Una mujer llega a su casa de un viaje inesperadamente, de noche y abre cuidadosamente la puerta de su dormitorio.
Bajo el edredón ve cuatro pies en vez de dos.
Entonces va en busca del bate de béisbol de su hijo y empieza a golpear con todas sus fuerzas a las dos figuras debajo del edredón.
Después, ignorando los quejidos provenientes de la cama, va hacia la cocina a por un vaso de agua para el disgusto.
Cuando entra en la cocina, ¡(¡SORPRESA¡¡) ve a su marido allí, leyendo una revista.
"Hola cariño", dice él, "Tus padres vinieron hoy a visitarnos y yo les dije que se acostaran en nuestro dormitorio.
¿Los saludaste ya?
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