La caverna mediática se ha lanzado a querer implicar a la comunidad gay en pleno (“el lobby gay” lo llaman ellos) con el Madrid Arena, pero pocos medios se han atrevido a investigar la extraña y oscura relación del Ayuntamiento de Madrid con un entramado de empresarios gays (gaympresarios o mafia rosa, los llamo yo, porque un lobby tiene fines políticos y estos sólo entienden de dinero) que llevan años saltándose la legalidad, la comunidad a la que dicen representar y la decencia a la torera. Ese selecto grupo de gaympresarios tiene un contacto en común que les ha permitido transformar el movimiento gay en un parque temático que muchas pensamos debería haberse llamado Chuequilandia (jugetona referencia al Cortylandia, lo sé, somos malas). Parece ser que el contacto no es otro que el mismísimo vicealcalde Villanueva.
No es difícil saber de la íntima amistad que une al vicealcalde con destacados próceres de esa oligayrquia que se está forrando gracias a la marca “gay”, la pasea sin pudor hasta el punto de recalar en Chueca para hacer un botellón en el Orgullo Gay que en otros casos persigue y a sus amigos permite.
Con las apariciones de Villanueva para apoyar a la oligayrquia se podría hacer un verdadero album que se debería titular “infiltración y secuestro del movimiento gay que hemos torpedeado durante años y ahora nos interesa convertir en un nido de reprimidos conservadores”. Baste mencionar a Kike Sarasola y su terraza ilegal del hotel Óscar que finalmente acabó por tener que cerrar:
En esta imagen, publicada en el portal vanitatis.com, el dueño de la terraza del Hotel Óscar Enrique Sarasola con el Ministro de Justicia Gallardón y el Vicealcalde de Madrid Miguel Ángel Villanueva que acudieron a una fiesta privada en dicha terraza
Lo mismo puede decirse del absurdigay Juan Pedro Tudela, un oportunista endohomófobo, ahora autodesignado “gay de derechas” para sacar tajada del verdugo, que lleva años viviendo del cuento (conocido en la noche por sus delirios de realeza y sus chanchullos) al que el vicealcalde contrata reiteradamentepara representar a la comunidad gay (del PP, claro) y hacer folletos para el ayuntamiento u organizar eventos neoliberales que pretenden convencer a la comunidad gay de que su objetivo vital es gastar, reprimirse y “parecer normales”, como se ve en esta foto de debajo en FITUR, en la que la pareja de Juan Pedro Tudela da la mano a la homófoba Ana Botella mientras él saluda a su amigo Villanueva que tan bien se ha portado con su empresa, como nos aclara el artículo: “Diversity Consulting, empresa especializada en el mundo gay, ha sido la encargada del desarrollo del proyecto del Ayuntamiento de Madrid Club de Producto LGBT, de varias publicaciones pensadas para homosexuales y de diversos informes para potenciar el turismo homosexual en la ciudad de Madrid”. Se olvidan de mencionar la propaganda que Tudela le hace al ala más homófoba del PP.
Y así llegamos al ahora famoso Miguel Ángel Flores (al que rumores apuntan como mucho más que un simple amigo del vicealcalde, aunque nadie se atreve a demostrarlo), organizador de la fiesta de Halloween en el Madrid Arena que costó la vida a cuatro chicas y que tiene a una quinta en estado de extrema gravedad. A pesar de los insistentes rumores sobre la intimísima naturaleza de su relación, el Consistorio no quiere confirmar si Villanueva y el promotor veranearon juntos en Ibiza. Aunque se sabe que el vicealcalde frecuentaba las fiestas de Flores, casó al hermano de Flores en condiciones muy privilegiadas y celebró cumpleaños en sus locales.
A este grupo de gaympresarios había que añadir la pata compuesta por mi ex socio de la revista Shangay Alfonso Llopart, creador de la Asociación de Empresarios Gays y Lesbianas (AEGAL) en un nuevo golpe de monopolismo, y al empresario Pedro Serrano que comparte oficina de su Trip Family y otras empresas con AEGAL (hasta ese punto son lo mismo). Pedro Serrano, un viejo conocido de la noche (y, por desgracia, mío) ahora es Presidente de la Asociación de Empresarios de Ocio Nocturno de la Comunidad de Madrid NOCHE MADRID, una asociación que se formó al unirse Serrano con Dionisio Lara, un empresario cercano al PP.
