por Javier Gallego | 25
junio, 2014
La crisis está
siendo un éxito para los grandes patrimonios que se hincharon con la burbuja
inmobiliaria. Ya han recuperado lo que perdieron, están aumentando su riqueza y
en el camino han ganado ventajas sobre los trabajadores. Según se publicó hace
unos días, las tristemente famosas SICAV en las que la mayoría de estos
ricachos invierten porque apenas tributan al 1%, han vuelto a niveles de renta
anteriores a la crisis y alcanzarán máximos históricos al final de este año.
Los ricos han salido de la crisis en la que nunca entraron, han dejado
de perder para volver a ganar dinero a espuertas.
En las mismas
fechas se publicaba que somos el segundo país de Europa, detrás de Grecia, en
el que más han caído los sueldos este año, a pesar de la tímida recuperación.
Es evidente que el aumento de la riqueza se queda arriba y no llega abajo. Somos
el país de la OCDE en el que más ha aumentado la desigualdad entre 2007 y 2011.
Y según un informe de UNICEF, los hogares con hijos en los que los padres están
en paro han aumentado un 190%. Pero los dos últimos gobiernos han recortado el
presupuesto para la infancia. La crisis es como un vampiro: les
chupamos la sangre a los más débiles para fortalecer aún más a los
fuertes.
Y cuanto más
chupan, más quieren. Hace unos días, la Patronal pidió que el despido sea
gratis en el primer año de contrato fijo, como ya lo es en los temporales y que
se amplíe la edad para contratos de formación más allá de los 30, o sea, que se
nos pague como aprendices aunque peinemos canas. En el barullo, nos van colando
goles y por si tenéis idea de protestarle al árbitro, también quiere la
Patronal que se limite el derecho de huelga. Los ricos aprovechan que estamos
por los suelos para desvalijarnos y pisarnos la cabeza para seguir ascendiendo.
Lo peor es que
han contado con la ayuda inestimable de quienes tienen la misión de evitarlo.
Ayer supimos que el Tribunal de Cuentas que debe vigilar que no nos estafen,
tiene un 10% de amigos y familiares del gobierno. Hoy Magdalena Álvarez ha
tenido que dimitir del Banco Europeo de Inversiones por su imputación en los
EREs y Willy Meyer de su cargo de eurodiputado por tener un fondo de pensiones
en una SICAV de Luxemburgo. Si ambos son inocentes como dicen, no podemos
estar en manos de inconscientes que no se enteran ni de que nos roban. Al mismo
tiempo la policía está deteniendo a miembros de UGT Andalucía por robar el
dinero de los parados. Estamos desarmados en manos de desalmados
y los que tenían que protegernos han vendido su alma al diablo.
Y a ellos les
aforan como a reyezuelos. No hay más que ver la reforma fiscal recién
presentada. Le ponen un impuesto al finiquito de despido pero no se tocan las
prebendas de las grandes fortunas donde está el gran agujero de fraude. Ya dijo
Montoro que “no es momento de revisar la fiscalidad de las SICAV”. Pero sí para
hacerles una amnistía fiscal. Los de arriba suben cada vez más porque están
escalando una montaña de pobres cada vez más alta. Es un plan perfecto. Y
sería un crimen perfecto si no hubiéramos descubierto a los culpables.
Ahora hace falta que podamos atraparlos.