jueves, 24 de enero de 2013

Un palacio sobre raíles para el baño real

 Aunque  parezca el  palacete  de algún  excéntrico  visir en  las  costas del  Índico,  el edificio que veis en la imagen fue construido a finales del siglo XIX en la playa de La Concha de  San  Sebastián  y  se  mantuvo  allí durante  algunos  años  para  uso  y disfrute  del  rey Alfonso  XIII,  convertido  desde entonces en uno de los bañistas  más
friquis de la historia de la humanidad.
 Como bien explica el autor de Pruned, la existencia de estas "casetas de baño" se encuadra dentro de la moral victoriana de la época, que consideraba de mal gusto bañarse en público y ser visto en bañador. En franca competencia con los balnearios, los denominados "baños de ola" se convirtieron en una moda gracias a la discreción que procuraban estas "casetas rodantes", donde las damas y caballeros de la época podían entrar y salir del agua sin perder la discreción.
 El  palacio,  construido  en madera, se desplazaba  sobre dos raíles  que partían  la playa  por  la  mitad.  Gracias  a la  fuerza  de  un  motor  de  vapor,  el  dispositivo trasladaba al  monarca y su séquito  desde la  arena hasta el  interior  del  mar, donde
podían                 bañarse            a            salvo                 de            las                 miradas.
 Las  playas  más aristocráticas,  como las  de San Sebastián  y  Santander, se llenaron muy pronto de casetas, que avanzaban o retrocedían de la primera línea en función de las mareas. El donostiarra Siro Alcain cifra en 242 las casetas de baño existentes en la playa de la Concha a finales de siglo, a las que hay que sumar el gigantesco mamotreto de Alfonso XIII que podéis contemplar en las postales. Según este relato, el  palacete  móvil del  monarca fue construido  en 1894 y  permaneció  en uso hasta
1911, cuando se construyó un edificio de piedra a pie de playa.


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