A la mujer hay que amarla, no comprenderla.
Es lo primero que hay que comprender.
Jamás he podido comprender tres significados:
la palabra nunca,
la palabra siempre
y la lógica femenina.
La mujer entiende por generosidad, principalmente, el molestarse por los demás;
el hombre, no molestar a los demás.
De ahí que un sexo considera al otro radicalmente egoísta.
C.S. Lewis
La mujer es como la noche: te rodea, te envuelve,te ahoga;
y sin ofenderte, sin ni siquiera tocarte.
La gran diferencia entre el hombre y la mujer es que
la mujer hiere por despecho y el hombre hiere sin razón.
Ledith P. Lugo
Si las mujeres no existieran, el dinero no tendría ningún sentido.
Aristóteles Onassis
En ningún momento he dudado que las mujeres son tontas.
Al fin y al cabo, el Todopoderoso las creó a imagen y semejanza
de los hombres.
La intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre.
R. Kipling
Cuando una mujer se rinde, es porque ha vencido.
Aldo Camarota
Los que matan a una mujer y después se suicidan
debían variar el sistema; suicidarse antes y matarla después.
Ramón Gómez de la Serna
La fuerza hidráulica más poderosa del Universo es la lágrima de una mujer
Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo.
Napoleón
Las mujeres tienen el don de hacernos hacer cualquier tipo de disparates,
inclusive de hacernos matar… Hay héroes, porque hay mujeres.
Lucio V. Mansilla
Quien sabe gobernar a una mujer sabe gobernar un
Estado.
Honorato de Balzac
Lo que les falta aprender a las mujeres es que nadie da el poder;
hay que tomarlo.
Rose Anne Barr
Una mujer hermosa agrada la vista, una mujer buena agrada al corazón;
la primera es una joya, la segunda un tesoro.
Napoleón
Sin vosotras, la vida no tendría sentido.
Elige una mujer
de la cuál puedas decir:
hubiese podido buscarla más bella,
pero no mejor.
Pitágoras
Cuenta la leyenda que al principio del mundo,
cuando Dios decidió crear a la mujer,
encontró que había agotado todos los materiales
sólidos en el hombre y no tenía más de qué disponer. Ante este dilema y después de profunda meditación, hizo esto:
s suaves curvas de las olas,
la tierna adhesión de la enredadera,
el trémulo movimiento de las hojas, la esbeltez de la palmera,
el tinte delicado de las flores, la amorosa mirada del ciervo,
la alegría del sol y las gotas del llanto de las nubes,
la inconstancia del viento y la fidelidad del perro,
la timidez de la tórtola y la vanidad del pavo real,
la suavidad de la pluma de un cisne y la dureza del diamante,
la dulzura de la paloma y la crueldad del tigre,
el ardor del fuego y la frialdad de la nieve.
Mezcló tan desiguales ingredientes,
formó a la mujer y se la dió al
Después de una semana, vino el hombre y le dijo:
¡Señor, la criatura que me diste me hace desdichado, quiere toda mi atención, nunca me deja solo,
charla incesantemente, llora sin motivo,
parece que se divierte al hacerme sufrir y vengo a devolvértela
porque no puedo vivir con ella!
Bien, contestó Dios . Y
cogió a la mujer.
Pasó otra semana, volvió el hombre y le dijo:
¡Señor, me encuentro muy solo desde que te devolví
a la criatura que hiciste para mí;
ella cantaba y jugaba a mi lado,
me miraba con ternura y su mirada era una caricia,
reía y su risa era música,
era hermosa a la vista y suave
al contacto.
Me cuidaba y protegía cuando
lo necesitaba,
me daba dulzura, ternura,
comprensión y amor sin
condiciones.
Por favor, Dios, devuélvemela,
porque no puedo vivir sin ella!
Ya veo, dijo Dios, ahora valoras sus cualidades. Eso me alegra mucho, claro que puedes tenerla de nuevo,
fue creada para tí, pero no olvides cuidarla, amarla, respetarla y protegerla;
porque de no hacerlo, corres el riesgo de quedarte de nuevo sin ella.
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