De este oscuro dúo podemos conocer, gracias a la valiosa labor de Izaskun Montoya y David Montilla en Diagonal, algunos datos que les relacionan, ¡oh, sorpresa!, con Villanueva:
Pedro Serrano –uno de los puntos de enlace de esta trama de asociaciones, empresarios y cargos públicos– es propietario de otras empresas, que al igual que Trip Family, comparten la misma sede social que AEGAL y MADO. Su oficina está situada en las inmediaciones del barrio de Chueca.No acaba aquí el papel que juega Pedro Serrano dentro de la red, ya que es también presidente de Noche Madrid, creada tras la unión de la Asociación Madrileña de Empresarios por la Calidad del Ocio (ECO) y la Asociación de Empresarios del Ocio Nocturno de la Comunidad de Madrid (ASFYDIS), cuya presidencia fue obtenida por Serrano de una forma polémica.ECO, la otra pata de Noche Madrid, está presidida por un empresario cercano al PP y vicepresidente de la Federación de Empresarios de Madrid, Dionisio Lara. Una importante decisión del Instituto de la Calidad Turística del Estado español dejó en manos de esta asociación la concesión de la Q de calidad turística a los locales de ocio nocturno. Esta competencia supone un aporte estratégico dentro del campo de influencia que adquiere la alianza entre Lara y Serrano.Noche Madrid trabaja habitualmente con la concejalía de Economía del Ayuntamiento de Madrid con el objetivo de hacer campañas de promoción “de la nueva movida madrileña a la conquista de Europa” en numerosas ciudades de este continente. En uno de los actos de presentación en los que participaron el concejal de Economía del Ayuntamiento de Madrid, Miguel Ángel Villanueva y el consejero autonómico de Economía, Antonio Beteta, se elogió “cómo Madrid, como muy pocas ciudades, ha conseguido explotar su estilo de vida extrovertido y hospitalario”. Las empresas que aparecen como “colaboradoras” de estas campañas son en su mayoría pertenecientes a la órbita de AEGAL.La cercanía y actuaciones favorables para esta asociación empresarial por parte del titular municipal de Economía, Miguel Ángel Villanueva, no terminarían aquí. La no publicación todavía en ningún Boletín Oficial de la nueva ordenanza madrileña sobre terrazas, que permitiría su instalación también a los hoteles, despierta las sospechas de un trato de favor de este concejal.
De hecho, en la página de Noche Madrid se puede encontrar una efusiva carta de Villanueva dirigida a Pedro Serrano para felicitarle por la buena puntuación conseguida por Madrid en un ranking de la revista The Economist.
Muchos se preguntarán cómo ha conseguido tanto poder el vicealcalde y, sobre todo, cómo ha conseguido preservar esa escandalosa red de favores, intereses y amigos. La respuesta es doble: por un lado está la consistencia del entramado, esta red de poder se ha venido tejiendo desde principios de los 90 (coincidiendo con mi Shangay Tea Dance, en el que convergieron todos los gaympresarios, y el nacimiento de Chueca) y ha creado un monopolio poderoso de pensamiento único que fulmina cualquier oposición o intento de denuncia (tal como hicieron en la comunidad gay). Por otro lado, hay que entender que Villanueva representa un modelo decisivo para la infiltración del PP en la comunidad gay (y posterior distorsión), al parecer una prioridad desde hace unos años ante el aparente éxito y popularidad que nuestra comunidad le otorgó, nacional e internacionalmente, a Zapatero (algo de lo que los populares tomaron buena nota). No es casual el favor del que este reducido grupo de homosexuales vendidos al enemigo goza. Entre las élites corporativas reaccionarias, la derecha poderosa y la Iglesia, se ve con muy buenos ojos a estos nuevos “representantes” de la comunidad gay en lugar de los activistas progresistas que tanta batalla han dado a los homófobos. Pero es que, además, su trayectoria es la de un tipo precoz, ambicioso y con ganas de prestar servicios a los poderosos aunque para ello tenga que borrar su esencia, como atestigua este artículo:
El ahora vicealcalde entró en la política con tan sólo 17 años, cuando se afilió a Democracia Cristiana, aunque su trayectoria ha estado ligada en todo momento al PP y, en concreto, a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y al exalcalde de la capital y ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón.Comenzó su carrera en la Asamblea de Madrid en 1995, donde fue diputado, miembro de la mesa del Parlamento e incluso portavoz del Grupo Popular. También fue viceconsejero de Presidencia de la Comunidad cuando la presidía Gallardón, y fue senador en representación de Madrid. Hasta la llegada de Botella al consistorio, era concejal de Economía, Empleo y Participación Ciudadana.
