MANUEL VILASERO 03/02/2013
El problema tiene su origen en el año 2001. Bajo el mandato de Miguel Arias Cañete en su primera etapa como ministro de Agricultura, se aprobó una regulación por la que se podía denominar ibérico al jamón aunque lo fuera solo el 50%. Un producto del cruce entre madre ibérica y padre duroc, una raza de origen norteamericano que permite un crecimiento más rápido y más carne con menor comida. A partir del 2006 empezó el boom de este producto. Grandes industrias utilizaron esta rendija para colar en el mercado jamones de cerdo cruzado engordados en granjas en pocos meses. La producción se disparó y una de las joyas españolas de la gastronomía mundial, el jamón de cerdo ibérico de verdad, con unos costes de producción mucho más altos, empezó a dejarse de vender. La crisis ha hecho el resto y hoy el cerdo ibérico 100% solo representa un 4,5% del total.
MANIFIESTO Ante esta situación, productores de Extremadura y Andalucía llegaron a firmar un Manifiesto en defensa del cerdo ibérico , cuyo portavoz, Guillermo García Palacios, deja claro que no van contra nadie. "Solo queremos que se llame a cada cosa por su nombre para que el consumidor sepa qué come. Si se trata de un cerdo cruzado, que lo digan la etiqueta y la publicidad", argumenta.
El Ministerio de Agricultura no ha querido llegar tan lejos. Presionado por un sector que da empleo a decenas de miles de trabajadores y no quiere que nada empañe su uso de la prestigiosa palabra ibérico, ha buscado una solución de compromiso que, a juicio del director general de la Industria Alimentaria, Fernando Burgaz Moreno, "dará suficiente información al consumidor para que sepa lo que va a comprar". Se crearán dos denominaciones: 100% ibérico para la raza pura y simplemente ibérico para el cruzado con un mínimo del 50% de ibérico. Esta nomenclatura deberá figurar "en el mismo campo visual que la marca comercial" y con el mismo cuerpo de letra. Abajo, en caracteres más pequeños pero no inferiores a la mitad, deberá figurar el porcentaje del cruce: 75% si los abuelos son tres ibéricos y un duroc y 50% si los padres lo son a partes iguales. "El consumidor sabrá que si quiere ibérico sin mezclas tendrá que comprar la pieza donde se vea destacado el 100% ibérico ", argumenta Burgaz.
Pero la raza es solo una parte del problema. La otra parte es la alimentación. Para solventarlo se crean tres categorías muy claras que deberán figurar con el mismo tamaño e incluso por delante de la raza en el etiquetado. Por un lado, los animales de bellota, que pasan un mínimo de tres meses en una dehesa comiendo el fruto de la encina. Cada cerdo deberá disponer ahí de una superficie un 60% superior a la establecida hasta ahora. En el otro extremo está el jamón de cebo, el del animal que se alimenta solo de pienso y está encerrado en cubículos. Se producen sobre todo en Murcia, donde grandes industrias del embutido aprovecharon la nueva regulación para multiplicar la producción hasta por cuatro. Como dice el secretario de la denominación de origen de Guijuelo (Salamanca), Jesús de la Gándara, se trata de un ibéricolow cost que ha reventado los precios aprovechando la aureola del producto genuino.
con los proveedores de cable. De la operación saldrá un nuevo canal, Al Jazeera América, con acceso a 40 millones de hogares. "Era un objetivo que perseguíamos desde hace mucho tiempo, parte del plan de expansión que nos llevó del árabe al inglés, al turco, a los canales de deporte, de entretenimiento-", explica Bob Wheelock, productor ejecutivo de la cadena en Washington, a la que se unió después de 24 años en ABC News.
Década oscura
"Lo habían intentado de todas las maneras, les ha sido muy difícil entrar en EEUU", cuenta Adel Iskandar, coautor de Al Jazeera: la historia de la cadena que está inquietando a gobiernos y redefiniendo el periodismo moderno, publicado en el 2003, antes de que esos mismos gobiernos se derrumbaran, en parte, por el efecto dominó que provocó la cobertura de Al Jazeera. "Se han topado con audiencias hostiles, proveedores de cable que se negaron a llevar la cadena y lobis que hicieron presión para cerrarles las puertas de varios mercados".
