La ciencia lo tiene claro: se pueden reconstruir órganos y partes del cuerpo humano usando tejidos de cerdo. La prueba: el dedo que un hombre perdió en un accidente y que ha vuelto a crecer.
Cuando el cuerpo sufre una herida, su modo de 'pensamiento' es éste: "¿Hay una herida? Formemos una cicatriz". Pero ese 'pensamiento' se puede reeducar de la siguiente manera: "¿Hay una herida? Vamos a reconstruir". Sí, esto de la reconstrucción puede sonar un poco a ciencia-ficción de tintes góticos –¿alguien más ha pensado en el Frankenstein de Mary Shelley?–, pero lo cierto es que es posible en el tiempo presente, y una de las principales líneas de investigación científica de la Universidad de Pittsburgh, en Pennysylvania.
Imagen del dedo (CBS News)
Así de claro lo deja el Doctor Stephen Badylak, investigador de esta universidad: "Podemos hacer crecer un cuerpo humano completo en nueve meses. Lo único que hay que hacer es imaginar cómo hacer (volver a) crecer una parte del cuerpo humano". En esa labor de nueva construcción, entra en juego la matriz extracelular, una parte fundamental de la vida que se encarga de rellenar los espacios entre células, de regenerar tejidos y de degradar desechos tóxicos que no necesita nuestro cuerpo para así purificarnos.
A partir de aquí, el Doctor Badylak continúa con una explicación más científica: "La matriz extracelular actúa como el pegamento que une las células en todos los tejidos y órganos del cuerpo. Da instrucciones a las células y éstas, a su vez, a la matriz. Partiendo de esto, la matriz extracelular puede dar la orden de 'reconstrucción' y las céluluas acatarla y ponerse manos a la obra".
La siguiente pregunta justa y necesaria es ésta: ¿pero esto es realmente posible? ¿Un humano puede volver a ver crecer una parte de su cuerpo? Sí, puede. Y gracias a un animal del que no se desperdicia nada, como reza e saber popular. Los tejidos del cerdo tienen un poder regenerativo impresionante, especialmente el de la vesícula. Aplicados a esta tarea reconstructora de órganos y extremidades humanos se muestran tremendamente eficaces y, además, nuestro cuerpo no los suele rechazar. Más cosas a favor: es un material barato y que se obtiene a diario en los mataderos.
Si alguien todavía alberga (justificadas) dudas, atención al caso del hombre que perdió un dedo mientras hacía volar un avión teledirigido, en 2005. En el muñón se le aplicó un compuesto con tejido de cerdo y él vio cómo el dedo perdido volvía a crecer. Sin un solo defecto y con uña incorporada.
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