El sexo se ha convertido en estos últimos años en un tema muy discutido y estudiado. El papel que tiene este campo en nuestra vida es evidente. Sin embargo, durante muchos siglos se ha considerado un tema tabú y las pocas veces que se trataba en público era a partir de una visión masculina.
Con la llega de los años 60, el papel de la mujer en el sexo cambió y vivió una liberación. Pero la realidad nos muestra que más de 50 años después aún no se tiene una idea clara sobre la sexualidad femenina y siguen existiendo evidentes dudas sobre qué necesitan para estar satisfechas.
La idea más comúnmente aceptada es que los hombres en el sexo buscan un contacto físico, mientras que las mujeres necesitan un vínculo mucho más emocional. Junto a esta idea, surge también la incomprensión masculina. Muchos hombres no son capaces de detectar las necesidades de su pareja y acaban por buscar simplemente la propia satisfacción.
Estas dos ideas juntas han generado el tópico de que los hombres solo quieren sexo y las mujeres, amor. Esta percepción, además de errónea, también es peligrosa porque puede acabar creando un importante desequilibrio en las parejas con mujeres que estén al servicio sexual del hombre para recibir de él amor y cariño.
Las mujeres también quieren sexo, les gusta disfrutar de él, tienen numerosas fantasías y deseos sexuales. Pero ¿realmente influyen los sentimientos a la hora de que sean más satisfactorios sus encuentros?
El sexo y los sentimientos van de la mano
Un estudio de Beth Montemurro, profesora asociada de sociología de la Universidad Estatal de Pensilvania, ha querido ahondar en esta idea. Por estos motivos realizó entrevistas en profundidad a mujeres de entre 20 y 68 años para desentrañar la visión que tenían sobre el sexo y el amor.
La respuesta generalizada fue que, en efecto, el amor y el compromiso convierten las relaciones físicas en algo mucho más satisfactorio. Esta afirmación se cimenta sobre tres pilares. El primero es que disponer de un vínculo emocional permite encontrar una mayor profundidad al acto sexual al conseguir conectar el amor con el coito.
Por otro lado, el tener confianza con la otra persona ayuda a que se sientan más desinhibidas y se muestren más proclives a buscar cosas nuevas. Este aspecto permite que profundicen en sus deseos y gustos, se acaben conociendo más y sepan qué necesitan para conseguir una vida sexual mucho más plena.
El tercer punto es que, tal y como han declarado las participantes de este estudio, cuando sienten que están enamoradas y a gusto con su pareja, tienen un mayor deseo sexual. Esta idea es muy importante porque rompe con otro tópico: el de que el sexo desaparece con la llegada del matrimonio. Según Montemurro para las mujeres es igual de necesario el amor en el sexo, como el sexo en el matrimonio.
Críticas a esta idea
Aunque los resultados de este estudio parezcan bastante concluyentes, no todos los expertos están de acuerdo. El doctor en psicología Seth Meyersconsidera que todavía existen demasiados estereotipos en el campo sexual, lo que impide que las mujeres se expresen con claridad.
Pese a que en el estudio de Montemurro se establezca una clara idea acerca del amor y el sexo, también se indica que puede existir este sin amor. De las 95 mujeres encuestadas, 50 no veían necesarios los sentimientos para realizar el coito, aunque solo 18 separaron totalmente ambas facetas.Meyers opina que al seguirse un método basado en la entrevista en profundidad, las mujeres no se expresan abiertamente ni van a revelar sus opiniones y secretos más profundos, por temor a ser juzgadas.
Estos datos parecen insuficientes para Meyers, pues afirma en Psychology Today que todavía existen demasiados complejos que impiden a las mujeres sacar su ‘verdadero yo’ y vivir abiertamente su sexualidad.
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