El ministro de Hacienda ha dado la respuesta más clara y directa al desafío planteado por José María Aznar en la entrevista de Antena 3. Al entrar en el Congreso, no ha querido hacer declaraciones pero en la tribuna ha sido muy concreto: "Lo digo para las voces que insisten en que hay que bajar impuestos ya. Les aseguro que yo estaría encantado de promover a la Cámara y a la sociedad española que bajemos impuestos ya, pero no hay margen", ha afirmado.
Aznar no deja de insistir en que bajó los impuestos cuando era presidente. Montoro ha aportado el contexto del que no habla el expresidente. Ha recordado que las bajadas de impuestos de los Gobiernos del PP (presididos por Aznar) se decidieron cuando la economía crecía a un ritmo del 3 y el 4 por ciento del PIB. "Ahora vamos a caer el 1,4 por ciento" por lo que el Ejecutivo está haciendo "una política tributaria que no llegue a mayor déficit o incluso a no poder sufragar el pago de prestaciones sociales básicas".
"Esta es la cuenta. Las añoranzas y melancolías me las dejo para otro día, pero esta es la cuenta que tenemos que presentar al país", ha asegurado. La situación económica no ofrece margen para hacerlo y no deberían trasladarse "mensajes equivocados" a los ciudadanos.
A primera hora del miércoles, la mayoría de los ministros y diputados del PP han demostrado su incomodidad con las palabras de José María Aznar en la entrevista de Antena 3 y no han querido expresar su opinión. José Manuel Soria, Jorge Fernández Díaz, Alberto Ruiz Gallardón y Ana Mato apretaron el paso en los pasillos del Congreso para no responder a las preguntas de las periodistas. La respuesta de Miguel Arias Cañete consistió en decir "buenas noches" a las 9.30 de la mañana. En el otro extremo, Jesús Posada. El presidente del Congreso discrepó de que Aznar pueda volver a la primera línea de la política ya que "las cosas se van para no volver y ahora los tiempos van por otro camino".
El temor a opinar sobre la andanada de Aznar hizo que los pasillos del Congreso ofrecieran una estampa nada habitual. Si cada miércoles de sesión de control los alrededores del hemiciclo son un hervidero de diputados y asesores, en esta ocasión se han quedado vacíos. Todos en el partido de Rajoy han optado por el silencio durante las primeras horas de la mañana. Al segundo intento, algunos han aceptado dar su opinión cuando dejaban el pleno. Es el caso de la ministra Mato, que definió a Aznar como "un referente" en el partido aunque descartó que la entrevista pudiera interpretarse como una desautorización a Rajoy.
Los primeros en hablar han sido Soraya Saénz de Santamaría y el diputado Vicente Martínez Pujalte. La vicepresidenta del Gobierno ha dicho que todas las opiniones y aportaciones son respetables y bienvenidas, como si la opinión de Aznar fuese la de un cualquiera en el seno del PP. De esta forma, el partido de Rajoy quiere restar drama al día después de las demoledoras declaraciones de Aznar. Según un destacado diputado del PP consultado por esta redacción: "Hay ambiente revuelto. Muchos se han ido acercando a los de Aznar para enseñar la patita". El presidente del Congreso, fue de los más claros, pero para descartar de plano que el expresidente pueda volver. Posada insinuó que la irrupción de Aznar y su empeño en dejar en el aire su vuelta a la política desde primera fila fue una forma de hacerse el interesante: "Es que el ser humano es como es y cada uno piensa lo que piensa de sí mismo". Él, dijo, opina desde fuera.
Algunos diputados próximos al expresidente no demostraron sentirse violentos ante la carga de Aznar contra Rajoy. Un ex miembro de la cúpula del partido aseguraba haberlo visto "en plena forma" y "cargado de determinación y argumentos" a la hora de defender los cambios en el proyecto político de Rajoy. Lo que este diputado conservador no tiene muy claro es "a dónde conduce la situación" creada tras la irrupción en escena del expresidente. A la pregunta de si no estuvo demasiado duro, la respuesta es que no.
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