Hoy traemos a esta página a “San Francisco” celebrado en Segura cada año el día 4 de octubre, era una fiesta muy entrañable y participativa; A lo largo del recorrido (carretera de Segura) ponían unas cantinas o tabernas que consistían en unos palos clavados en el suelo y unos travesaños para sostener la techumbre hecha de ramas generalmente de eucalipto; en ellas se expendía, yo creo que solo vino, era la bebida popular por excelencia y alcanzable a todos los bolsillos. A nosotros, la gente de Fuentes, nos gustaba mucho acudir a ella, aparte de la juventud, que lo hacía en sus caballerías, yo creo que la ilusión más grande era para los abuelos y sus nietos.Enjaezaban a sus caballerías con todos aquellos aditamentos más nuevos, lujosos y vistosos posibles, yo creo que confeccionados para la ocasión… para ellos la romería era solo la ilusión del camino, más que la llegada a la meta, esto es, al convento de San Francisco. Para ellos allí solo había puestos de chuches (las que se vendían entonces) muy poco diversas, algún juguete de madera o latón y muy poquito más, por esto digo antes LA ILUSION DEL CAMINO, muy difícil de explicar hoy, y para hacerlo sería ya el meternos en otros asuntos del entorno familiar actual y el vínculo o relación tan estrecho que existía entre nieto/abuelo. Yó, por desgracia, no conocí a mis abuelos, por tanto no pude verme en ese espejo, pero para quien hoy viva y su abuelo lo llevó a San Francisco, permanecerá imborrable en su memoria este tan grato, bonito y excepcional recuerdo.
Con cariño para todos vosotros y ojalá que podamos seguir dejando a nuestros hijos en herencia esos pequeños y a la vez grandes episodios, que por su bondad y belleza, graben en sus memorias y que sean dignos de ser contados por ellos a los suyos en un futuro más o menos lejano.
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