Renta Básica Universal. Tres palabras que esconden, por sí mismas, un concepto que va mucho más allá del simple ámbito económico. Que el Estado pague una remuneración fija a cada persona por el mero hecho de ser ciudadano. Una revolucionaria propuesta que desembarcaba en nuestro país de la mano de Podemos, que convertía la RBU en santo y seña de su programa electoral y que le aupaba el pasado mes de Mayo, con más de 1 millón de votos, a las puertas del Parlamento Europeo.
¿Qué pasaría si todos los españoles tuvieran un ingreso mensual asegurado? ¿Desincentivaría eso que muchos trabajasen? ¿reduciría la pobreza? ¿qué efecto tendría sobre los precios, los salarios y la actividad económica general? ¿Incentivaría el trabajo en negro? ¿Sería posible aplicarlo en nuestro país? Y todavía mucho más importante... ¿deseable?
La propuesta, después ligeramente matizada por el equipo de Pablo Iglesias, ha encendido las alarmas más allá de los estamentos económicos del 'terrible' neocapitalismo global: organismos vinculados a la Unión Europea mostraban en los últimos días su creciente preocupación por el innegable 'efecto llamada' que podía suponer su implantación en territorio español.
Que cada persona, por el simple hecho de estar censado en España, tuviera derecho a reclamar una prestación, fija, de 600 euros mensuales, podría convertir el Mediterráneo en un mar de pateras a la desesperada rumbo al paraíso prometido.
En África, donde el salario medio no supera, en muchos casos, los 60 euros al mes, ese 'regalo envenenado' del Gobierno español supondría, la mayoría de veces, una lluvia inesperada de riqueza con la que se podría mantener durante años a varias familias autóctonas. Un peligroso 'Caballo de Troya' que dejaría a España como el principal foco migratorio de entrada a territorio de la Unión.
En un mundo globalizado, crear un país de subsidios no parece precisamente la mejor receta para crear riqueza. Difícil fórmula que amenaza con igualar (por abajo) a todos los ciudadanos españoles. En la salud y en la enfermedad. En la riqueza y en la pobreza. Sobretodo y fundamentalmente en la pobreza. Muy humano, demasiado utópico.
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