jueves, 6 de diciembre de 2012

El tsunami blanco Por Lucía Etxebarria.


2012-11-22 
 
Quizá algún lector ha pasado por la experiencia de tener un familiar internado en un hospital, a la espera de un trasplante de médula. Por favor recuerden que si ese familiar hubiese enfermado en Estados Unidos, o bien habría fallecido (así de simple) o bien su enfermedad habría arruinado el resto de la familia, pues su tratamiento habría costado 3 millones de dólares. Han leído bien: 3 millones. Cualquiera que me lea, sin duda, cuenta con un familiar o un amigo que ha sido tratado por cáncer, o leucemia o artrosis o pancreatitis o un infarto, o que sufrió un accidente de tráfico, o laboral, o un asalto, o que se quemó o intoxicó o cortó en un accidente doméstico…
¿Ya tiene identificado a ese amigo o familiar? Vale.
Ahora piense usted que si viviera en los Estados Unidos eso le podría haber costado laruina a la familia. ¿Creen que exagero? No, en absoluto. Cada treinta segundos una familia estadounidense se declara en bancarrota por su incapacidad para pagar las facturas médicas. Voy a poner un ejemplo que viví personalmente. Mis ex cuñados residen en Estados Unidos. El es informático y ella es ama de casa. Tienen dos hijos. El pequeño empezó a sufrir unas migrañas que fueron aumentando de intensidad hasta que una noche el niño se despertó aullando de dolor. Los padres se presentaron con él en urgencias. Los médicos pensaron que sufría una meningitis. El niño estuvo sometido a observación y chequeo durante una semana y los médicos estaban cada vez más perplejos porque no encontraban ni virus ni infección ni conseguían determinar el mal que aquejaba al niño, hasta que, por fin, se descubrió la razón de las jaquecas: el oculista se había equivocado en la prescripción de las gafas y el niño llevaba un año usando unas gafas que no se correspondían con su graduación. La factura ascendió a 3.000 dólares. El padre de la criatura estaba convencido de que el seguro la cubriría. Pero no.
El seguro médico en EEUU funciona de una forma parecida a cómo el seguro de la casa en España. Si su casa sufre un siniestro, el seguro llama a un perito que decide si el seguro lo cubrirá. Y si el seguro se niega, más vale que tenga usted dinero disponible. Entre los supuestos que el seguro cubría no estaba incluido el error de otro profesional que, para colmo, no estaba asociado al seguro. Además, al no tratarse de una “enfermedad” propiamente dicha, no se incluía en ninguna categoría. Así que la familia tuvo que pedir un crédito para pagar la factura.

47 millones de personas en EEUU ( el 15% de los ciudadanos) carecen de cobertura sanitaria. Entre los que sí la disfrutan hay grandes diferencias. Si se pertenece a un gremio bien sindicado se accede una buena cobertura sanitaria, aun cuando nunca será tan buena como la que existe en cualquier país de la UE. Los demás, 100 millones de personas, un tercio de la población, están cubiertos, peroprecariamente (como es el caso de mi ex cuñado). Y no piense usted que los no asegurados son mendigos, perroflautas o hippies bohemios, no. La gran mayoría de personas que no tienen ninguna cobertura sanitaria trabajan, pero su trabajo no les proporciona seguro médico. Así las cosas, los estadounidenses han de recurrir a carísimos seguros médicos. Y si uno es diabético o asmático, le es prácticamente imposible asegurarse.
 
En Estados Unidos, el 40% de las personas que se están muriendo como consecuencia de unaenfermedad terminal manifiestan estar preocupadas por cómo ellos o sus familiares pagarán susfacturas médicas. Un 12% de entre ellos tienen que vender parte de su propiedad para poder pagar sus facturas. Y más de 100.000 personas mueren en Estados Unidos al año por falta de atención médica, según el Profesor de Harvard David Himmelstein. La gran paradoja de la sanidad en Estados Unidos es que se trata del segundo país que más dinero destina a sufragar la sanidad -5.000 euros per cápita al año frente a los 1.700 de España- y el que tiene el sistema más deficiente de todo el primer mundo.
 
