Paga casi nueve millones de pensiones al mes y vive de lo que aportan los trabajadores. Con una población cada vez más envejecida, el desempleo en máximos históricos y el mercado laboral en coma, a la Seguridad Social le cuesta llegar a fin de mes porque el grifo de los ingresos se ha secado y la proporción pensionista/trabajador ha vuelto a niveles de 2003. ¿Será capaz de remontar el vuelo o tendrá que acudir al Fondo de Reserva antes de que termine 2012?
La empresa que paga más nóminas de España no es el INEM (como se ha ironizado en más de una ocasión), el Ejército o El Corte Inglés. Es la Seguridad Social, cuyos nueve millones de benefeciarios triplica la plantilla del que se considera mayor empleador del mundo, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, con algo más de tres millones.
Cada mes, la Seguridad Social debe abonar religiosamente poco más de 7.100 millones de euros a jubilados, viudas o inválidos. Al año, y según la previsión recogida en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2012, el desembolso debería rozar los 102.000 millones de euros sólo en pensiones, alrededor del 10% del Producto Interior Bruto de todo el país.
La cifra escala a 124.418 millones de euros de gasto si se contemplan todas las partidas que cubre el sistema. A diferencia del Estado o las autonomías, la Seguridad Social debe terminar el año en equilibrio presupuestario, sin un sólo euro de déficit.
Un objetivo que se está complicando a cada mes que pasa. Porque, como recordó el secretario de Estado del ramo, Tomás Burgos, el pasado martes en el Congreso, "nosotros tenemos que pagar sí o sí cada mes, pero los ingresos no son los mismos".
De ahí que se haya abierto la puerta a la utilización de los diversos fondos de que dispone el sistema antes de afrontar un impago que se hace impensable. Primero podría recurrirse al Fondo de Prevención y después, si éste se agota, al Fondo de Reserva, que con sus casi 70.000 millones de dotación cubrirían el 70% de una anualidad completa en gasto por pensiones.
Una caja con telarañas
Pero la raíz del problema hay que buscarla en los ingresos. ¿De qué vive la Seguridad Social? Casi nueve de cada diez euros (un 88,8%) de lo que entra en su caja procede de las cotizaciones sociales que pagan los afiliados al sistema (ya sean ocupados o estén cobrando una prestación contributiva del paro).
El Gobierno ya predijo en los PGE una caída del 3,7% de estos ingresos para el conjunto del año, hasta los 106.322 millones de recaudación.
Llegados al mes de abril , las cotizaciones sólo han aportado unos 16.000 millones de euros, o el 14,75%, según cifras de la ejecución de la Tesorería General de la Seguridad Social.
Traducido a un lenguaje sin porcentajes, en el primer tercio del año no se ha conseguido ni una sexta parte del objetivo.
Mientras tanto, los gastos cumplen el guión y entre el 1 de enero y el 30 de abril se ha desembolsado el 26,97% de lo presupuestado para todo el ejercicio, por debajo de la tercera parte lógica.
Eso sí, no hay que olvidarse que en julio y diciembre vienen las pagas extra de los pensionistas, con lo que no se incluye esta variable hasta el momento.
Las pagas extra, de hecho, representan la hora de la verdad de la evolución presupuestaria de la Seguridad Social. Cuando el secretario de Estado vaticinó "importantes tensiones de liquidez" estaba mirando de reojo el momento en que habrá que desembolsar la nómina adicional del próximo mes.
Tampoco hay que olvidar que llegará el momento de debatir si la última reforma de las pensiones ha sido suficiente o, como dice Europa, hay que acelerar su desarrollo y el retraso real de la edad de jubilación.
Que la población española envejece a toda prisa es una realidad, como demuestra el hecho de que el gasto destinado a esta partida se ha duplicado en los últimos diez años y que la proporción de trabajadores respecto a pensionistas es de 2,43... la misma cifra que en 2003.
Los fondos que cubren la caída
¿Puede quedarse sin dinero la Seguridad Social? Para ser honestos, es bastante complicado en estos momentos. Hace una década, el Gobierno del Partido Popular presidido por José María Aznar estableció la denominada hucha de las pensiones o Fondo de Reserva de la Seguridad Social.
La idea de este mecanismo nació de los acuerdos del Pacto de Toledo (que es el que establece las líneas en materia de pensiones con el beneplácito de todas las grandes fuerzas políticas) y cada año de bonanza económica creció con los excedentes que generaba una Seguridad Social que se nutría a manos llenas del boyante mercado laboral.
Desde su concepción, sólo en 2009 y 2011 no ha recibido asignación alguna y ahora ronda los 70.000 millones de volumen o, lo que es lo mismo, casi diez mensualidades de las pensiones.
El secretario de Estado ha sido bastante gráfico, pese a prometer que sólo recurrirá a esta dotación como último extremo: "El Fondo de Reserva se creó para situaciones como ésta, tampoco hay que alarmarse".
Antes de la última bala, el Gobierno se garantizó una pequeña prórroga a través del Fondo de Prevención y Rehabilitación (más conocido como Fondo de las Mutuas). Con unos 6.000 millones en recursos, el Consejo de Ministros aprobó hace sólo dos semanas la conversión de este mecanismo para poder recurrir a su liquidez en caso de urgencia.
Más o menos, se cubriría una mensualidad, a la espera de que los ingresos por cotizaciones mejoren poco a poco con la temporada de verano. La afiliación al sistema, es más, cumplió en mayo el tercer mes consecutivo ganando cotizantes y la tendencia debería seguir al alza hasta que termine el verano.
Si finalmente ni una ni otra variable son suficientes, siempre queda el Fondo de Reserva,para el que la norma que lo desarrolla establece que se puede utilizar a partir del segundo semestre tras un año de cuentas negativas y éstas superan en un 3% el descuadre.
Una situación que se podría cumplir a la perfección a partir del 1 de julio.
Después, ya habrá momento para decidir si se quitan de los Presupuestos de la Seguridad Social todas esas partidas asistenciales que se fueron sumando a su caja en los buenos añosporque el sistema parecía una fuente inagotable de euros.
O si hay que reformar, una vez más, el sistema nacional de pensiones.
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