«Noches alegres, mañanas tristes», enuncia el refrán. Más duro será el despertar si lo que desencadena ese estado de ánimo es una resaca terrible. Pero ¿cómo actúa el alcohol en el organismo para provocar esos síntomas durante unas 24 horas? Y lo que todo bebedor persigue: ¿cómo mitigar sus efectos?
Una búsqueda rápida en la Red arroja cientos de miles de resultados. Sobre sus remedios y causas. Hasta un científico británico llegó a asegurar haber encontrado una fórmula con la que eliminar los efectos nocivos del consumo de bebidas alcoholicas: ese fuerte dolor de cabeza y el malestar corporal tan característico. No hay un único síntoma, son muchos. Náuseas, cansancio, temblores, diarrea, sed descomunal, una noria en el estómago... Inconfundible. Resacón. Veisalgia, para el término médico. Nochevieja, carnaval, San Juan... ¡uy!, al día siguiente...
Empieza así. Relajación y euforia. Entre 30 y 90 minutos después de haber dejado el vaso seco, el alcohol llega a la sangre y provoca una disminución de los azúcares. Ya se traba la lengua. Ha seguido bebiendo y sufre alteraciones del control motor. Lo delatan la mala pronunciación al hablar, reacciones más lentas y pérdida del equilibrio. «¿Borracho yo?» Sí, efectivamente. El rosario de achaques incluye disminución de la alerta, retardo de los reflejos, cambios en la visión, pérdida de coordinación muscular y hasta alucinaciones. Disminuye el autocontrol, afecta a la memoria y a la capacidad de concentración. Pare. De seguir empinando el codo, la cosa se complica. Con 2 gramos de alcohol por litro de sangre aparecen los desagradables vómitos. Con 3, riesgo de coma y llegados a 5 gramos, ya peligra la vida.
Cómo afecta a cada persona depende de varios factores. De lo que se ha comido y bebido, la hidratación e incluso la propia genética. Detrás de una resaca están sustancias como el metanol, la histamina, el acetaldehído y diversos polifenoles. Se generan simultáneamente al proceso de obtención del alcohol.
No es un trastorno grave, pero sí molesto. El dolor de cabeza se debe principalmente a los productos tóxicos citados de degradación del alcohol. Además, si la bebida es de mala calidad, mayor será la presencia de estas sustancias en el organismo.
Las molestias gástricas se deben a las erosiones en la mucosa del estómago producidas por el etanol y por otros subproductos de la fermentación del alcohol, los llamados congéneres. Las mezclas y combinados acentúan sus efectos.
La deshidratación, sequedad de boca y sed atroz se debe a la disminución de la vitamina B1 del organismo. ¡Basta! Hay que reponerse. Comer y beber (agua). Ciertos alimentos como el huevo, que contienen cisteína, y el agua acortan los síntomas al prevenir la deshidratación causada por el alcohol. Entre los remedios caseros también se aconseja el consumo de bebidas isotónicas o productos con vitamina B6 como los cereales con base de arroz, avena, trigo y frutas rojas.
Yogur, agua con limón o jugos de fruta, como el tomate, ayudarán a pasar el calvario, aunque muchos sucumben a la química para eliminar el tedioso dolor de cabeza con aspirina o ibuprofeno, aunque mejor evitar cualquier tipo de medicamento con paracetamol.
Un estudio de la Universidad de Sun Yat-Sen (Guangzhou) sitúa elSprite como la mejor bebida para acelerar el proceso de eliminación de toxinas, más efectivo, según el experimento, que tes y bebidas a base de hierbas. Quizá le funcione.
Se da por bueno que las bebidas oscuras como el vino tinto, ron, o whisky son más propensas a generar resaca que las blancas (vino blanco, ginebra o vodka) y que las mujeres las padecen en mayor medida. Los años tampoco perdonan. Con la edad, las resacas son peores. ¿O no?
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