El calor aprieta. La temperatura, cercana a los 30 grados, endurece el encuentro, propicia que se pare el choque en el primer set por el desmayo de una espectadora y se entremezcla con los gritos de “¡Aupa Atleti!” y “¡Hala Madrid!” de los espectadores. Una afición que a pesar de que el partido se juega en la capital española, ciudad natal de Verdasco, anima en su mayoría a Nadal. El balear, un tenista que se ha quejado abiertamente de la pista, y que en el típico ‘sprint’ previo al calentamiento la superficie le da un pequeño susto en forma de resbalón que se transforma en una sonrisa.
Un resbalón que ofrece una metáfora perfecta de lo que fue el partido para el manacorense. Un choque en el que estuvo siempre muy incómodo sobre la arcilla durante las más de tres horas de partido y donde se encontró un rival que cuando tuvo todo perdido, mejor rindió. Así, a la heroica, ganó Verdasco por primera vez a Nadal por 6-3, 3-6 y 7-5.
Así, sorprendiendo a todo el mundo, rompió el madrileño una racha de 13 victorias consecutivas del segundo cabeza de serie y se clasificó para cuartos de final del Masters 1.000 de Madrid. Porque Rafa Nadal no se sintió a gusto sobre la pista en ningún momento. No en vano hizo 38 errores no forzados en todo el partido.
También es cierto que el Verdasco que estuvo en el primer parcial sobre la central de la Caja Mágica no era el tenista que ha perdido trece veces ante el de Manacor; no era el que no le había ganado nunca. Sobre la arcilla de Madrid estaba un jugador extramotivado que tenía en su derecha, especialmente cruzada, el principal cimiento en torno al cual construir su victoria.
Poco tiempo se tardó en ver que Nadal no tenía su día. En su primer juego al servicio, una doble falta le daba el juego en blanco al decimoquinto cabeza de serie. No se encontraba cómodo sobre la tierra azul. El ‘drive’ del madrileño podía con el suyo. Y el partido no era bueno. Ocho errores no forzados del balear por siete de Verdasco en poco más de 3 juegos mostraban el juego errático de ambos. Y en ese contexto, el decimonoveno clasificado de la ATP fue mejor. Aprovechó las dos oportunidades de rotura que tuvo. Y después de ver como el partido se paraba varios minutos en el séptimo juego por un golpe de calor de una espectadora, consumó la sorpresa y cerró la primera manga, un parcial que acabó para Nadal con trece errores no forzados y únicamente tres tiros ganadores.
Un remate decisivo
Su juego estaba siendo malo. Su derecha no funcionaba y su revés fallaba más de la cuenta. Pero Nadal consiguió una valiosísima rotura de servicio en el cuarto juego que le permitió ponerse 4-1. Y entonces llegó el momento de Verdasco en la manga. Rompió el saque de Nadal. Y cuando tenía que afianzar esa rotura, una doble falta inoportuna sepultó sus opciones, dio el juego al balear y, a la postre, el set.
El partido ya estaba donde quería el pupilo de Toni Nadal. Tras casi dos horas de lucha bajo el sofocante calor de Madrid, el balear afrontaba el tercer parcial sin haber jugado bien pero con la seguridad de solo poder ir a más. Y así fue. Un temprano ‘break’ a su favor le puso el partido cuesta abajo. Mientras, Verdasco iba poco a poco yéndose del partido. Erraba más de la cuenta, hería menos al balear con su derecha y veía como el partido se le escapaba a pasos agigantados. Hasta que con 5-2 a favor del segundo cabeza de serie, y 15-0, falló un remate franco. Y a partir de ahí todo cambio. Verdasco se lo creyó. Lo siguió intentando, y obtuvo su premio en forma de carrusel de roturas de servicio. Pese a la efectividad del saque del manacorense con 6-5 en contra, el decimoquinto cabeza de serie del torneo se mantuvo firme mentalmente y consumó la gran sorpresa del torneo madrileño clasificándose para cuartos de final.
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