Su testimonio era el más esperado y no defraudó. El expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, se sentó ayer, a las cuatro y media de la tarde, frente al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, y se marchó casi tres horas después, habiendo extendido la sombra de la sospecha sobre este Gobierno y el anterior.
A sus afirmaciones claras sobre cuáles fueron los momentos clave que precipitaron el descalabro de la entidad, se sumaron los mensajes velados poniendo nombres y apellidos sobre quiénes, según él, son los verdaderos responsables de que la entidad haya tenido que ser rescatada con 18.000 millones de dinero público.
El exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez; la exministra de Economía, Elena Salgado; y el actual responsable de esta cartera, Luis de Guindos, son los nombres propios de la caída de su entidad y de la mayor intervención de una entidad financiera en la historia de España, según Rato.
Como ya insinuó el expresidente de Bankia durante su comparecencia en el Congreso, y refrendó ayer el expresidente de Bancaja, José Luis Olivas, ante el juez Andreu, "el Banco de España les obligó a la fusión fría cuando no estaban preparados".
Por encima de él estaba la ministra de Economía socialista, Elena Salgado, a quien Rato acusa como responsable última de la salida a bolsa de la entidad, ya que fue un Real Decreto aprobado por ella el que forzó el estreno de la entidad en el parqué.
Su sucesor, Luis de Guindos, también es responsable de lo ocurrido, según Rato, por un motivo similar: las normativas que ha ido aprobando para forzar el saneamiento de los activos tóxicos inmobiliarios.
"Los Reales Decretos de De Guindos hicieron que se descuadraran las cuentas: así explicó Rato el desajuste en las cuentas y los balances", señaló a Reuters una fuente que había asistido a su declaración.
Los tres puntos débiles
Los tres darnos lanzados por Rato hacia los tres últimos responsables políticos del sistema financiero español se convierten en venenosos cuando se recuerda que los interrogatorios del caso Bankia se están centrando en aclarar, fundamentalmente, si hubo irregularidades en la fusión, en la salida a bolsa y en la reformulación de cuentas de la entidad.
Respecto a este último punto, el exvicepresidente del Gobierno también señaló que poco antes de dimitir, el Ejecutivo actual le pidió un nuevo plan para Bankia, sin importarle que el Banco de España acabara de haber dado el visto bueno al que había presentado.
Éste contemplaba un escenario de caída económica que, según Rato, ni los mayores agoreros podían imaginar. Sin embargo, decidió ponerse a trabajar en este nuevo plan, hasta que comprobó que había perdido la confianza de las "autoridades" y optó por presentar su renuncia.
Ésta llegó también después de que el consejo de administración de Bankia hubiera aprobado las cuentas correspondientes al año 2011, en las que presentaron un beneficio de 309 millones, sin haber recibido el visto bueno del auditor.
Deloitte, en cambio, sí refrendó los números que hizo el sucesor de Rato, José Ignacio Goirigolzarri, que destaparon unas pérdidas de 3.000 millones de euros.
Largo camino hacia el juicio
Con la declaración de Rato concluyen las declaraciones de los 33 exadministradores de la entidad que fueron citados como imputados por el juez Andreu. Tras este proceso, que forma parte de la fase de instrucción, vendrán las denominadas testificales, donde prestarán declaración otras partes no imputadas pero relacionadas de alguna manera en el caso.
En esta segunda fase se prevé la comparecencia del actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, de representantes del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) y de Fernández Ordóñez.
A continuación se presentarán las pruebas periciales y con toda la información recabada en este proceso de investigación el juez decidirá si abre el juicio oral.
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