Cuando Stacy Collins se sentó a la mesa, no se podía imaginar lo que su marido, Gleen, le iba a confesar. Todo comenzó con un sincero «tenemos que hablar», algo que la mujer interpretó como una frase típica antes de una confesión de infidelidad. Sin embargo, el padre de familia (de cuatro hijos) no tenía una amante, sino que, tras doce años de matrimonio, se había dado cuenta de que era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. Al menos, así lo afirma la versión digital del diario «Daily Mail».
«Hacía seis meses él había estado recibiendo asesoramiento por una depresión y me di cuenta de que, desde ese momento, cuidaba más su aspecto. Por eso sospeché y me dijo que tenía problemas de género y que quería vivir como una mujer», explica la esposa en declaraciones recogidas por el diario británico.
Doce meses después, y tras someterse a un tratamiento hormonal, este abogado criminalista y amante de la escalada ha cambiado su nombre por el de Samantha Collins y se siente una mujer a todos los efectos. Con todo, y según explica Stacy, su matrimonio no se ha roto debido a este cambio, sino que ha salido fortalecido. De hecho, en la actualidad las dos viven juntas, duermen en la misma cama y afirman que están encantadas de estar «juntas como lesbianas», según sus propias palabras.Posteriormente, el hombre llegó a confesar a Stacy que había estado vistiéndose de mujer a escondidas al salir de su casa, en Folkestone (al sur de Inglaterra).
A su vez, y según afirman ambas, su relación ha mejorado mucho, pues ahora comparten maquillaje, consejos sobre moda e, incluso, alguna que otra prenda de ropa. Sin embargo, en este último punto no coinciden demasiado pues, mientras que a Stacy le gustan los vestidos, Samantha prefiere algo más discreto. «La primera vez que le vi con ropa de mujer me reí. Pero ahora todo es más fácil porque le ha crecido el pelo largo y prefiere los vaqueros y los tops», añade la esposa.
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