Por supuesto, para sobrevivir en el vientre del enemigo, es esencial saber jugar al escondite, ese que la doble moral, la hipocresía y el cinismo de la Iglesia Católica y los señores patriarcales tan bien saben jugar. Villanueva sabe usar las reglas del juego feudal a su favor. Al modo de las mafias, el político reta a cualquiera a demostrar sus denuncias o arriesgarse a enfrentarse a toda una demoledora maquinaria represiva que el poder pone a su servicio. En este juego es esencial la estrategia de lo privado/lo público que tanto han enarbolado los fachas para condenar a los homosexuales a una vida de vergüenza, pantomima y limosneo. En oposición la izquierda y el movimiento activista gay, que ha luchado porque la homosexualidad pueda vivirse en el ámbito público, la derecha sigue aferrada a su estrategia de condenar a “lo privado”, lo invisible, a las minorías. Declarar la homosexualidad como algo perteneciente exclusivamente a lo privado, algo vergonzante, algo que se consiente si se se reconoce como perverso, encerrados en lo privado, escondido, es una larga estrategia represora de la derecha. Al igual que hace con el aborto, reduce la posibilidad de ser homosexual a una élite que tiene la economía y la aprobación para “vivir sus perversiones en secreto”. Y Villanueva sabe beneficiarse de este elitista juego, como aclara este artículo de El Plural en el que afirma desafiante:
“Que vaya o no a una fiesta gay es mi vida privada no mi responsabilidad pública. Como no ha habido en ese tiempo contratación con las empresas de este señor, es un dato irrelevante. Si hubiese contratado con este señor lo podría entender, pero como no lo he hecho no voy a hablar de mi vida privada”.
Con este secretismo, como siempre, lo único que se hace es identificar lo gay con algo vergonzante, secreto, ocultable. Al igual que este grupo de gaympresarios con los que se relaciona, Villanueva está intentando destruir la visibilidad que tantas decadas nos ha costado conseguir y devolvernos a esa terrible España franquista de privilegios, embrutecimiento y secretos (que son poder). No es casual la promoción de estos gaympresarios, la derecha ha visto en estos traidores troyanos dispuestos a cualquier cosa por dinero (hasta a tirarse piedras sobre su propio tejado) un prodigioso mecanismo para infiltrarse dentro del movimiento gay e incluso controlarlo, distorsionando su ideario hasta llevarlo a la endohomofobia (homofobia hacia ti mismo), el racismo, el clacismo y el machismo.
Hay que destacar aquí el papel perverso que Villanueva ha jugado en toda esta filtración del PP en la comunidad gay, esta reversión de nuestros avances para devolvernos a la percepción pecaminosa, oculta y vergonzante de la homosexualidad de antaño: hasta la aparición de Villanueva en la Asamblea de Madrid en 1995, el único contacto político, institucional, público, que la comunidad gay (y estos gaympresarios en ciernes) tenían era con un representante de la izquierda: Pedro Zerolo, del PSOE. Poco a poco los gaympresarios fueron desestimando la figura de Zerolo, excesivamente clara, comprometida y politizada, en favor de la más conveniente de Villanueva, mucho más dispuesto a la élite oportunista. El precio, por supuesto, fue mucho más político que el anterior, a cambio de los favores, la oligayrquia se vio obligada a promocionar los valores, intereses y bondades del PP. Así apareció esa nueva generación de absurdigays que declaran su filiación sin rubor (y sin pensar mucho en la barbaridad que están diciendo, claro).
Para el PP los gays somos sólo negocio. Ese es el único interés que los homófobos (o los reprimidos) del PP tienen en la comunidad gay. Bueno y los votos de losabsurdigays y de esa masa electoral que se dejan arrastrar por el discurso manipulado “liberal” que proclama una tolerancia e interés en “los menos favorecidos” inexistente (lo aprendieron de la Iglesia y su hipócrita “caridad cristiana” que no es más que odio).
