El jurista Gregorio Peces-Barba, expresidente del Congreso de los Diputados y uno de los siete 'padres' de la Constitución, ha fallecido a los 74 años en el Hospital Central de Asturias, en Oviedo, donde llevaba ingresado desde el pasado 16 de julio, debido a una insuficiencia renal complicada con una cardíaca.
El rector fundador de la Universidad Carlos III de Madrid y veterano socialista estaba pasando unos días de descanso en la localidad asturiana de Ribadesella cuando le sobrevino la enfermedad. La intención de la familia es que sus restos mortales sean trasladados a Madrid. A la espera de concretar el sitio en el que se ubicará la capilla ardiente, se baraja que sea instalada en su domicilio de Colmenarejo.
El pleno del Congreso que debatirá esta tarde el techo de gasto para el próximo ejercicio, hará unmención al falecimiento del que fuera su presidente en 1982. Está previsto que Posada proponga a la familia de Peces-Barba la instalación de la capilla ardiente en los salones de la Cámara Baja.
Estos ya acogieron la capilla ardiente del padre de la Constitución Gabriel Cisneros, aunque no lo hizo en el caso de Manuel Fraga ni de Jordi Sole Tura, por expreso deseo de sus familias, que decidieron celebrar los actos en la intimidad.
Una de las 'voces' de la Carta Magna
Gregorio Peces-Barba Martínez nació en Madrid el 13 de enero de 1938 y, después de estudiar el Bachillerato en el Liceo Francés de esta ciudad, se matriculó en Derecho en la UCM, donde se licenció y se doctoró 'cum laude' con una tesis sobre el filósofo Jacques Maritain. Posteriormente, se licenció en Derecho Comparado en la Universidad de Estrasburgo (Francia) y, ya de vuelta en España, pasó a formar parte del desaparecido Tribunal de Orden Público (TOP), donde destacó por su defensa de los Derechos Humanos y del sistema democrático.
En 1963, participó en la fundación de la revista 'Cuadernos para el diálogo' junto a su maestro, Joaquín Ruiz-Giménez. La publicación, que aglutinó las opiniones más dispares, nació con una clara vocación democrática y, con el paso del tiempo, se convirtió en referencia. Su actitud antifranquista le granjeó varios y poderosos enemigos en el seno del régimen, hasta tal punto que, en 1971, fue detenido e inhabilitado durante varios meses. Un año más tarde, inició su militancia en el Partido Socialista (PSOE), aún en la clandestinidad.
Tras la muerte de Franco, el jurista se presentó a las primeras elecciones de la Democracia con el PSOE y obtuvo un sillón como diputado en el Congreso, formando parte de la comisión encargada de redactar la Constitución de 1978 en representación de este partido. De esta forma, Peces-Barba se convirtió en uno de los siete 'padres' de la Constitución Española, junto a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, Gabriel Cisneros y José Pedro Pérez Llorca (UCD); Manuel Fraga Iribarne (AP), Jordi Solé Tura (PCE) y Miquel Roca (CiU). Tras las elecciones generales de 1982, en las que el PSOE obtuvo la mayoría absoluta, el jurista fue elegido presidente del Congreso con 338 votos a favor y ninguno en contra. Después de esta etapa, que se prolongó cuatro años, abandonó las Cortes y se dedicó a la enseñanza.
Años más tarde, Peces-Barba definió aquella legislatura como una "auténtica revolución", en la que "se pusieron en marcha instituciones como el Defensor del Pueblo, se culminó el proceso autonómico y se colocó en su sitio a la Fuerzas Armadas", según dijo en una entrevista. En 1989, fue nombrado presidente de la Comisión Gestora de la Universidad Carlos III de Madrid, que se pusó en marcha un año después y que ya cuenta con 40 titulaciones. Desde entonces, ocupó el puesto de rector y fue sucedido en 2007 por el estadista Daniel Peña.
Su papel como alto comisionado
En 2004, fue nombrado alto comisionado para la Atención a las Víctimas del Terrorismo, coincidiendo con el retorno al poder del PSOE, aunque su función, lejos de resultar sencilla, desató las críticas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Según dijo, su relación con la asociación se resintió después de su segunda reunión con José Alcáraz, expresidente del colectivo, quien se oponía frontalmente a las negociaciones entre el Gobierno y los terroristas de ETA para terminar con la banda a través del diálogo.
"Hablamos del fin de la violencia, y yo dije que en ningún caso el Estado podría permitir que los condenados por delitos de sangre salieran a la calle, pero en relación con los demás, les dije: 'Ustedes tendrán que pensar que es lo que procede", añadió. La conversación se difundió y fue entonces cuando diversos sectores de la vida pública pidieron su dimisión. En febrero de 2006, anunció su marcha para después del verano, después de encauzar el Alto Comisionado, orientar los "principales problemas de las víctimas" y preparar una nueva Ley de Solidaridad. Sin embargo, después de su marcha, el Gobierno socialista eliminó el cargo de alto comisionado e integró sus competencias en la Dirección General para Víctimas del Terrorismo. Desde entonces, y hasta 2007, el jurista se dedicó a su labor como rector de la Universidad Carlos III de Madrid.
En 2009, pasó a dirigir el grupo de notables encargados de diseñar el programa del PSM de cara a las elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid y, durante esta etapa, compaginó este trabajo con la participación en diversas conferencias en calidad de experto. Asimismo, en marzo de ese mismo año, el jurista madrileño creó la fundación homónima Gregorio Peces-Barba con la intención, entre otros aspectos, de incentivar el trabajo de los profesores de Filosofía del Derecho y DD.HH. y fomentar los estudios sobre estas dos materias.
Miembro de la Real Academia de Ciencias Políticas y Morales desde 1993, Peces-Barba recibió asimismo diversos galardones a lo largo de su carrera, entre los que destacan la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort (1986) y la Gran Cruz al Mérito Militar (1999).
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