El amor conoce senderos por los que la razón no transita. Ya lo dejó escrito el maestro Shakespeare en Romeo y Julieta, la historia de amor más célebre de todos los tiempos. Con peor prosa que el escritor inglés y más brevemente, yo os traigo otro relato romántico, que gana a la hermosa tragedia de los amantes de Verona en dos aspectos: es más curioso y ¡¡es real!!
En Arabia Saudita, una mujer acaba de hacer por amor un regalo difícilmente comprensible para nuestras mentes occidentales, que no conciben la poligamia. Agobiada por ser incapaz de tener hijos, la señora ideó una original forma de “pedir disculpas” a su esposo por no darle descendencia.¡Le obsequió con una novia! Por si esto fuera poco, también organizó la boda de su marido con ‘la otra’, corrió con todos los gastos del convite y, como guinda, compró para los recién casados un coche de lujo.
Antes de que se me tiren a la yugular las feministas (respeto mucho sus reivindicaciones), diré queel concepto “regalar una novia” me parece denigrante. Las personas no son meros objetos, pero hay que leer la noticia a través de los ojos de un musulmán, en cuya cultura la poligamia es legal. Pero no pretendo hablar sobre Derechos Humanos, sino sobre un hecho sorprendente.
Sin embargo, no se trata de algo insólito. Según el medio online RT, una profesora saudí ya le eligió novia a su esposo cuando él le dijo que quería otra mujer. Y en parecidos términos firmó un acuerdo prematrimonial la esposa del jugador de baloncesto ruso Andrei Kirilenko, a quien le concedía la posibilidad de tener relaciones sexuales con otra mujer una vez al año.
Una vez más, parece que la fidelidad está sobrevalorada. ¿O no? ¿Compartiríais a vuestra pareja como muestra de amor?
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