte, cazador, jinete diestro y hábil en los juegos de salón, amigo de las bellas artes, buen guerrero — con la fortuna sonriéndole en las batallas, experto en las relaciones políticas y en la administración de la justicia...—. Pero, ante todo, se declaraba a si mismo como «caballero de Cristo, siervo de María y alférez de Santiago (Fuero de Castilla), cosa que los papas reconocerían al calificarle como «atleta de Cristo» y «campeón invicto de Jesucristo» (Gregorio IX e Inocencio IV). Austero, dentro de su elegancia natural, y penitente - poniendo especialmente esta penitencia en consagración plena al servicio de su pueblo, sin reservarse nada sí mismo -, «no conoció el vicio ni el ocio», como dice de él su propio hijo Alfonso X el Sabio. Para encontrar fuerza para a esa constante superación, sabía robar tiempo a sus noches para consagrarlas al trato con Dios en la oración, en la adoración de la Eucaristía y en el cariñoso trato con su Madre, cuya imagen de «la Virgen de las Batallas» - que hoy se guarda Sevilla - le acompañaba siempre asida al arzón de su cabalgadura y a la que cedió el honor de entrar en su lugar al frente del ejército victorioso en Sevilla.Su hijo Alfonso X el Sabio, en su Historia General de España, narra con detalles tan conmovedores el fervor con que su padre recibió el Viático hiriéndose el pecho, besando la cruz y echándose una soga al cuello, y los últimos consejos que le dio. Luego pidió la candela "que todo cristiano debe tener en mano al su finamiento", adoró el cirio, símbolo del Espíritu Santo, y mientras los clérigos cantaban el Tedeum, "muy simplemente dio el espíritu a Dios".
Era el 30 de mayo de 1252. Sus restos, con elogioso epitafio, se veneran en la catedral de Sevilla.
Vio la luz Fernando en los últimos años del siglo XII y llegaría a ser la máxima figura de la España de su tiempo, alcanzó la santidad santificando su propia función de rey.
Le acompañará siempre la fortuna. Una teja que hiere a su tío, Enrique I, mientras jugaba, le hace rey de Castilla. Le pertenecía a su madre, pero ésta con clarividencia pasa la corona a su hijo.
Poco después, en las Huelgas de Burgos, el obispo Don Mauricio le ciñe la espada de Fernán González y le arma caballero. Caballero de Cristo, según sus deseos.
Tuvo dificultades con su padre, pero al morir éste, Don Fernando heredó también el reino de León. Todos le aman y bendicen. Tenía obsesión por la justicia, pero estaba moderada por la piedad. Le gustaba la vida cortesana y participar en torneos, pero también sabía cantar bellas trovas en loor de Santa María y en su honor rezaba el oficio parvo mariano.
Pero su idea fija era la total reconquista de España, el retorno de Andalucía a la civilización cristiana. Conquista Baeza, Córdoba, Jaén, Murcia, Sevilla... Mientras las naves de Ramón Bonifaz entraban por el Guadalquivir, tuvo lugar la entrada triunfal en Sevilla, y cerrando la marcha, la Virgen de los Reyes, sobre un carro ricamente adornado.
No descuida San Fernando otras obligaciones. Creó la Universidad de Salamanca, mandó traducir el Fuero Juzgo, promovió la construcción de nuestras catedrales góticas, protegió a los artistas. Tenía buenos consejeros, como el arzobispo Don Rodrigo Jiménez de Rada. En todo veía la mano protectora de Dios.
Recibía con singular agrado a los pobres, los sentaba a su mesa, les servía y les lavaba los pies. "Más temo, solía decir, la maldición de una pobre vieja que todos los ejércitos juntos de los moros".
Aún preparó una poderosa flota para extender la cristiandad por el suelo africano. Pero le sorprendió la muerte.
No fue un monje revestido de monarca, sino un hombre de corte, cazador, jinete diestro y hábil en los juegos de salón, amigo de las bellas artes, buen guerrero — con la fortuna sonriéndole en las batallas, experto en las relaciones políticas y en la administración de la justicia...—. Pero, ante todo, se declaraba a si mismo como «caballero de Cristo, siervo de María y alférez de Santiago (Fuero de Castilla), cosa que los papas reconocerían al calificarle como «atleta de Cristo» y «campeón invicto de Jesucristo» (Gregorio IX e Inocencio IV). Austero, dentro de su elegancia natural, y penitente - poniendo especialmente esta penitencia en consagración plena al servicio de su pueblo, sin reservarse nada sí mismo -, «no conoció el vicio ni el ocio», como dice de él su propio hijo Alfonso X el Sabio. Para encontrar fuerza para a esa constante superación, sabía robar tiempo a sus noches para consagrarlas al trato con Dios en la oración, en la adoración de la Eucaristía y en el cariñoso trato con su Madre, cuya imagen de «la Virgen de las Batallas» - que hoy se guarda Sevilla - le acompañaba siempre asida al arzón de su cabalgadura y a la que cedió el honor de entrar en su lugar al frente del ejército victorioso en Sevilla.Su hijo Alfonso X el Sabio, en su Historia General de España, narra con detalles tan conmovedores el fervor con que su padre recibió el Viático hiriéndose el pecho, besando la cruz y echándose una soga al cuello, y los últimos consejos que le dio. Luego pidió la candela "que todo cristiano debe tener en mano al su finamiento", adoró el cirio, símbolo del Espíritu Santo, y mientras los clérigos cantaban el Tedeum, "muy simplemente dio el espíritu a Dios".
