El mensaje público para responder a las duras declaraciones de José María Aznar ayer en Antena 3 es el de "respeto" a todas las opiniones, pero con cierre de filas en torno a Mariano Rajoy y su gestión. No habrá enfrentamiento público con el ex presidente del Gobierno o así lo han dejado entrever hoy en sus distintas declaraciones la vicepresidenta, el ministro de Justicia, la ministra de Sanidad, el presidente del Congreso o la vicepresidenta de esta Cámara, Celia Villalobos.
Soraya Sáenz de Santamaría ha asegurado que respeta "todas las opiniones de todos y cada uno" que quieran expresarlas, especialmente, ha añadido, las de quienes hacen "aportaciones para que en este país, se vuelva a crear empleo y a crecer". Por su parte, Alberto Ruiz-Gallardón se ha limitado a expresar su "absoluto respeto por todas las opiniones de José María Aznar", y Ana Mato ha indicado que el sentimiento del ex presidente pidiendo una subida de impuestos es el de "todo el Gobierno" y ha rechazado que hubiera crítica alguna a la labor de Rajoy por parte de su antecesor. "En absoluto", ha remachado.
Aunque sin citar a Aznar, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, también mandó un mensaje al expresidente del Gobierno durante la sesión de control al Gobierno al asegurar: "Estaría encantado de bajar los impuestos ya pero no hay margen en una recesión económica". Montoro ha añadido en clara alusión a Aznar: "Las añoranzas y melancolías, para otro día".
Jesús Posada, ex ministro de Aznar, sí ha entrado más en el asunto del regreso de éste a la primera línea: el paso del tiempo es "inexorable" y hay "cosas que se van para no volver. Son tiempos difíciles y de lucha, pero van por otro camino que no es el de Aznar", ha advertido.
"Las añoranzas y melancolías, para otro día", asegura Montoro
Alfonso Alonso, portavoz del PP en el Congreso, cree que el regreso de Aznar es algo muy "lejano", aunque ha sostenido —sin matiz peyorativo— que el ex presidente "nunca" se ha apartado de la primera línea política. En el mismo sentido, Villalobos se ha mostrado muy escéptica con el regreso de Aznar al liderazgo del PP: "No ha dicho eso, yo no lo creo", mientras que el portavoz económico en el Congreso, Vicente Martínez Pujalte, cree que "cada uno puedo hacer los comentarios que crea convenientes, pero el Gobierno lo está haciendo lo mejor que puede", ha señalado mostrándose algo más molesto. Pujalte, que no ve un regreso de Aznar como alternativa a Rajoy, cree que el Ejecutivo "tendrá sus aciertos y algunas cosas que se podrían mejorar, pero hace lo mejor para los ciudadanos".
Desde Euskadi, ha sido más crítico con el presidente de FAES el nuevo portavoz del PP vasco en el Parlamento autonómico, Borja Sémper. Con el tuit "Zapatero se consolida como el mejor ex-presidente de Gobierno", el diputado ha criticado implícitamente, por un lado, que Aznar hable y, por otro, que lo haga para cargar contra las políticas de su sucesor, aunque horas más tarde ha apelado a la "ironía" sobre el silencio del socialista. La comparación con el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero viene a cuento por el silencio del que éste ha hecho gala desde que abandonó el poder en 2011 y la colaboración institucional que se ha impuesto como estrategia de post-mandato, llegando incluso a informar a La Moncloa sobre sus viajes al exterior, señalan en el entorno de la misma.
Advertidos de la entrevista
Ya fuera de micrófono, la sensación entre los conservadores es de desconcierto y profundo malestar por la que entienden una crítica gratuita de una personalidad política "muy representativa y teóricamente de los nuestros", además, con enorme proyección sobre el electorado del PP.
Rajoy, señalan otras fuentes, estaba advertido de la entrevista, por cuanto fue el propio Aznar quien la pidió al grupo Atresmedia con la intención de defenderse de las informaciones sobre sus sobresueldos y su conocimiento de una presunta financiación ilegal en el PP. Éste era el camino que iba a seguir el ex presidente en sus declaraciones, declaraban el lunes en la calle Génova. Pero, a la vista está, Aznar ha ido mucho más allá al manifestar de forma tan evidente su descontento y decepción; criticar las políticas de Rajoy, su inacción y al indicarle en un tono tajante lo que debería hacer para acabar con la "crisis institucional, política y económica" del país.
En otros sectores del PP se apunta, incluso, a una operación —respaldada más fuera que dentro del partido— para acabar definitivamente con el liderazgo del actual presidente del PP y encumbrar a alguien que pueda desplegar una estrategia afín a la de Aznar; por ejemplo, Esperanza Aguirre, aunque esto no está tan claro.
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