Estupor, incredulidad, tuits vehementes predispuestos a creerse una más, y las que van, una teoría de la conspiración sobre el 23-F que implicaba a las altas esferas del Estado... A partir de las 21:30 horas a los tuiteros les quemaban los dedos tecleando en sus «smartphones» y tablets sobre el «Especial 23-F ''Operación Palace''» que emitía laSexta, del que tanto había hablado sin decir nada Jordi Évole. Según los datos que difundía Tuitele al inicio del programa, el «share social» era del 47,72 por ciento con 24.516 espectadores. #OperacionPalace era «trending topic», tanto nacional como mundial, gracias a los más de 256.000 menciones recibidas en ese hashtag. Logró picos del 73.22% de «share social», lo que corresponde a 130.000 comentarios y 112.000 espectadores sociales... y subiendo. Algunos, muchos, se estaban «retratando» oyendo justamente lo que querían oir. Incluso había quien se ponía estupendo citando para avalar lo que se estaba diciendo en el falso documental «Anatomía de un instante», el libro sobre el golpe de Estado firmado por Javier Cercas. Una de las más entusiastas ante lo que estaba viendo era Beatriz Talegón, la Secretaria General de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas. «Chan Chan Chan: ahora viene lo bueno! os lo dije! Leerlos Soberanos e Intervenidos de Joan G. Garcés! (Lo de Garci no lo cuenta...)», «todo el mundo estaba pringado! Estamos de risa nerviosa viendo #OperacionPalace», escribía. Una hora después tuiteaba: «Reconozco mi error. Me la han colado. Aún creía en algunos profesionales. Lo lamento».
Mientras, Jordi Évole salía en pantalla diciendo lo que sólo algunos intuían: que estaban viendo un falso documental. En la página web de la cadena de Atresmedia, abundaba en sus argumentos del por qué de este especial 23-F: «En este momento habrá espectadores que estarán contentos con lo que han visto porque se lo han pasado bien y otros que se sientan engañados y me querrán matar. A los primeros les quiero decir gracias por jugar con nosotros y a los segundos que la próxima vez lo intentaremos hacer mejor». El ardid se había consumado con la complicidad de una nómina de políticos, cineastas y periodistas que intervinieron en el programa. Entre ellos, el académico de la Real Academía Española, y, en 1981, presidente de la Agencia EFE, Luis María Anson; Iñaki Gabilondo, director de los informativos de TVE en aquella fecha; Fernando Ónega, que le escribía los discursos a Adolfo Suárez y políticos como Joaquín Leguina, catedráticos de historia, agentes de la CIA... Todos iban desgranando como el 23-F se coció a fuego lento el 2 de enero de 1981 en una habitación del hotel Palace. En la reunión, convocada por el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, estaban todos los líderes del resto de los partidos políticos, Sabino Fernández Campos, el jefe de la Casa del Rey y miembros del CESID. La situación política era tan crítica que había que escenificar un golpe de Estado para neutralizar los que se estaba pergeñando en algunos cuarteles.
La maquinaría se ponía en marcha. El 23-F tendría que haber pleno en el Congreso de los Diputados, uno vital del que estuviera pendiente toda la opinión pública: y qué mejor que la votación de un nuevo presidente del Gobierno tras la dimisión de Suárez. El resto había que guionizarlo y rodarlo y para ello se eligió a José Luis Garci... Ni siquiera en esos momentos la mayoría de los tuiteros se sorprendieron por el director de cine de consenso elegido. El documental seguía su desarrollo al tiempo que los comentarios se sucedían en internet. Ya algunos empezaban a escribir el nombre de dos maestros del cine: Orson Welles y Stanley Kubrick. Y citaban dos de sus atrevimientos creativos por los que ganaron el olimpo del séptimo arte: «La guerra de los mundos» y «Operación luna».
Efecto dominó
Ésas fueron las fuentes audiovisuales en las que se inspiraron Évole y su equipo –en un programa que evitaron, porque no tenía nada que ver ni en su factura técnica ni en su contenido con «Salvados», entre otras cosas porque el periodista y guionista no salía en pantalla– para montar «Especial 23-F ''Operación Palace''.
El efecto dominó seguía. A las 00:33 horas, seis de los diez «trending topic» nacionales eran los «hashtag» #OperacionPalace, #23F, #Évole, #OrsonWelles, #Garci y #Tejero. Pero aún había más: Welles y Kubrick –siempre fueron tan innovadores que hasta cierto punto era un guiño del destino– también empezaron a ser nombres propios en Twitter y no sólo entre las páginas de los más cinéfilos. Espontáneos empezaban a rastrear en YouTube «Operación Luna» para colgarla en sus cuentas e incluso recuperaban fragmentos de la película «Network, un mundo implacable», de Sidney Lumet que aborda descarnadamente el mundo del periodismo. ¿Una de las conclusiones a vuela pluma de la noche? Fue el día en que muchos aprendieron a borrar sus comentarios en Twitter después de que se la hubiesen colado.
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