La tragedia ha vuelto a golpear duramente a la familia Bustelo Díaz, de Vegadeo que, en 2010, ya había llorado la pérdida del matrimonio formado por Mercedes Díaz y Jacinto Bustelo, fallecidos tras ser arrastrados por la crecida del arroyo Montouto, durante las inundaciones del Bao. Ayer, uno de sus hijos, Francisco Bustelo Díaz, de 50 años, y trabajador forestal, murió al caerle encima un árbol mientras realizaba diversas labores en un monte de Montouto.
El suceso tuvo lugar sobre las diez de la mañana, cuando el Centro de Coordinación de Emergencias del 112-Asturias recibió una llamada hecha por un compañero, que indicó que Francisco presentaba graves heridas en el pecho. De inmediato, se informó al Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU), que envió a la zona al equipo de Atención Primaria de la villa con la ambulancia de soporte vital básico, y se movilizó al helicóptero medicalizado de Bomberos de Asturias y al Grupo de Rescate, para garantizar un rápido traslado al hospital.
Sin embargo, el operativo fue cancelado cuando ya se encontraba en vuelo, porque el médico de Vegadeo confirmó el fallecimiento de Francisco Bustelo. Según los servicios de emergencias, la víctima presentaba «lesiones incompatibles con la vida».
En pocas horas, la muerte de Bustelo, miembro de una cooperativa forestal, se convirtió en tema de conversación de los vecinos de Vegadeo, donde era muy conocido. La sorpresa y la consternación eran evidentes, ya que a nadie se le olvida que el fallecido era uno de los tres hijos del matrimonio muerto, el 11 de junio de 2010, en el pequeño núcleo de Vega de Villar, de donde era natural, al ser arrastrado por la crecida del arroyo Montouto.
Doce días buscando al padre
Su madre, Mercedes Díaz, que tenía entonces 76 años, fue localizada al día siguiente a escasos metros de la vivienda familiar, pero el padre, Jacinto Bustelo, de 82 años, fue objeto de una intensa búsqueda que se prolongó durante 12 días. Finalmente, fue hallado bajo un argayu.
Durante ese tiempo, Francisco Bustelo actuó de portavoz de la familia y ofreció maquinaria forestal para buscar a su padre en el transformado lecho del arroyo. La suma de ambas tragedias causó ayer un gran impacto entre los vecinos.La esposa del fallecido, Paquita Fernández López, también es muy conocida. Fue concejala durante cuatro años en uno de los mandatos de la socialista Servanda García. Bustelo también deja una hija, que acaba de comenzar sus estudios universitarios. Su capilla ardiente está instalada en el tanatorio de Jarrio, donde hoy serán incinerados sus restos mortales «en la más estricta intimidad»
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