Difícil elección. Andalucía tiene tantas localidades con encanto, tantos pueblos de cal y teja moruna, de geranios y buganvillas, de patios frescos y calles estrechas, que se barrunta imposible seleccionar solo una decena. Aquí va una lista con 10 de los más bellos. Con la seguridad de que hay otros 10 ó 20 ó 30 más.
1. FRIGILIANA (Málaga)
Este pueblo perfecto de estampa morisca es uno de los más famosos y turísticos de la Costa del Sol. Parece como si todos los elementos interpretan la coreografía que de ellos se espera: el muro encalado, la maceta de geranios, la calle empedrada, el rincón fresco y oscuro de una calleja… Una impecable estampa andaluza descubierta hace ya mucho tiempo por el turismo internacional, que llega desde la cercana costa en oleadas todos los días a bordo de autobuses.
2. PRIEGO DE CÓRDOBA (Córdoba)
Priego tiene en común con la capital provincial no solo su apellido sino un barrio moruno tan coqueto y apañado como el de Córdoba, aunque mucho más reducido. A esta parte antiquísima de Priego se le conoce como Barrio de La Villa y se ubica entre las murallas del castillo y el balcón del Adarve, un cantil que se asoma al río y que protegía a Priego de incursiones indeseadas.
3. MOJÁCAR (Almería)
Hace ya mucho tiempo que dejó de ser un apacible pueblo andaluz para convertirse en decorado turístico, pero eso no desmerece un ápice su bella arquitectura tradicional y la armonía de sus perfiles blancos.
4. COMARES (Málaga)
Es el pueblo más afamado y bien conservado de la Axarquía occidental. Ya desde lejos barrunta interés por su impecable estampa, subido en lo alto de una crestería. Una vez que se alcanza la cima del cerro y se aparca el coche en el aparcamiento disuasorio –imposible acceder con él por estas callejas – se inicia un descenso a pie en la historia del urbanismo medieval.
5. ZUHEROS (Córdoba)
Vigilando la escarpada ladera norte de las sierras Subbéticas, aparece uno de los conjuntos de fortaleza y pueblo blanco más pintorescos de la provincia de Córdoba. Zuheros está enriscada de forma casi imposible en un peñón vertical desde el siglo IX, con sus muros eternamente blancos y perfilados por la cenefilla, una línea de tintura de nogalina con las que los vecinos delimitan las paredes y el suelo.
6. GRAZALEMA (Cádiz)
Como otras muchas localidades de la sierra homónima, Grazalema tiene un manifiesto origen árabe. Raíces visibles en sus pulcras calles empedradas, en sus fachadas de mortero de cal y en la uniformidad del manto de teja moruna que cubre sus techumbres, visible desde la carretera que sube al puerto del Boyar como si fuera un río de adobe que cubre el fondo del valle
7. ALÁJAR (Huelva)
Otro de esos pueblos sacados de un grabado costumbrista decimonónico. En Alájar encontramos de nuevo el deleite de las calles prietas y estrechas que parecen confabularse para impedir el paso de los rayos del sol. La mejor vista del pueblo se obtiene desde la Peña de Arias Montano, un promontorio de toba caliza que domina el casco urbano y la gran mancha de bosque mediterráneo que lo rodea
8. RONDA (Málaga)
Jorge Luis Borges dijo que era “la delicada penumbra de la ceguera, un cóncavo silencio de patios, un ocio del jazmín y un tenue rumor de agua que conjuraba memorias de desiertos”. Pocas ciudades andaluzas han sido cantadas tantas veces y por tantas plumas como Ronda. Pero es que tampoco ninguna tiene el emplazamiento tan soberbio que tiene ella. Cuna del toreo, Ronda es una ciudad señorial de múltiples palacios e iglesias.
9. CARMONA (Sevilla)
Es una las grandes ciudades monumentales del valle del Guadalquivir, con un importante pasado romano y árabe. Sus monumentos y lugares de interés forman un todo compacto dentro de lo que fue el recinto amurallado, con docenas de calles y edificios en perfecta armonía dibujando uno de los cascos históricos más auténticos de Andalucía.
10. PAMPANEIRA (Granada)
De los muchos pueblos morunos de las Alpujarras, Pampaneira es el que mejor ha conservado su esencia arquitectónica y la pureza de un urbanismo que hunde sus raíces en la comunidad hispano-musulmana y que conserva grandes similitudes con el de los pueblos bereberes del Atlas marroquí. Su casco urbano nos devuelve a la esencia de la Andalucía más recóndita.
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