Para comprender esa hostilidad hay que retrotraerse a la década oscura abierta con el 11-S. Al Jazeera Arabe --lanzada en 1996, el primero de los más de 20 canales que tienen ahora-- no solo fue el altavoz de las diatribas de Bin Laden o de su primera entrevista tras los atentados en las Torres Gemelas. También cubrió con crudeza forense las invasiones de Afganistán e Irak, ofreciendo una versión de los hechos bastante más incómoda que la de la CNN.
La Administración Bush le colgó el cartel de "antiamericana". Donald Rumsfeld dijo que era "maliciosa, manipuladora e imperdonable" y su jefe en la Casa Blanca no solo fabuló con bombardearla, sino que atacó sus sedes en Kabul y Bagdad. Y la campaña caló. Una de sus productoras contó en el 2006 cómo era llegar a Dakota del Norte y aparecer la policía, o cómo las aseguradoras se negaban a cubrir a sus reporteros.
De ahí que el camino para Al Jazeera America, que se nutrirá en parte de los contenidos del canal en inglés, sea bastante incierto. "No estoy seguro de que la percepción de entonces haya cambiado lo suficiente, en parte porque son muy pocos los estadounidenses que la han visto", dice Mark Jurkowitz, director asociado del Proyecto para la Excelencia Periodística del Pew Research Center. La clave para David Folkenflick, el especialista en medios de comunicación de NPR, es que sepa ofrecer un producto diferente al de cadenas como la CNN. "No basta con ser el gallo nuevo en el barrio".
Pero lo cierto es que Al Jazeera Inglés (AJE) se parece poco a los colosos estadounidenses, dedicados sobre todo a darle millones de vueltas a los cuatro asuntos del día. No es eurocéntrica. Prioriza el reporterismo sobre las tertulias. Presta enorme atención al mundo en desarrollo, da espacio al medioambiente y apuesta por la información en profundidad, un cóctel que le ha valido un reguero de premios. Con el nuevo canal pretende ocuparse de los hispanos y Latinoamérica, infrarrepresentados en la mayoría de medios.
Otra cosa es su versión en árabe, que tiene una idiosincrasia distinta. "En sus orígenes, se ganó la confianza de la audiencia por su independencia y por dar voz a la calle y los movimientos de oposición", explica Iskandar. "Pero en los últimos dos años, a raíz de los cambios políticos en la región, se está convirtiendo en un instrumento al servicio de los islamistas, particularmente los Hermanos Musulmanes".
Hay oposición
Algunas voces en EEUU han empezado a movilizarse en su contra. La Liga Antidifamación, un lobi proisraelí, ha dicho que la cadena tiene un "preocupante historial" por dar voz a "extremistas antiisraelís y antisemitas", mientras que el grupo conservador dedicado a monitorizar los medios, Accuracy in Media, ha dicho que es "una amenaza para la seguridad nacional". Al Jazeera, cabría recordar, fue la primera televisión árabe en dar voz a los representantes del Gobierno israelí sin censurarlos. "Pensamos que nuestra forma de cubrir Israel es editorialmente correcta, aunque no sea políticamente correcta", dice su productor ejecutivo en Washington.
El gran riesgo que corre Al Jazeera es que los proveedores de cable sigan el ejemplo de Time Warner Cable que, poco después de la venta de Current TV, dijo que dejaría de incluir a la cadena en sus paquetes. Las versiones difieren y no está del todo claro que lo hiciera para boicotear a Al Jazeera. Su suerte esta vez es que parece contar con el beneplácito de la Administración Obama, para la que Catar es un aliado indispensable en Oriente Próximo.
No solo está en Doha una de las sedes de la Comandancia Central de su Ejército (Centcom), sino que este diminuto emirato suní del Golfo le está haciendo el trabajo sucio en la región al armar a los rebeldes sirios y antes a los libios o sirviendo de tapón para Irán. "Aunque a veces Al Jazeera critique las políticas de Washington, no socava sus intereses", opina Iskandar.
Por la compra del canal Current ha pagado quinientos millones de dólares. "Puede parecer mucho, pero para ellos es una gota en el océano. En AJE llegaron a invertir 1.000 millones de dólares, el mayor lanzamiento en la historia de la industria. Están acostumbrados a hacer las cosas a lo grande", asegura
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