Y lo más extraordinario es que Ana Botella, tan atenta ella a la más exquisita homofobia, a la estigmatización más frutera, peras y manzanas, y a la discriminación más Legionaria de Cristo, no le haya visto cara de manzana comeperas a Villanueva. O que no le hayan llegado las sonoras campanas de Villanueva celebrando a esa oligayrquia tan exquisita (sus intimísimos amigos), esa que ha puesto al frente del monopolio. Pero, claro, como siempre ha hecho la derecha y la Iglesia, si disimulas y luego te avergüenzas, te permitiremos disfrutar en la oscuridad… al fin y al cabo, es muy satisfactorio saber que siempre que te miremos tendrás que bajar la mirada porque te estamos permitiendo un pecado. Esos son los gays que gustan en el PP: el gay del remordimeinto, la culpa y el pecado es el modelo que el PP está imponiendo poco a poco gracias a estos cómplices que encandilan con sus cruceros, sus modelazos, sus áticos y sus privilegios a una nueva generación que no ha conocido la represión demoledora del pasado.
Bueno, eso y que ella ha optado por el negacionismo y la soberbia como política. Hoy mismo, tras 4 muertes, se atreve a afirmar: “El Madrid Arena era y es un recinto seguro”. Hala, jódete Galileo que la tierra es plana.
¿Y esto que tiene que ver con el Madrid Arena?, os preguntaréis algunos. Realmente nada, y todo: ha sido por esta red de trapicheos, intereses y mafioseos por lo que 4 jóvenes en la flor de la vida han muerto innecesariamente: Katya, Cristina, Belén y Rocío. Pues este mafioseo que trafica con la vida, la dignidad y los sueños lo llevamos sufriendo años los gays y lesbianas. Esa soez falta de dignidad que llevó a Villanueva a salir corriendo en los medios para defender a su amigo, a la gestión del Madrid Arena, a decir que los promotores no tenían la culpa, a intentar manipular (una vez más) la opinión pública para que (una vez más) se culpe a las víctimas de su opresión, como la derecha hace con nosotros, como los absurdigays hacen con ellos mismos: “nadie os está oprimiendo, la culpa de vuestro sufrimiento es vuestra naturaleza”. De echar la culpa a la bengala, a los jóvenes, al botellón (que cobraron, promocionaron y organizaron los promotores), de poner el delito en lo particular, en lo privado, no en lo público. Esa ha sido la historia de la comunidad gay desde que esta panda de desalmados convirtieron nuestra lucha en un negocio y cambiaron seguridad, dignidad y humanidad por euros, euros, euros…
Este modelo neoliberal del “lo único que importa es el dinero” (¿cómo vas a gastarte ese dinero cuando te metan en la cárcel o te torturen?, le pregunto a losabsurdigays a menudo) ha deteriorado nuestros derechos y, sobre todo, nuestro respeto, cómo nos ven en la sociedad. Porque a veces se olvidan de que si no eres inmensamente rico, con contactos e influencias no puedes protegerte del resquemor que esto despierta.
Porque, por desgracia, las consecuencias de los trapicheos de estos gaympresariosserá un incremento de la homofobia. Personas ignorantes siempre a la busca de villanos acabarán pensando que la culpa de lo que pasó es de los gays. Volveremos a desandar el camino por culpa de unos cuantos que además presumen de haber sido los que han conseguido la integración (en el mercantilismo más soez, sin dudas). Estos absurdigays que se resumen en la famosa frase de aquél infelizabsurdigay que fue a celebrar la victoria de Rajoy en la calle Genova y que resumió su filosofía en una declaración demoledora: “A mí los demás me dan igual… yo voto por mis cosas y tal”. Esa es la filosofía de estos gaympresarios. Pero encima cuentan con nuestra complicidad porque los gays debemos disculpar todo lo que un gay haga, espíritu de mafia. Al igual que los fascistas de Israel que quieren hacer pasar por antisemitismo la crítica al sionismo criminal, este grupo de espabilados quiere hacer pasar cualquier crítica a su negocio por homofobia. Espabiláos, que sois unos espabiláos.
