Un hombre de 30 años, natural de Sevilla, falleció ayer al caer por un barranco de unos treinta metros en la Garganta de los Papúos, situada en el término municipal de Jerte. Era uno de los participantes en la II Concentración de Barrancos Norte de Extremadura, organizada por la Federación Extremeña de Montaña, en la que se han dado cita desde el viernes deportistas llegados de distintos puntos del país. El siniestro se produjo en torno a las tres y media de la tarde, según la información facilitada por el Centro de Urgencias y Emergencias, desde el que se dio aviso a los servicios sanitarios del Punto de Atención Continuada de Cabezuela, así como a la Guardia Civil y a su Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM).
El cuerpo sin vida del barranquista sevillano permaneció en este paraje del valle del Jerte hasta bien entrada la tarde, en espera de que el forense determinase el levantamiento del cadáver.
El suceso causó una fuerte conmoción entre los participantes, algunos de los cuales se enteraron varias horas después de que se produjese. Ocurrió así porque porque cada uno de ellos eligió por la mañana moverse individualmente por una determinada zona de las que la organización proponía, de manera que no se encontrarían con el resto del equipo hasta las ocho de la tarde, hora en la que habían quedado en el camping de Jerte para seguir un audiovisual y participar en una charla antes de cenar.
La muerte del joven barranquista conmocionó igualmente a los vecinos de la comarca, que a lo largo de la tarde se fueron acercando hasta el lugar del siniestro.
El valle del Jerte ofrece buenas opciones para la práctica del barranquismo y la Garganta de los Papúos es uno de los escenarios preferidos por quienes se dedican a este deporte de riesgo. Se encuentra en una ruta habitual de senderismo que permite ver las cascadas de la zona rodeándolas o vadeando el río. El barranco es abierto, tiene varios saltos de agua, resaltes de entre 4 y 7 metros y tres cascadas más grandes, de 27, 20 y 10 metros aproximadamente. Presenta el riesgo de que siempre lleva agua, lo que en invierno la convierte en un destino peligroso y los expertos advierten que cuando hay lluvia, como la que ha caído en los últimos días en la comarca, se debe estar especialmente alerta frente a las crecidas.
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