Todos llevamos un pequeño Homer Simpson dentro, reconocedlo. Seguro que alguna vez os habéis muerto de ganas por inventar una escopeta maquilladora o, incluso, un sillón váter que, como bien decía el patriarca de la familia amarilla, resuelve un gran problema: “Antiguamente si estabas viendo la tele y sentías la llamada de la naturaleza, tenías que levantarte para ir al baño… no había nada en el mundo que costara tanto, pero ahora con mi retrete reclinable para el hombre perezoso uno se puede sentar y soltarlo todo”.
No obstante, ante todo genio (como Homer), siempre hay algún aguafiestas (como Lisa). Esa gente que cuando tú inventas el retrete reclinable para el hombre perezoso te dice: ”¿Esperas que la gente haga sus cosas en el cuarto de estar?” porque en el fondo les come la envidia. Por eso, el post de hoy quiero que sirva de homenaje a todos los genios incomprendidos y de voraz crítica para todos vosotros, insensibles, que no habéis sabido valorar la utilidad de sus inventos porque os da vergüenza usarlos. Cracked ha elaborado una lista con 22 ejemplos y yo voy a tomar prestados los cinco que más me han gustado: inventos útiles, sí, pero que da vergüenza usar.
1. Una sauna portátil
¿Cuántas veces has deseado tener una sauna en casa pero por falta de espacio no te la has podido permitir? (Nótese mi tono de vendedor de teletienda). ¿Una? ¿Ninguna? Bueno, pues ahora es el momento de ver tus sueños hechos realidad porque con la sauna hinchable portátil que te presento podrás disfrutar de un baño de calor siempre que quieras, con la comodidad que te da estar sentado en tu comedor mientras lees una revista, bebes un refrigerio o ves la televisión. ¡Jamás fue tan fácil! Ahora bien, la cosa tiene una pega: es tan antiestético y tan… raro, que casi resulta menos embarazoso que te vean bailando con una muñeca hinchable.
2. El paraguas para cortarse el pelo
Qué incómodo resulta que, pese a que te ponganlos trapitos esos alrededor del cuello, siempre termines como Michael J. Fox en De pelo en pecho (Teen Wolf) cada vez que vas a la peluquería. Pues quiero que sepáis que también hemos encontrado una solución a eso: el paraguas a la inversa. Una (no sabemos si cómoda) especie de cazo gigante donde tú metes la cabeza mientras dentro del producto van cayendo los cabellos robados de tu cabeza por esas traicioneras tijeras (sí, amigos, me he venido arriba y estoy haciendo poesía de un corte de pelo). Todo, por poco más de seis euros… si te atreves a ponértelo, claro.
3. Come sin cuidado
Muchas veces, en esas comidas importantes en las que quieres quedar como un señor, evitas pedir esos alimentos que tanto te gustan para no mancharte los dedos. ¡Olvídate de esos momentos! (Aquí es cuando sale un fanegas tachado mientras come gambas con cuchillo y tenedor). Ahora, controngs, perderás el miedo a estrechar la mano del directivo con el que compartes mesa y podrás seguir jugando al Apalabrados sin que el móvil se te llene de grasa. Prúebalo, que no te eche para atrás el hecho de que el resto del restaurante se te quede mirando.
4. Más equipaje, más barato
5. El paraguas ‘niño burbuja’
¿Cuántas veces has maldecido tu suerte en esos días de lluvia y viento en los que el paraguas se te da la vuelta, te moja más de lo que te protege y se convierte en un arma arrojadiza? Pues esos días ya son historia, pasado, prehistoria, pretérito pluscuamperfecto. Con el famoso Nubrella podrás hablar por el móvil porque te deja las manos libres para maniobrar. ¡Di adiós a esos incómodos paraguas que te obligan a transportarlos en la mano! Con Nubrella solo tendrás que abrocharte tu protector… y ¡a disfrutar de los días lluviosos! Se acabó mojarse la espalda. Se acabó no poder montar en bici por miedo a mojarte y no ver por dónde vas. Se acabó no poder contar con los dedos más de cinco cuando empieza a chispear. Por solo 40 euros puedes sentirte el niño burbuja con un par de contrapestaciones: serás el centro de atención de todos los que se crucen contigo y los pantalones se te seguirán mojando. De eso no te libra ni nubrella ni Doraemon.
PD: ¿Cuál os daría menos vergüenza usar? El sillón de Homer no cuenta.
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