10 de enero de 2015. 02:06hMarta Palacio.
22 votos separaron al PSOE de la derrota en las últimas elecciones municipales. Socialistas y populares obtuvieron 11 concejales, pero el pacto del pupilo de Tomás Gómez en el municipio con IU «salvó» al secretario general del PSOE en Madrid de perder su bastión más preciado. Parla era entonces para Gómez motivo de orgullo. Hoy es su mayor quebradero de cabeza. Su candidatura depende de que la Justicia le impute por el disparatado presupuesto que gastó en el tranvía de Parla; un caso que investiga el Juzgado número 5 del municipio. Y mientras la Justicia debate si el socialista pudo cometer delito, en la calle, la huelga de basuras está enterrando al PSOE.
Los impagos del Ayuntamiento a la empresa que se encarga de la limpieza viaria se han convertido en arma arrojadiza entre los concejales socialistas, en guerra, desde las primarias, que ganó el candidato «tomasista». Una guerra que ha aislado al PSOE local hasta quedarse sin aliados, ni siquiera en su socio «natural» de Izquierda Unida, el único que le sostiene en el Gobierno. De hecho, ayer, los concejales de IU, PP e UPyD se unieron para presionar al PSOE; una «piña» nunca antes vista que va camino de sepultar definitivamente a un PSOE fracturado, que en cuatro meses debe enfrentarse a las elecciones, y que podría tener consecuencias determinantes en el Gobierno municipal.
La huelga de basuras, que oficialmente cumple hoy diez días, nació de forma casi paralela a la guerra abierta en el PSOE municipal, que Gómez abandonó en 2008.
La dimisión del ex alcalde José María Fraile –sucesor directo del líder del PSM en la Alcaldía y ex concejal de Hacienda del Gobierno de Gómez en Parla– por su imputación en la «operación Púnica» encendió la mecha. Tras su salida del Ayuntamiento el pasado octubre, la lista corrió hasta Beatriz Arceredillo, que se convirtió en alcaldesa por sorpresa. La hasta entonces concejala «díscola», a quien Fraile desplazó por enfrentarse a él al inicio de la legislatura por un ERE municipal que afectó a 66 trabajadores, no cedió a las presiones de los concejales «frailistas», ni a las de Ferraz, que la presionó para que renunciara al bastón de mando y se lo cediera a Pablo Sánchez Pastor, el «tomasista» ganador de las primarias y por tanto, candidato a las próximas elecciones.
Ahora Arceredillo está pagando su paso al frente. Apoyada únicamente por un concejal, a quién nombró primer teniente de alcalde, la regidora no logra poner fin a una huelga salvaje que tiene a Parla en alerta por insalubridad, a la que ni siquiera el Ministerio de Medio Ambiente ha dado respuesta, pese a la petición de auxilio que mandó esta semana la regidora.
Lejos de buscar una solución, tanto los concejales de su Gobierno como el propio Tomás Gómez se han dedicado a torpedear a la alcaldesa criticando su gestión de la crisis. El líder del PSM subrayaba ayer que «un conflicto de estos suele durar unas hora, uno o dos días, pero éste se está alargando demasiado». «Le pido que lo resuelva», sentenció.
Al hilo de este enfrentamiento, el portavoz de la Comunidad de Madrid, Salvador Victoria, pidió ayer a Gómez que «deje de hurgar en la basura de la huelga de Parla y deje trabajar al Ayuntamiento». Tras la declaración de Victoria, y quizás consciente de que, pese a sus desavenencias con la alcaldesa, le conviene que la huelga termine porque la basura de Parla, y prácticamente todo lo que sucede en su ex municipio le afecta como candidato, Gómez hizo esta llamada al orden e incluso fue visto ayer en Parla. Aunque de poco sirvió.
A las 15:00 horas, los tres grupos de la oposición (PP, IU y UPyD) se unían para presionar a la alcaldesa y a sus concejales para que solucionen la huelga.
En un gesto sin precedentes –sobre todo por IU, que ejerce en la sombra de socio del PSOE–, los tres portavoces se pusieron de acuerdo para solicitar una reunión urgente con la alcaldesa y anunciar un encierro que se prolongará hasta que no se consiga un acuerdo que solvente la situación.
El encierro
El encierro tuvo respuesta: Arceredillo se reunió con los trabajadores y con sus concejales, que intentaron trasladar por primera vez, al menos de cara a la galería, una imagen de unidad.
Tras una tarde larga de reuniones, pasadas las diez de la noche el Gobierno local aseguró a los portavoces de la oposición que había mandado una nueva propuesta a la empresa concesionaria con un nuevo calendario de pagos. Al cierre de esta edición, la empresa no había contestado a la nueva propuesta supuestamente mandada por el Ayuntamiento y Parla seguía sumida en el caos con las calles intransitables por los montones y el olor que desprende la basura.
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