En la entrada anterior, dedicada a Niculoso Pisano, analizamos como este italiano, asentado en Sevilla fue el artífice del retablo cerámico que luce el Monasterio de Tentudía. Sin embargo, no es el único guiri que aparece al pasar revista a los actores intervinentes para que Tentudía sea al día de hoy un lugar de peregrinación religiosa, a la vez que un hito histórico importante dentro de las idas y venidas que trajo la Reconquista, además de un enclave único de naturaleza y arte.
La figura de Pelay Pérez Correa es suficientemente conocida en la historiografía.
Nacido en 1205, en Monte de Fralaes,concejo de Barcelos (Portugal) y fallecido en el año 1275en Uclés (Provincia de Cuenca)
Su perfil corresponde al de las órdenes, cuyos miembros eran mitad monjes, mitad soldados. Existe una monografía realmente espléndida publicada por la Diputación Provincial de Badajoz sobre su figura: “Pelay Pérez Correa. Historia y leyenda de un maestre santiaguista” de Manuel López Fernández.
Para conocer más del personaje y sus gestas recurriremos hoy más abreviadamente a lo que nos indica Miguel Ángel Ladero Quesada en la revista “En la España Medieval”:
El reino musulmán de Granada desarrolló su existencia política independiente desde 1246 hasta 1492. En la primera de ambas fechas se estableció el tratado de Jaén entre Femando III y Muhammad I, que reconocía la existencia del emirato aunque sujeto a vasallaje respecto a Castilla. En la seguda, capituló la ciudad de Granada ante los Reyes Católicos y concluyó la conquista del reino. Entre tanto, dos siglos y medio de guerras y treguas, de relaciones mercantiles y diplomáticas con Castilla, sobre todo, pero también con la Corona de Aragón, con Génova y, desde luego, con el N. de Africa. Es cierto que Portugal era un reino relativamente lejano y que Granada era o bien vasallo o bien potencial conquista de Castilla, pero contrasta la intensidad y frecuencia de sus relaciones con la Corona de Aragón con la escasez de datos sobre la presencia o intereses lusitanos en el reino musulmán o en sus fronteras. Hay algunos, sin embargo, muy heterogéneos y relativamente inconexos aunque suficientes, para intentar una explicación de conjunto, al hilo de las épocas de la misma historia granadina.
La primera presencia de origen portugués en relación con Granada se remonta al acto mismo de constitución del emirato, pues, en aquel momento, entre los dirigentes políticos y militares que acompañaban a Fernando III se encontraba el maestre de Santiago Pelay Pérez Correa, que había participado en el cerco de Jaén, cuya entrega por Muhammad I fue la condición previa para aceptar el reconocimiento del nuevo emirato. Sabemos que, después del cerco de Jaén, el maestre aconsejó al rey proceder al ataque directo contra Sevilla; sería muy extraño que no hubiera dado también consejo a Femando III en relación con la cuestión de Granada. Pero también es cierto que Pelay Pérez Correa había abandonado sus actividades portuguesas desde que fue elegido maestre de Santiago, en 1.242, y, en especial, después de la posible ayuda que prestó a Alfonso IV para sustituir en el trono a su hermano Sancho II; sus actividades y su personalidad política se expresaron en un escenario hispánico general, ya que también ayudó a Jaime I de Aragón en su proyectada expedición a Tierra Santa en 1269.
Pero el maestre de Santiago actuó sobre todo en las zonas de guerra y frontera, esto es, en Murcia cuya primera conquista protagonizó junto con el infante heredero Alfonso en 1243 y Andalucía. Su papel en la conquista de Carmona, Alcalá de Guadaira y Sevilla, donde tuvo a su cargo el cerco del arrabal de Triana, es bien conocido (1247-1248), así como la aportación de dinero y el apoyo militar que los santiaguistas hicieron para sofocar la revuel- ta mudéjar andaluza y murciana de Jos años 1264 a 1266: el maestre estuvo en Orihuela y acompañó a Jaime I cuando éste recuperó el reino de Murcia para su yerno Alfonso X de Castilla, mientras otros caballeros de la Orden de Santiago resistían en Lorca y en Huércal, donde tuvo el mando Martim Anes do Vinhal. Pelay Pérez Correa murió en febrero de 1275, el mismo año en que los meriníes desembarcaron en la península y comenzaron sus ataques contra Andalucía, y elmismo año también en que murió el infante heredero del trono, Femando, cuando acudía a hacerlos frente . Pelay Pérez Correa alcanzó una fama como caballero de pro casi comparable a la que rodeaba al conde de Castilla Fernán González y al Cid Rodrigo Díaz; junto con ellos aparece mencionado en textos bajornedievales, como modelo de proeza y caballería cristiana, e incluso, para afianzar mejor esta imagen, se tejió la leyenda de un milagro en el que el maestre habría conseguido con sus rezos a Dios y a Santa María que se detuviera el sol unas horas para tener el tiempo de ganar la batalla trabada con los musulmanes en la actual zona de Llerena, donde el santuario de Santa María de Tudía o ’detén tu día’ conmemora el prodigio que hizo del maestre un nuevo Josué.
Con Pelay Pérez Correa concluía la época de la reconquista, en cuyas empresas andaluzas habían participado a título individual caballeros portugueses una vez terminada la conquista en su propio reino. Lo hicieron, como escribe el conde de Barcelos en elLivro de Linhagens, porque os fidalgos portugueses hiaá a Castella muitas vezes por se provarem pellos corpos quando em Portugal mister delles náo aviáo. Es decir, como paladines de la guerra contra el Islam para los que Sevilla venía a ser una «nueva Toledo, otra vanguardia de una frontera más meridional»
No hay comentarios:
Publicar un comentario