domingo, 5 de enero de 2014

Guerreros de Terracota



 Parece ser, que la tradición oral china
no se equivocaba. Lejos de ser un
“cuento chino” y por aquello de que ”cuando el río suena, agua lleva”; el descubrimiento de esta grandiosa sepultura viene a darle la razón a una antigua leyenda china que situaba en esta zona el enterramiento del primer emperador de China.


 El emperador tenía la creencia basada en la tradición
popular china de que había de rodearse de riquezas e imágenes de soldados, para poder  recrear su vida suntuosa y su poder terrenal en la otra vida.
“Se cree que los antecesores de Qin Shihuang se hacían enterrar con soldados y concubinas de carne y hueso, pero que en la época del Primer Emperador ya se había cambiado esta cruel práctica por la de hacer dobles de arcilla”.
Los científicos chinos consideran que todavía quedan
muchos más hallazgos por descubrir en este complejo titánico pero cuestiones económicas y dificultades técnicas impiden realizar más labores de prospección en este mausoleo.





 Los guerreros de terracota de Xi´an son uno de
los monumentos más conocidos de China y, al mismo tiempo, uno de sus mayores misterios.
Aunque estos 7.000 soldados de arcilla, modelados a escala real y cada uno con rasgos fisonómicos distintos, ya constituyen un tesoro arqueológico por sí mismos, se supone que son sólo una pequeña parte de un hallazgo mucho mayor: el espectacular mausoleo de Qin Shi Huang, el primer emperador que unificó China en el año 221 antes de Cristo y ordenó erigir los tramos más antiguos de la Gran Muralla.


 Durante más de 2.000 años un poderoso ejército de
soldados de barro ha protegido la tumba secreta de
Qin Shi Huangdi, el primer emperador de China.
Hasta comienzos de 1974 nadie sabía de su existencia, pero hasta la fecha los arqueólogos chinos continúan tratando de descifrar su misterio. Qin Shi Huangdi ascendió al trono del estado septentrional de Chin en 247 a.C., a los 13 años de edad, y 26 años después ya había conquistado toda China y fundado la dinastía Chin; trató de unificar el país y también emprendió la construcción de la Gran Muralla para proteger sus extensos dominios.
 Los excavadores no salían de su asombro
cuando hallaron, mientras excavaban una tumba, las primeras once galenas recubiertas con ladrillos que guardaban en su interior estatuas de terracota dispuestas en formación de combate sobre treinta y ocho hileras. Hallaron más de ocho mil, de tamaño natural, y todas perfectamente conservadas. Un hecho excepcional en la historia de la arqueología.








 Como  ya  había  pasado  la  época  en  que  los
esclavos y los cortesanos eran sepultados vivos con el monarca muerto, tamaño real, el emperador ordenó que se hiciera un ejército de más de 7.000 soldados de barro de tamaño natural para que lo cuidaran en la otra vida.
Cuando murió, su tumba lucía tan suntuosa como los sarcófagos llenos de reliquias de los faraones egipcios. El sitio de la sepultura mide unos 5 Km. de   ancho,   y   para   construirlo   se   necesitaron
700.000 hombres.





 Un jinete de
barro de 1.80 m. de altura sostiene la brida de su corcel enjaezado.
El bocado y la rienda podrían quedarle sin ninguna duda a un caballo vivo.






 La mayoría de los caballos de terracota desenterrados del mausoleo de Qinshihuang, primer emperador de la Dinastía Qin
(221 a.c-206 a. c.)
y de la
China unificada, están "castrados", dijo Yuan Jing, arqueólogo de la Academia de Ciencias Sociales de China, tras un estudio sobre los más de 600 animales de tamaño natural.


 Según el especialista Yuan, los 520 caballos que tiran de los carros de guerra descubiertos junto a los guerreros de terracota en las afueras de Xi'an, capital de la provincia noroccidental de Shaanxi, tienen aparato reproductor, pero sin testículos.
Sin embargo, no ocurre lo mismo con los 116 animales del cuerpo de caballería. En ese caso, "algunos de ellos están capados pero otros no".

 De todos los confines de China fueron llamados los mejores artesanos, que esculpieron un magnífico palacio para el emperador debajo del monte Li, en la provincia de Shansi, en la región central del país. Muchas de las maravillas de la tumba fueron descritas por el historiador chino Sima Qian menos de un siglo después de la muerte de Shi Huangdi, pero nunca mencionó al ejército de terracota, descubierto en 1974. Lo valioso de las figuras halladas
es su realismo: no fueron vaciadas en moldes sino modeladas en forma individual, y tienen un nivel de perfección que ha desconcertado a los expertos.
El cuerpo de cada figura consta de piernas macizas y torso hueco; la cabeza y las manos fueron cocidas por separado y después se unieron al cuerpo mediante delgadas tiras de barro. Los toques finales se hicieron con un barro más fino, y los soldados fueron pintados así: pantalones de color azul marino, zapatos negros con agujetas rojas, y túnicas verdes con botones dorados y cordones púrpura. Incluso los remaches, las hebillas de los cinturones y la suela de los zapatos de los soldados arrodillados fueron esculpidos con asombroso detalle.


 Cada rostro de cada guerrero es diferente a los demás. No salen del mismo molde. Fueron moldeados a partir de la máscara mortuoria de los soldados caídos en la batalla...
Si los miramos con detenimiento comprobaremos que cada estatua tiene su propia personalidad, su propio rostro, como si presenciáramos la reencarnación de un ejército diezmado. Héroes inmortalizados, algunos junto a sus caballos, conservando en terracota su deseo de vivir más allá de la muerte. Emocionante descubrimiento que a nadie dejará insensible. Es éste un tesoro «viviente» único en el mundo.
 Armas   robadas:   Los   soldados   estaban   armados   originalmente   con espadas, lanzas y arcos y flechas de bronce, pero poco después del funeral se desató una revolución en China y los rebeldes saquearon la tumba y se llevaron las armas. Todos los guerreros tenían pedestales que descansaban sobre el suelo embaldosado, y fueron colocados en formación de batalla con 600 caballos de Oficial de infantería Cada figura de terracota es única, y quizá sea el retrato de algún miembro del ejército del emperador.
Las figuras son asombrosamente realistas: tienen cabello, bigote y barba, y los pliegues de la ropa parecen hechos de tela. barro y 100 carros de combate de tamaño natural hechos de madera. Los arqueólogos han sido muy cuidadosos al realizar su labor.
La tumba principal que contiene los restos del emperador aún no ha sido abierta y se espera encontrarla intacta; se dice que se usó cobre fundido para revestirla. La tumba puede corroborar algunas leyendas macabras que se cuentan en torno a ella: que las concubinas del emperador que eran estériles fueron ejecutadas y enterradas con él, y que los artesanos que decoraron la tumba fueron emparedados vivos en su interior para que no revelaran sus secretos. Quienes logren entrar a la tumba tendrán que ser muy cautelosos.

 No en vano, más de 700.000 trabajadores, la mayoría esclavos y reos, participaron durante 32 años en esta tumba que, al igual que las pirámides de las faraones egipcios, estaba plagada de trampas y en la que también se enterró a aquellos ingenieros que conocían sus secretos. Por ese motivo, muchos se preguntan ahora si los guerreros de terracota no estarán custodiando una pirámide en la que descansaría el primer emperador de China.







 Exposición
'Terracota Army' (Ejercito de Terracota), que muestra más de 150 réplicas en tamaño original de los Guerreros de Xian.







                                         FIN

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