Para una madre abrazar a su bebé es algo común y corriente, pero para Jenna Buswell no. Ella no puede hacerlo, porque su hijo Casen, de siete meses, sufre una rara y grave enfermedad vascular que lo hace muy sensible al contacto demasiado estrecho. Un apretón cariñoso podría llenarlo de dolorosos hematomas y provocarle dificultades para respirar.
Casen padece una rara enfermedad vascular que hace que sus vasos sanguíneos, la piel y los músculos se endurezcan, un proceso que se agrava a medida que vaya creciendo.
"Cuando esto ocurre es difícil notarlo y áreas de su cuerpo son tan sensibles que tenemos que tener mucho cuidado", explica la madre del bebé.
La enfermedad que sufre Casen es tan rara que solo hay 14 casos conocidos en el mundo. Es un padecimiento vascular genético llamado malformación glomovenosa congénita.
Cuando el pequeño nació su madre le notó unas lesiones en el cuello, pero solo nueve semanas después un genetista pudo explicar qué le pasaba a su hijo.
Casen tendrá que someterse a tratamientos mensuales con láser durante un máximo de tres años para evitar que sus vasos se endurezcan. Solo así el niño tendrá una oportunidad de vivir una vida normal.
"Mi esperanza es que él esté fuerte para hacer todas las cosas que los niños pequeños deben hacer. Correr, andar en bicicleta, jugar con su hermana", dijo su madre. "Crecer y vivir una vida bastante normal."
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