lunes, 13 de enero de 2014

España busca recuperar 1.000 millones anuales de inversión estadounidense


España tiene que superar mañana una de las pruebas más importantes a las que se ha sometido desde que se desatara la crisis financiera en el verano de 2007. Y lo va a hacer en el mercado más importante y transparente y ante uno de los tribunales más exigentes: el mundo empresarial y financiero de los Estados Unidos. El objetivo del examen no es otro que recuperar la confianza de la economía más grande del mundo y hacer que el flujo de inversiones directas de Estados Unidos en España vuelva a la normalidad tras el parón provocado por la doble recesión. España aspira a que el flujo de inversiones vuelva a situarse en los niveles previos a la crisis, es decir en torno a los 1.700 millones de euros, una cifra muy lejos de los 462 millones de 2008 o los 661 millones de los nueve primeros meses del pasado año, últimos datos disponibles. Según la Dirección general de Comercio, en el primer semestre del pasado año la inversión productiva procedente de EE UU cayó un 75,8%, siendo la más importante en términos relativos. España echa de menos esa diferencia de 1.000 millones anuales que durante la crisis ha elegido otros destinos.
Gates muestra su confianza
La cumbre del empresariado español y estadounidense que se desarrollará mañana martes en Washington llega en muy buen momento para España, con la bolsa retomando el pulso ya por encima de los 10.000 puntos, el PIB esperando la confirmación de un crecimiento más vigoroso en el último trimestre del pasado año (tras la vuelta al terreno positivo del verano), con datos muy esperazandores en la lucha contra el paro (en diciembre el número de desempleados se redujo en una cifra histórica, 107.570, y en todo el año 2013, en 147.385) y con el regreso de los inversores extranjeros tras superar el riesgo de rescate del verano de 2012.
Puede que sólo sea una casualidad, pero la entrada de Bill Gates, cofundador de Microsoft, y una de las mayores fortunas del mundo según la lista de «Forbes», en el capital de FCC en octubre del año pasado ha coincidido con una sensible mejoría de la percepción que sobre España se tiene en las principales economías del mundo. El pasado 22 de octubre, la empresa constructora de Esther Koplowitz anunció que había realizado la venta de 7,6 millones de acciones que estaban en autocartera (el equivalente al 6% del capital) a una o más entidades vinculadas a la familia Gates.
La operación ha sido uno de los aldabonazos que necesitaba la economía española, sacudida desde hace meses por una crisis de confianza que parece que definitivamente se ha instalado al menos entre los grandes inversores y los países de nuestro entorno. No es de extrañar que el Consejo Empresarial para la Competitividad, cuyos miembros arropan al presidente del Gobierno en su visita a la capital estadounidense, haya elegido Washington para celebrar el martes una reunión, que pondrá el punto y final al programa económico de gira de Rajoy. El CEC está formado por las principales empresas españolas, la mayoría de las cuales tienen presencia en numerosos países, fundamentalmente del continente americano.
Hace apenas tres semanas, el inversor de origen húngaro George Soros se convirtió en el tercer máximo accionista de FCC al comprar el grueso de la participación del 3,8% que recientemente vendió Esther Koplowitz, accionista de control de grupo de construcción y servicios. Soros se sumó así a Bill Gates, que dos meses antes se convirtió en el segundo socio de referencia de FCC, tras la propia Esther Koplowitz.
Desde entonces parece que todo ha ido sobre ruedas para la economía española. Le faltaba algún informe favorable más de los bancos de inversión. En septiembre ya lo tuvo de Morgan Stanley, que aseguró que no se podía comparar la situación de España con la de Italia aunque los mercados no discriminen el trabajo en un país y en otros y las reformas llevadas a cabo.
El respaldo de JP Morgan
El pasado viernes, JP Morgan, otro de los grandes bancos de inversión estadounidense aventuró que España crecerá este año un 1%, tres décimas más de las previstas hasta este momento por el Gobierno, como consecuencia de la conjunción de distintos datos «alentadores» de los últimos meses, como la producción industrial, las exportaciones, el consumo interno y la confianza de los consumidores.
Sobre los bancos, el documento cree que están «bien capitalizados» y han registrado una mejora importante de su liquidez, aunque todavía deben realizar provisiones para «limpiar sus balances». El informe considera que el objetivo de déficit público para 2014 «es alcanzable» y resume la situación reconociendo «el destacable ajuste logrado por la economía española». JPMorgan considera que la economía española tiene «suficiente dinamismo» como para volver al crecimiento.
Tras el respaldo de la Unión Europea, España necesita que el primer inversor del mundo (la sexta parte del dinero que «viaja» tiene su origen en Estados Unidos) bendiga sus reformas. Del resultado final de la entrevista de Rajoy con el presidente Obama y del almuerzo con los 150 principales empresarios y banqueros del país depende el seguir manteniendo su puesto entre los diez países con más inversión recibida del mundo, con cerca de 650.000 millones de dólares hasta 2012, según los datos de la Unctad, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo.

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