Que la ex presidenta de la Comunidad de Madrid no cesa de criticar las políticas del Gobierno -especialmente, la subida de impuestos- es sabido por todos los que la escuchan en las tertulias de la Cope, leen su blog o su columna en ABC o la ven y oyen en las numerosas entrevistas que concede en televisión.
¿Con qué apoyo cuenta Esperanza Aguirre para sentirse tan fuerte y tan segura en su contundente carrera a contracorriente de su propio partido? Según fuentes de la sede central del PP, "con el de José María Aznar" y se remiten, por un lado, a un editorial de The Wall Street Journal de hace apenas diez días, en el que, en línea asimismo con las tesis de la FAES que lidera el ex presidente del Gobierno y con las de la propia Aguirre, se realiza una implacable crítica a la política de subida de impuestos del Ejecutivo de Mariano Rajoy. Aznar pertenece desde 2006 al Consejo de Administración del grupo News Corporation, y entre sus funciones, destaca el asesoramiento a las publicaciones del conglomerado -incluido TWSJ- en todo lo referente a España.
El editorial del pasado jueves 2 de mayo es implacable con Rajoy, a quien recuerda que "su programa de liberalización se ha esfumado (...) y la negociación colectiva sigue dictando los términos de todos los contratos e los trabajadores españoles, las vacaciones y las horas extra". El periódico neoconservador recoge que desde que empezaron las subidas de impuestos en 2011, la estrategia se perpetúa y, encima, sin lograr que "se haya producido un boom de ingresos". "En febrero, los ingresos por impuestos bajaron un 3,5% respecto al mismo mes del año anterior, según los datos de Hacienda", informa TWSJ, que concluye con unas pésimas previsiones para el futuro, en forma de "cifras negativas de crecimiento" o de "continuo y elevado desempleo y otras caídas de recursos humanos y financieros de España".
Comidas y cenas con otros amigos
El presidente de FAES está, pues, en clara sintonía con Aguirre y, además, la alienta en su discrepancia pública con el Gobierno y la Dirección Nacional del PP. Ambos políticos han mantenido diversos encuentros en privado, en España y fuera de ella, cuando coincidieron en Argentina el mes pasado en un foro al que acudió también con el eurodiputado Jaime Mayor Oreja, otro conservador muy crítico con Rajoy. Aparte de este contexto, generalmente, los lugares de encuentro de Aguirre y Aznar han sido comidas y cenas con amigos, subraya quien ha tenido conocimiento, al menos, de dos de ellas en los últimos meses.
La ex presidenta de la Comunidad de Madrid sabe a ciencia cierta -tiene muchas voces que se lo trasladen- que tanto al jefe del Ejecutivo como a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, les molestan profundamente las críticas a las políticas de los conservadores. Conoce, además, que Rajoy intenta diseñar un buen plan para prescindir de ella en el PP de Madrid sin darle apenas margen de maniobra para rebelarse, esto es, utilizando el cansancio de Ignacio González, cada vez más incómodo con la bicefalia del liderazgo conservador en la Comunidad instaurada por la propia Aguirre y en la que ella parece haberse acomodado sin hacer honor a su compromiso de "irse de la primera línea de la política".
La estrategia de Aznar de apoyar a la presidenta del PP de Madrid, sin embargo, complica las cosas a Rajoy y a su equipo. El ex presidente del Gobierno apenas tiene ya relación con la calle Génova y va por libre, ya sea para marcar distancia con el partido mediante la rápida respuesta judicial a cualquier información que le vincule con los presuntos sobresueldos de Luis Bárcenas y con la financiación ilegal del partido -justo lo contrario que la dirección nacional- o ya sea para dictar editoriales críticos con el Ejecutivo al think tank que preside, de considerable influencia entre los votantes del PP, como asume Rajoy. Si Aznar no es más explícito con su inquietud por cómo le van las cosas al sucesor que él mismo impuso, razonan los conservadores consultados, "es porque su mujer pertenece a ese equipo de forma indirecta, en el PP y en la Alcaldía de Madrid" y tanto ella como el presidente tienen la convicción de que podrá ser la candidata en 2015, para ratificar su puesto en las urnas. "Están seguros de que nos darán las Olimpiadas para 2020", concluye un miembro del PP, que niega, en cambio, que Botella vaya a disputar la presidencia regional del partido.
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