verdadero lujo: en Estados Unidos, una taza puede costar 40 dólares y la bolsa de medio kilo llega a venderse entre 100 y 400 dólares.
Famoso por su fuerte aroma y un sabor con reminiscencias a caramelo o chocolate que vuelve locos a los amantes del café, el exótico kopi luwak no sólo asombra por su precio.
También por su complicadísimo y poco común método de producción, que explica su valor y lo convierten en una rareza del mundo gastronómico.
Los campesinos recoletan a mano los granos rojos de café en las plantaciones.
Cuidadosamente, los campesinos realizan una selección manual
de los mejores granos de café.
¿El secreto? El grano es procesado de forma "orgánica"
en el aparato digestivo de la civeta (o luwak, su nombre en lengua indonesia), un pequeño animalito similar al mapache o la comadreja.
Así, para obtener el café (kopi para los lugareños) se debe alimentar a la civeta con el fruto maduro de los cafetales y, luego, recoger sus heces para sacar de ellas los granos ya digeridos pero aún enteros.
La civeta, pequeño animalito
similar al mapache o la comadreja, protagonista principal en el proceso de producción del kopi luwak.
Un grupo de civetas es alimentado con granos de café durante el complejo
proceso de producción del kopi luwak.
Para obtener el kopi luwak se debe alimentar a la civeta con el fruto
maduro de los cafetales y, luego, recoger sus heces para sacar de ellas los granos ya digeridos pero aún enteros.
Según los expertos, los jugos gástricos de la civeta son los encargados de
fermentar el grano y darle un nuevo sabor: las enzimas rompen las proteínas que lo hacen tradicionalmente amargo y lo vuelven más dulzón.
Una vez recolectados, los granos de café son lavados y tostados sólo ligeramente, para no estropear los complejos sabores que se han desarrollado durante el proceso digestivo.
La recolección es tan complicada -completamente manual y artesanal- que sólo se producen entre 300 y 400 kilos por año.
Un trabajador limpia las hecesde la civeta para sacar de ellas
los granos ya digeridos pero
aún enteros.
Las heces de la civeta son recogidas para sacar de ellas los
granos ya digeridos pero aún enteros.
Una vez recoletadas las heces de la civeta, se las rompe con cuidado
para separar los granos de café.
Los jugos gástricos de la civeta rompen las proteínas que hacen los
granos tradicionalmente amargos y lo vuelven más dulzones.
Un trabajador lava los granos de café una vez extraídos de
las heces de la civeta.
Una vez lavados, los granos son secados.
Los granos de café son tostados sólo ligeramente, para no estropear
los complejos sabores que se han desarrollado durante el proceso
digestivo.
Listo para ser consumido: una taza de kopi luwak puede costar
40 dólares y la bolsa de medio kilo llega a venderse entre 100 y
400 dólares.
Tan rico como exclusivo:
sólo se producen entre 300 y 400 kilos por año de kopi luwak.
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