Inmaculada Michinina quiere una licencia para vender sus manualidades en un mercadillo de Cádiz y este lunes la reclamó con toda la contundencia de la que fue capaz en el pleno del ayuntamiento.
La portavoz de vendedores sin licencia del mercadillo de El Baratillo reventó en sollozos en el turno de intervención de los ciudadanos durante el pleno municipal, que estuvo presidido por la alcaldesa, Teófila Martínez, según confirman fuentes de la corporación.
"Nos demostráis en cada pleno que pasáis de nosotros, que os importamos tres pitos. Nosotros, que os hemos dado ese puesto de trabajo por el que vosotros cobráis y nosotros cobramos una puta mierda", aseguró Michinina.
"¿Para quién trabajáis, coño? Para nosotros, si trabajais para el pueblo... ¡y no os habéis enterado!", siguió esta madre de dos hijas que viene reclamando insistentemente el permiso para evitar el desalojo de la Policía y poder comerciar. "Yo necesito una licencia para poder darle de comer a mis dos hijas", añadió. "Los que estamos allí somos personas, a ver si os enteráis, y detrás de esas personas hay familias, familias que viven de lo poco que consiguen. ¡Déjennos tener dignidad!", gritó, cosechando por veces la aprobación del resto de ciudadanos asistentes al pleno.
"[Quiero] poderle decir a mis hijas el lunes 'toma chocho, que puedes comer de lo que hay en la nevera, que lo ha conseguido su madre'. Eso es dejarle tener a un ciudadano dignidad", siguió.
El pleno de este lunes fue de extrema tensión. Testigos aseguran que se impidió la entrada a todos los ciudadanos que querían acceder y que sólo se permitió el paso a aquellos que tenían la palabra pedida, como Michinina. También se desalojó a trabajadores del sector del metal, que desplegaron una protesta, y se declaró al comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, persona 'non grata' por unanimidad tras la decisión de Bruselas sobre los astilleros.
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