La guerra entre el PP madrileño y el nacional, entre Esperanza Aguirre yMariano Rajoy, empieza a recrudecerse y a cobrarse las primeras cabezas. La de Francisco Granados, antaño delfín de la lideresa y hogaño señalado por Sol como uno de los “filtradores de Génova”, ha sido la última en caer. Y por mucho que el entorno de Aguirre asegura que “nada tiene que ver su ‘dedo divino’”, a nadie se le escapa que era uno de los enemigos declarados para la cúpula del PP de Madrid.
Granados, que hasta hace unos años cortejaba a la presidenta de la Comunidad para ser elegido sucesor ante Ignacio González, acabó derrotado por éste y pasó a cobijarse en Génova, donde siempre son bienvenidos aquellos que puedan poner en un compromiso a Aguirre. “Sabemos que muchas de las cosas que se han dicho y filtrado, falsedades en su mayoría, parten de su despacho”, aseguraban extraoficialmente fuentes de la Comunidad refiriéndose a Granados hace meses. El político madrileño, con pies de barro por sus relaciones con un constructor de Valdemoro yacusaciones de ser el responsable del espionaje a González, estaba en el punto de mira de la actual dirección del PP regional desde hace tiempo.
La ‘guerra’ se había mantenido más o menos soterrada hasta que volvieron a reactivarse varias causas judiciales que afectaban directamente a Ignacio González o la propia Esperanza Aguirre. “Eso, por no hablar de los palos en las ruedas que se ponen desde el Gobierno a la Comunidad”, se queja otra fuente del Gobierno regional en referencia al fiasco de Eurovegas -“Moncloa no hizo nada y acabó por cansar a Adelson”- o los rifirrafes con el ministro Montoro a costa de la financiación autonómica.
En cuanto al tema judicial, desde Madrid se reavivan viejos fantasmas que toman cuerpo en forma de Alberto Ruiz-Gallardón. “Qué curioso que en los tribunales, se avance tan rápidamente en todo lo que toca a la Gürtel madrileña, mientras que la Fiscalía obstaculiza lo que corresponde a los papeles de Bárcenas o a la trama nacional”, dicen en el entorno de Sol. Y recuerdan que mientras que a Esperanza Aguirre se le hace testificar, aunque sea por escrito y en su despacho, el fiscal rechaza que el ministro sea llamado por el caso Noos. “Mucha casualidad, ¿no?”, insisten.
En esa misma lista de agravios se sitúa la reapertura del caso del ático de Ignacio González y la imputación de su mujer, Lourdes Cavero, vicepresidente de CEIM. “La Fiscalía, que es muy proactiva en otros casos, en éste ha dejado hacer”, se quejan en la Comunidad, y la imputación sobre la esposa del presidente y todo el proceso judicial planeará sobre este último año de legislatura y le perseguirá hasta casi la designación de candidatos.
Y aquí llega el otro gran detonante de esta guerra entre Sol y Génova: Esperanza Aguirre ha visto en el ‘dedazo’ de Rajoy en la elección del candidato al PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, lo que le puede pasar a ella y a su delfín. Y ante la maniobra previsible de Génova para apartar a González, la lideresa -como Julio Anguita hace años con su “¡Programa! ¡Programa! ¡Programa!”-exige a Génova “¡Estatutos! ¡Estatutos! ¡Estatutos!” para reclamar que “los candidatos los eligen los partidos regionales y Génova los ratifica”. Claro que en la sede nacional ya tienen el argumentario y recuerdan que “Esperanza sólo tiene que mirar a los candidatos que designó ella para las últimas municipales: muchos ni residían en las ciudades y fue su ‘dedo divino’ el que les puso al frente de las listas”.
Aguirre ha vuelto a insistir esta semana que no quiere competir “ni para Europa ni para la Alcaldía”, donde las encuestas internas muestran que tampoco con ella se lograría la ansiada mayoría absoluta y en la que la alcaldesa Ana Botella no piensa tirar la toalla y la delegada Cristina Cifuentes sigue siendo una alternativa. Pero lo que sí ha dejado claro es queno piensa claudicar y va a plantear una dura batalla para que Ignacio González sea el candidato del PP a la Comunidad.
A la reunión de Valladolid acudió con todas sus huestes -doscientos militantes del PP madrileño, un 10% de todo el PP que se juntó en la capital pucelana-. Entonces, dicen algunas fuentes judiciales, tanto ella como González ya sabían que desde Suiza había llegado una comisión rogatoria delatando la cuenta de Granados. “González lo puso en conocimiento de Génova a final de año o principios de enero -aseguran las mismas fuentes- yen el partido no hicieron nada”.
Curiosamente, en la semana en la que Aguirre avisa de que no va a permitir que le impongan un candidato a la Comunidad en 2015, ‘El Mundo’ destapa la cuenta de Granados. “Durante el último año -asegura una fuente muy cualificada de la Comunidad- el diario, con Pedro J., nos machacó dando portadas a historias como la del ático sin apenas sustento, más que lo que decía un sindicato y recortes de prensa”, y añadía como motivo de la “persecución” un suculento contrato de publicidad institucional que se había suspendido y que había puesto en aprieto las cuentas del diario. “La historia de Granados sólo ha salido tras la caída de Pedro J”, apuntan otras fuentes, lo que se interpreta también como una nueva etapa en las relaciones del diario con la Comunidad.
El resultado de esta ‘guerra’ es que a Mariano Rajoy le han metido en la cama la cabeza cortada de Granados. Pero el inquilino de Moncloa, lejos de alterarse como el productor terco de “El Padrino”, calla y deja que los nervios asalten a otros. Así hizo con Cospedal y los andaluces y así tiene a los eurodiputados con las listas a Bruselas. Y cuando le preguntan por su próximo movimiento, siempre responde: “Es que, es muy difícil…”, lo que, a la vista de los cadáveres de sus enemigos que va dejando con el tiempo, podría traducirse como: “Que parezca un accidente…”.
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