Como bien analiza Abel García en este artículo certeramente titulado Madrid Arena y la mafia “rosa” del PP:
No soy ningún radical ni mucho menos un antisistema. A mi no me preocuparía que hubiera un gobierno liberal, que siguiendo su propia ideología liberalizara horarios y licencias y dejara el mercado operando en la más absoluta libre competencia y autorregulándose por las leyes de oferta y demanda (bueno, quizás sería un desastre, pero no me inquieta tanto como lo que estamos viviendo ahora). Lo que me da por culo es que tenemos un gobierno que aplica ese liberalismo sólo con sus amigos, y para los demás establece licencias administrativas hasta para tocar la flauta en la calle, como es el caso del Ayuntamiento de Madrid. ¿Acaso os parece normal que haya que pedir licencia para tocar música en la calle, mientras el Madrid Arena operaba sin ella? Un gobierno que lo prohibe todo y luego consiente a sus amigos, ya sea de estrangis o legislando a medida, hablemos del Madrid Arena o de Eurovegas. Porque la mafia rosa que denuncio sólo es un grupo más que ha sabido entrar en ese “juego”.Sé que no estoy contando ningún secreto, pero me revienta que no se comente más abiertamente. No entiendo el miedo a reconocer que entre los gays también hay de todo, y no nos ayuda nada encubrir a esta gente con nuestro silencio (y miedo, porque el punto de partida es que se trata de gente que se ha hecho con poder). Como gay no tengo que ser mejor que nadie, pero tampoco voy a callarme un abuso sólo porque venga de otro gay.
Y finalmente está el problema de la industria de la identidad, una comercialización de la pertenencia al grupo, de la búsqueda desesperada de tu identidad cuando eres joven que los gays hemos sufrido y que esos jóvenes del Madrid Arena comparten. Porque el problema que llevó a esa masa de gente a un mismo lugar en un mismo momento no es otro que la búsqueda de “la identidad por la masa”, un mensaje perverso que el capitalismo neoliberal lanza a todas horas: cuanta más gente elija algo, mejor es, aunque te haga sentir profundamente desgraciado, infeliz, solo, aunque te mate… aniquilando la diversidad, la personalidad y la pluralidad. Esta generación educada en el neoliberalismo ha acabado por temer lo individual o lo minoritario. Educados en las grandes superficies, en evitar el pequeño comercio “porque al final sale más caro que el Mediamarkt, Ikea o el Saturn”, en los bestseller, en las elecciones y gustos masificados (que garantizan el negocio, el monopolio y el control de mercados), en lo que visten los famosos, acaban por ser victimas de su cobardía a la hora de mostrar diferencia. Es lo que yo he bauticé como disortifobia (del latín dissors, dissortis: diferente y phobia: miedo), un mal cada vez mayor entre los jóvenes (especialmente los gays).
Y es que estas nuevas generaciones han aprendido a llegar a la identidad por la masificación, a la identidad por la masa. Eso parece decirnos cada anuncio, cada grupo de moda, cada bestseller, cada estrategia monopolística y corporativa del neoliberalismo: si compras esto, si te pliegas a la tiranía de la mayoría, pasarás a formar parte de lo “normal”, de la masa, de “ellos”, del todo, ya no estarás solo. Y la comunidad gay no ha sido una excepción. De hecho, por desgracia algunos de los mejores discípulos de ese capitalismo voraz y desalmado que es el neoliberalismo han salido de nuestra comunidad. Como sucediese una década antes con las mujeres machistas, utilizadas por el sistema para resucitar el patriarcado saltándose los mecanismos de defensa desarrollados para hombres machistas, porque “una mujer no puede ser machista” (¡ja!), ahora estos gaympresarios están resucitando la homofobia y destruyendo algunos de nuestros mejores mecanismos de defensa, construidos a costa del sacrificio de muchxs heroes, para sustituirlos por una asimilación y masificación que nos llevará a encontrar la muerte en nuestro Madrid Arena particular.
Siento la excesiva extensión, pero estoy escribiendo “Adiós, Chueca”, mi venidero ensayo en el que analizo en profundidad todo esto, y mucho más, y quería adelantaros algo.
#1 Comentario por Rojoporvenir