Los Integrantes del Movimiento 15M han abarrotado la Puerta del Sol.
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La indignación social que recorrió hace un año toda la geografía nacional regresó este sábado a la calle con una fuerza inusitada. Lejos de desinflarse, el movimiento del 15 de mayo sacó pecho en su primer aniversario y volvió a tomar las plazas de unas 80 ciudades españolas y también extranjeras. En la Puerta del Sol de Madrid, epicentro de las protestas por la situación económica y política del país, decenas de miles de personas desafiaron la prohibición de la Delegación del Gobierno y llevaron sus reivindicaciones hasta bien entrada la madrugada.
Hace un año, el hartazgo ciudadano que germinó en las redes sociales y se trasladó a la calle a través del movimiento 15M pilló con el pie cambiado a la clase política. La indignación se hizo visible de forma espontánea, sin el apoyo de los grandes sindicatos o de partidos políticos, y una marea humana tomó las plazas españolas e inspiró la ocupación en otros capitales del mundo. Este sábado, el espíritu que fraguó aquella corriente pacífica y activista, en esencia, volvió a irradiarse en unas 80 ciudades, según las convocatorias de la plataforma Democracia Real Ya, germen del 15M. Decenas de miles de personas en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga, Vigo o Zaragoza, entre otras, combatieron el bochorno primaveral y volvieron a recordar a la clase política que no les representa.
Precisamente, esta «quiebra de la representación» fue el mensaje que lanzaron los 'indignados' hace un año y que caló entre los políticos en mayor o menor medida, «Es una necedad negar que el 15M existió y reflejó un malestar profundo», llegó a reconocer esta semana Alfredo Pérez Rubalcaba. Un malestar que, visto lo visto este sábado, sigue siendo muy evidente entre los españoles y no solo queda reflejado cada tres meses en las encuestas del CIS. Otra cosa es la pregunta que se hicieron muchos: ¿Dónde estuvo el 15M en estos meses? «El movimiento se transformó y se trasladó a los barrios, perdió visibilidad en los medios de comunicación tradicionales, pero el activismo siguió vivo y el enfado por la situación política y económica del país se mantuvo», explica Carlos Paredes, exportavoz de Democracia Real Ya.
Este sábado, en el 'día de movilización global 12 de mayo', cinco fueron las razones por las que los indignados salieron a la calle. Para denunciar el dinero destinado al rescate a los bancos, con el caso de Bankia muy presente en las marchas; defender la educación y sanidad pública y de calidad; pedir el acceso a una vivienda digna; criticar la reforma laboral que facilita el despido; y reivindicar una renta básica universal. Las «cinco razones del 12M», como rezaba el manifiesto de las concentraciones, se escogieron de entre las miles de propuestas que los 'indignados' dejaron en las urnas de las asambleas en estos últimos meses. Por eso fueron éstas y no otras.
Desafío en Sol
En la Puerta del Sol de Madrid, el corazón de las protestas del 15M hace un año, una marea humana volvió a congregarse hasta bien entrada la madrugada. Los indignados desafiaron así la limitación horaria impuesta por la Delegación del Gobierno, que era las 22:00 horas, y permanecieron entre un fuerte despliegue policial. De hecho, cuando el famoso reloj que preside la plaza marcó la hora límite, miles de gargantas lanzaron una sonora pitada en señal de desacato.
Ocuparon todo el perímetro de la plaza y las ocho bocanas de acceso, ofreciendo una instantánea similar a lo vivido hace doce meses. Para llegar allí varias columnas salieron a media tarde desde diferentes barrios de Madrid y llegaron al 'kilómetro cero' pasadas las 20:00 horas. Entre un ambiente festivo y reivindicativo, sin incidentes conocidos, los indignados aparecieron en Sol como un lento goteo. Era visible que algo había cambiado desde hacía un año. La estética de las marchas era otra y se observaba a personas de todas las edades; madres, padres, hijos y abuelos.
Se notaba que algo grande había que conmemorar. «No estábamos muertos, estábamos reflexionando», tarareaba Juan José Martín, un madrileño de 35 años y sin empleo, que no confiaba en una concentración tan masiva. A su lado, Gloria Pinel, de 58 años, señalaba que estaba en Sol para recordar el aniversario, «porque la conciencia del descontento político se mantiene pese a que se ha perdido un poco el espíritu inicial del movimiento». Alrededor de Gloria y Juan José otros indignados levantaban sus pancartas. Muchas se referían a los recortes sociales y a la austeridad, otros mentaban a los banqueros, y algunas más se referían al fuerte despliegue policial dispuesto por la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, con más de 1.000 antidisturbios y varias decenas de policías infiltrados entre los manifestantes para impedir acampar.
Precisamente, la delegada calentó el ambiente horas antes de la marcha en una entrevista a Europa Press, en la que dijo que el 15M «se ha ido radicalizando en sus posiciones hasta llegar a identificarse en movimientos radicados en la izquierda más izquierda». «Mucha gente se sintió representada, era un momento complicado donde algunas de las cosas que proponía (el 15M) era compartida por parte de los ciudadanos pero creo que ese movimiento se ha ido diluyendo. Ha sufrido una radicalización política», afirmó la representante del Gobierno en Madrid, que ha relevado a Dolores Carrión, que defiende que hace doce meses se actuó con proporcionalidad.
Radicalizado o no, las reflexiones de los indignados eran más sencillas. «Nos están quitando cosas por las que hemos luchado mucho», decía José Carlos Cuevas, malacitano de 30 años. «Estoy aquí porque cuando mi hija tenga un trabajo precario yo pueda decirle que hice todo lo posible», opinaba Francisco José Román. Los actos del movimiento continuarán este domingo en Sol con asambleas y concentraciones desde la mañana y continuarán hasta el martes 15 de mayo, cuando se cumpla un año desde que la indignación social recorrió las plazas españolas.
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