Una imprudencia que podría haber tenido consecuencias devastadoras. La Policía localizó la pasada semana cinco kilos de explosivos Goma 2 en una finca colindante con los depósitos de combustible de la Campa Torres. La dinamita llevaba enterrada en la huerta de la parcela unos quince años, según las primeras hipótesis. Junto a los cartuchos se encontraron los cables para su detonación. Todo ello, a menos de 20 metros de una de las bombonas de la empresa Repsol Butano.
Aunque la investigación que está realizando el Cuerpo Nacional de Policía aún no ha concluido, todo apunta a que fue el propietario de la finca, fallecido a los 59 años el pasado mes de marzo, el que enterró los explosivos al lado de su propia casa. Santiago L. C., conocido como 'El Chango', trabajó durante años en una empresa gijonesa de actividades subacuáticas y pudo ser por razón de su profesión por lo que tuvo acceso a la Goma 2. Entre los servicios que ofrece la empresa están las voladuras en mar o río y la cimentación, tareas para las que se necesita la utilización de dinamita.
No se puede descartar todavía ninguna hipótesis sobre la procedencia de la Goma 2, pero la actividad laboral del propietario de la finca es la vía que cobra más fuerza. Según ha podido saber EL COMERCIO, fueron sus familiares los que localizaron los explosivos en el huerto. Al parecer, 'El Chango' pudo revelarle el secreto a uno de sus hijos poco antes de fallecer. Tardarían, sin embargo, meses en encontrar el peligroso 'tesoro'.
Intervención de los Tedax
Fue hace apenas dos semanas cuando la Policía tuvo constancia del hallazgo y del enorme riesgo que corrían los depósitos de combustible. En el lugar intervinieron los Técnicos Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos (Tedax) de la Jefatura Superior de Policía. Pese al tiempo que había transcurrido, la carga estaba en perfecto estado y podría haber estallado de haberse accionado por una manipulación involuntaria (durante las labores de labranza en la huerta por ejemplo) o incluso por una chispa o un rayo. Este tipo de explosivo es resistente al agua y por ese motivo aguantó el paso de los años en perfectas condiciones.
La finca, ubicada justo en la carretera de la Campa Torres, cuenta con una pequeña vivienda en la que residen los hijos y el nieto del fallecido. Es la última casa antes de acceder al recinto en el que se encuentran las catorce bombonas de combustible de la compañía Repsol Butano. Los vecinos de la Campa Torres no dan crédito a lo sucedido y continúan echándose las manos a la cabeza al pensar en lo que podría haber pasado. En la zona no se habla de otra cosa. «Es una imprudencia gravísima. No entendemos que alguien en su sano juicio pudiese tener esa cantidad de dinamita enterrada justo al lado de las bombonas de butano. No sabemos si hay algo detrás, pero esperamos que se aclare todo pronto y que la Policía busque por si hubiese más explosivos por la finca», se quejaba ayer una vecina.
La Policía prosigue con las investigaciones. Al análisis de los cartuchos de Goma 2 se suman las declaraciones de los familiares de Santiago L. C. y de los responsables de la empresa para la que trabajó. El testimonio del presunto dueño de la Goma 2 sería crucial para resolver el caso, pero se llevó su secreto a la tumba.
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