El dinero, como a todo el mundo, le hacía buena falta, pero su conciencia no le permitía quedare con él. Asegura que ni se lo planteó, que ni se le pasó por la cabeza. Aquello no era suyo y punto. Encima se acercaban las navidades y todos los gastos que acarrean. Aun así, Almudena no dudó. Ocurrió hace un mes, cuando esta mujer que prefiere guardar el anonimato estaba esperando el metro en la estación de Príncipe de Vergara.
Allí, tirado en el suelo del andén de la Línea 9, un sobre. Lo recogió, lo abrió y vio que estaba lleno de billetes. No los contó pero vio que eran muchos. Miles de euros. No había nadie alrededor a quien se le pudiera haber caído así que siguió su camino en metro hasta Moratalaz, donde vive. Se apeó del suburbano en la estación de Artilleros, cinco paradas después, a lo largo de las cuales le podía haber dado tiempo a arrepentirse y quedárselo.
Pero en cuanto salió a la superficie, en la calle Pico de Artilleros, ya en el distrito de Moratalaz, paró a la primera patrulla policial con la que se cruzó.
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