Repito: Estados Unidos es el segundo país del mundo que más dinero destina de su P.I.B a sanidad, (el primero es Malta que, como recordarán, es uno de los países más corruptos de la UE según Transparency International). Eso quiere decir que del dinero total del país, los ciudadanos gastan un 60% más en el cuidado de su salud que en España.
Veamos ahora la calidad de la sanidad de Estados Unidos.
La tasa de mortalidad infantil es un buen indicador del nivel de salud de un país. La tasa de Estados Unidos es de 6 muertes por cada 1000 nacimientos normales. En España la tasa está en 3,4, casi la mitad e inferior incluso a las de Finlandia, Alemania, Francia y Noruega. La tasa de mortalidad materna en parto (esto es, las mujeres que mueren cuando dan a luz) es otro indicador fiable. EnEspaña fallecen seis mujeres por cada cien mil niños nacidos vivos. España ocupa así el noveno lugar de un ranking total de 125, por encima de Estados Unidos, pues allí fallecen 21 bebés por cada 100.000 nacimientos vivos. La diferencia es muy significativa. Hay que tener en cuenta que en Estados Unidos muchas mujeres dan a luz en su casa no porque crean en el parto natural sino porque no pueden permitirse pagar el hospital. De ahí la elevada tasa de mortalidad en el parto.
 
La tasa de obesidad en adultos en Estados Unidos es exactamente el doble que la española.
 
En esperanza de vida en España está en el puesto 12 del mundo, mientras que Estados Unidos está en el 37.
Las estimaciones han sido elaboradas por la OMS, UNICEF, el UNFPA y el Banco Mundial.
 
¿Por qué esta desproporción entre gastos y resultados?
Porque del 30% al 16% del coste del aseguramiento en Estados Unidos va a cubrir loscostes administrativos.
 
Entre estos costes están los escandalosamente altos ingresos de los ejecutivos,
Un ejemplo: William McGuire, Presidente de United Health Group, recibe al año 37 millones de dólares más 1.776 millones de dólares en acciones. Las compañías de seguros privados están entre las que reportan más beneficios de EEUU. Beneficios para sus accionistas, no para sus asegurados, se entiende. Todo un negocio…
Un negocio para las grandes empresas sanitarias privadas. No para los ciudadanos.
El negocio redondo, porque todos los ciudadanos necesitamos servicios de salud. Todos sin excepción. Hay gente a la que no le gustan las bebidas con gas. Y no las bebe. Coca-Cola nunca hará negocio con ellos por muchas campañas publicitarias estupendísimas que hagan. Lo mismo podemos decir del Iphone. Hay un segmento de la población que no sabe ni quiere usarlo (mi madre sin ir más lejos) y a los que Apple nunca llegará. Pero todos, absolutamente todos, necesitamos ir al médico.
En el fondo, privatizar la sanidad es como privatizar el aire.
Con los datos en la mano es evidente que no es ya difícil sino imposible defender las excelencias del aseguramiento privado sobre la financiación pública. Pero lo están haciendo los economistas liberales en España, que dominan el campo de la economía sanitaria de nuestro país.
 
¿Lo hacen porque ellos son ricos y pueden pagarse un seguro privado?
Probablemente sí, pero además… Hay otra razón mucho más interesante.
Ni desde el punto de vista económico ni desde el de calidad, la sanidad privada supera a la pública. Si en España vamos por la senda de la privatización, la consecuencia directa será que tendremos una sanidad de peor calidad, que aumentará su gasto y podremos invertir aún menos en otros sectores como la educación, los servicios sociales, la investigación, las pensiones… (Sectores en los que apenas estamos invirtiendo ahora).
La estrategia de Mas, Cospedal, Aguirre, Rajoy y demás políticos que insisten en privatizar la sanidad es clarísima: hay que desviar el gasto público (que es lo que nos exigen los “mercados”, es decir, los bancos, agencias de calificación y otros) al sector privado. De esta forma el sector privado tendrá acceso a nuevo dinero, fresco y fácil.
 
Nunca lamentaré bastante no haber guardado aquel informe de la Comisión Europea que comparaba el tamaño de la economía de la Unión con la de EEUU e identificaba en el sector público con un nivel de servicio aceptable una debilidad. Porque era una“oportunidad de negocio” que aquí se perdía. Se referían a educación y sanidad. La idea de simultanear sanidad pública y privada constituye el gran negocio para las aseguradoras. Los tratamientos fáciles y poco costosos los gestionarán ellas y los largos y costosos los derivarán a la Seguridad Social.

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