Era el 30 de mayo de 1252. Sus restos, con elogioso epitafio, se veneran en la catedral de Sevilla.
A la edad de catorce años, Santa Juana de Arco comenzó a escuchar voces y a tener visiones del Arcángel San Miguel, Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita de Antioquía. A los dieciséis, fue convencida de que debía rescatar de los ingleses la ciudad de Orleans y restablecer el delfinato. Sorprendentemente, se las arregló para hacer justamente eso.
Finalmente fue capturada, vendida a los británicos y quemada en la hoguera por bruja y hereje.
La mayoría de nosotros probablemente empezaría a buscar ayuda profesional si empezásemos a escuchar voces que nos animaran a iniciar una guerra. (Confiamos, cuando menos, en que tendríamos el buen sentido de buscar ayuda.) Sin embargo, a veces nuestra voz interior (el pequeño y tranquilo sonido de nuestro corazón) nos dice que corrijamos un mal, incluso si significa combatir contra fuerzas poderosas.
Dado que a menudo las advertencias son tan delicadas y discretas, pueden ser fáciles de ignorar. Incluso Juana trató de ignorar sus voces, quejándose de que le sería imposible dirigir un ejército pues no podía ni cabalgar ni combatir. Aunque no le faltaba razón, las voces le dijeron que Dios la dirigiría a ella y a su ejército.
Cuando empezamos a protestar de que posiblemente no podamos combatir los ejércitos de la burocracia y la opresión, nuestra voz interior nos dice lo mismo. Se nos recuerda que cuando nuestra causa es justa, no tendremos que luchar solos porque Dios estará con nosotros. Ese conocimiento debería damos, como a Juana, el valor de enarbolar nuestra bandera y ponemos en marcha con confianza.
Otros Santos: Basilio y Emelia, esposos; Félix I, papa; Beato Santiago Salomoni, presbítero; Beato Santiago Felipe Bertoni, presbítero; Beata Bautista Varano, virgen.
LA NOTICIA HACE 100 AÑOS
Edición del martes, 30 mayo 1911,
.
D e s c a r r i l a m i e n to
En Sanlúcar de Barrameda ha descarrilado un tren á causa de un desprendimiento
de tierras debido á las grandes lluvias de estos días.
La máquina y cuatro vagones quedaron
fuera de la .'í«..
Nc ocurrieron
Ce aviación
El aviador Vedrines ha salido pa ra Pa r ís
en el sudexpreso de esta noche.
—El Real Aéreo Club ha recibido un telefonema do Vitoria en al que anuncia el aviador Gibert, que esta madrugada no ha podido
salir pa ra Madrid, por no haber cesado la lluvia.
Ha pedido al capitán Kindelán, vicepresidente del Real Aéreo Club, condiciones para
volar tres días en Jetafe, y anuncia que vendrá á Madrid pos* la vía aérea.
—El duque de Santo Mauro ha sentado á
sil mesa al aviador Vedrines y á las personalidades que han tomado parte en el «raid»
París-Madrid. .
—El champaña de honor con que ei Ayuntamiento proyectaba obsequiar ai aviador Vedrines, ha tenido qu© suspenderse por la marcha de éste,
£1 g e n e r al W e y l er
El capitán general de Cataluña estuvo hoy
en Palacio cumplimentando á los reyes.
A la sal
1
da fuó interrogado sobr« la iriporttiTicia política que &e atribuía á su viaje á
Madrid y su visita á Palacio.
No tiene ninguna—contestó el general Weyler— pu3s he venido llamado poi el % .-bienio
pa ra vo ar el proyecto de consumos.
Hicieron, observar los periodistas al marqués de Tenerife, que el presidente del Consejo había manifestado que no t.visaría n ningún senairvr sino el día en qu,- hubiera de verificársa la votacióa.
F' general Weyler replicó:
—-B.
:
en; el señor C a ía ejus habrá di^ho f-.<-
to, pero yo he sido ¡lamido por el gobierno,
y estaxé aqi.í esta sema.ia, porque luego ho
de reg". wat" á Barcelona con
f
ibjet> de asistir
á la carrer* de automóviles.
C o m e n t a r i os
Comen t a r do los conaersr «.i, • -es el discurso del señor Canalejas en el Sena:l-o. decían
que hacia tietrpo no se había pronunciado un
discurso de tanta tra".^eri:lt
j
ii(!ía c u ín «i del
presidente oe Congojo en la tnnle de hoy.
Ni el scfioi Cánovas áü Cast-Ml >, ni ei se-
ñor Maura, ni nadie, habían tratado las cuestiones en términos semejantes, tan ofensivos
para la dignidad de los que le escuchaban, y
mucho menos en una Cámara ctímo jl Penado, en que tienen asiento las piníferas categorías del país, y se hallan representadas las
más altas clases socia
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