La verdadera cara de los coches electricos
Al ritmo al que va el cambio climático y la destrucción del planeta, el vehículo eléctrico es considerado por muchos como el futuro del transporte. Sin embargo, a día de hoy aún le queda mucho camino por andar y reticencias que vencer. De momento, los contras vencen a los pros por goleada; no hay más que echar un vistazo a los datos hechos públicos el pasado cuatro de octubre para darse cuenta de ello.
Mientras los cálculos más optimistas del Ministerio hablaban de una previsión de ventas para 2011 de 20.000 unidades, los datos reales le quitan dos ceros. Según la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (Ganvam), en los primeros nueve meses del año solo se vendieron 197 unidades. Algo mejor les fue a los híbridos, con 6.783 vehículos vendidos, lo que supone casi un 27% más que en el mismo periodo del año anterior.
En España, prácticamente todas las marcas cuentan ya con su coche eléctrico en el mercado. Incluso, algunos se fabrican en plantas de aquí gracias a la Estrategia Integral para el Impulso del Vehículo Eléctrico promovida por el Ministerio, que establece ayudas a las empresas que compran este tipo de vehículos. Según ha señalado el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, el empujón definitivo a los coches eléctricos pasa por las adquisiciones de las empresas, que se benefician de ayudas en proporción al número de unidades que compran.
La compra directa está subvencionada con 6.000 euros para turismos, rondando el precio de los coches entre los 25.000 y los 36.000 euros, según el modelo. La cifra de la ayuda se eleva a los 15.000 para vehículos industriales y los 30.000 para autobuses. Claro, que también sube su precio de salida al mercado. Las empresas tienen claro cuál es uno de los problemas básicos más allá del desembolso inicial; se trata de la autonomía. El 34% de las empresas españolas reconoce que adquiriría coches eléctricos si su autonomía llegase a los 300 kilómetros, según El Barómetro del Vehículo de Empresa (CVO) de Arval. Ahora la media está en los 150.
Los grandes problemas del coche eléctrico
- El precio. A día de hoy el vehículo eléctrico supera con mucho el precio de su equivalente en gasolina, haciendo que la ayuda de 6.000 resulte insuficiente para impulsar la venta.
- La autonomía. Dependiendo del modelo, un coche eléctrico puede recorrer hasta 300 kilómetros sin necesidad de ser recargado, pero la media está en los 150. Además, recargarlo no es una tarea rápida, ya que se puede tardar hasta tres cuartos de hora en las llamadas electrolineras, que tampoco es que haya muchas. En casa, la operación puede durar hasta ocho horas.
- No tan ecológicos. Es cierto que un coche eléctrico no contamina, pero sí las centrales que fabrican la electricidad que lo pone en marcha.
- Rentabilidad. Varias marcas han reconocido que la fabricación de los primeros modelos no es rentable para ellos, que tendrán que esperar a la segunda generación. En cuanto a los compradores, un informe realizado por el Ministerio durante su presidencia en la UE aseguraba que la rentabilidad se alcanza a partir del sexto año, cuando se han cubierto los costes de la compra.
No todo van a ser 'peros'
- Ahorro a largo plazo. Comprarse un coche eléctrico es un ejercicio de paciencia para ver los beneficios. Una vez pasados esos seis años en los que se amortiza el precio de compra por la diferencia entre el coste de la gasolina y la electricidad, comienza el verdadero ahorro. También ayuda que el mantenimiento sea más barato.
- Ayudas. Las ayudas pueden contribuir a la mejora en el sector, de capa caída desde que comenzó la crisis. Además, el plan de ayuda del Ministerio ha posibilitado que varios modelos se fabriquen en plantas españolas, generando puestos de trabajo.
- Menos emisiones. Aunque la fabricación de la electricidad que les mueve contamine, lo cierto es que el vehículo en sí no lo hace. Por lo tanto, siempre será más amigable con el medio ambiente que los tradicionales de gasolina.
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