Mariló Montero ha estrenado esta temporada en La mañana de La 1 un intenso editorial con el que termina su programa cada día. En la jornada de ayer, con un tono de absoluta trascendencia y sobre las notas de un piano, la presentadora de TVE se atrevió, a colación del terrible caso de asesinato de El Salobral, a reflexionar en voz alta sobre un asunto tan delicado como si deben donarse o no los órganos de una persona que en vida fue un homicida.
Metiéndose en un jardín inevitable, Montero se preguntó “¿pasa algo por llevar dentro de ti el órgano de una persona que ha matado a otros?“, para luego terminar informando de que la Organización Nacional de Trasplantes ha comunicado que no se donarán los órganos de Juan Carlos Alfaro, asesino de El Salobral. “Sinceramente, yo he sentido tranquilidad al saber que los órganos de este hombre no van a dar vida a nadie“, añadió Mariló.
La presentadora, quizás con escaso sentido de su responsabilidad como comunicadora de un programa de la televisión pública, continuó con su discurso mezclando churras con merinas, ciencia y medicina con fe y creencias personales. “Nunca se sabe si ese alma está también trasplantado en ese órgano“, sentenció finalmente con total solemnidad.
Está claro que hay libertad de expresión, es su tribuna y así la firma, pero la pregunta es si Montero (en cuyo haber también tiene aquellas perlas en las que asoció el placer de vivir con el tabaco) merece la potestad de plantarse ante los espectadores de TVE y sentar cátedra de forma tan simplista sobre temas tan peliagudos, personales, sensibles, dolorosos y que admiten tantos puntos de vista distintos. Lo mejor, de todos modos, es que juzguéis por vosotros mismos:
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