jueves, 22 de marzo de 2012
PARA LOS EXTREMEÑOS Y PARA LOS QUE NO LO SON.
Asunto: Fwd: RV: OS RECONOCÉIS???? Es buenísimo!!!
En Twitter alguien utilizó ayer la etiqueta #noeresextremeño y
rápidamente
una avalancha de tuiteros empezó a perfilar con sus aportaciones en qué
consiste eso de ser extremeño. No hace falta insistir en que buena parte de
los comentarios se regalan con voluntad humorística. Que nadie aspire a
extraer de ahí un tratado de antropología, de sociología o de
lingüística,
aunque buena parte de esas disciplinas encontrarían ejemplos gráficos
y a la
vez divertidos.
Voy a reproducir aquí (y perdón de antemano si no cito a sus autores por
obvios motivos de espacio) algunos de esos ‘tuits’ que llamaron mi atención.
Todos con el pie forzado de ‘no eres extremeño si…’ Por ejemplo: no
eres extremeño si no utilizas ‘bicho’ y ‘cacharro’ como sinónimo de
cualquier objeto.
Si no utilizas, por supuesto, los diminutivos terminados en ino:
chiquinino, guapino, gatino…
Si no has llevado a alguien de fuera de Extremadura a
cazar gamusinos.
No eres extremeño si no sabes lo que es la ‘manteca
colorá’, la ‘cachuela’ la ‘patatera’ o en qué consiste una ‘pitera’.
No eres extremeño argumentan otros tuiteros, si no te suena más
familiar la pronunciación ‘Badahó’ que Badajoz; si no dices alguna vez ‘acho’ o
‘chacho’; si no llamas ‘calzonas’ a los pantolones cortos o si no has
soltado alguna vez un: «Olé tus huevos, Ibarra». No eres extremeño si
habiendo nacido en algún pueblo de las vegas del Guadiana, por
ejemplo, no alargas la última palabra: «¿Eres de Don Benitoooooooo?». No eres
extremeño si no entiendes cuando tu abuela dice: «Velahile» y ‘Velahí».
No eres extremeño si no te has parado a pensar que la ‘s’ de Cáceres
sobra, o si no te han confundido con un andaluz cuando has viajado fuera de
la región. Está claro que el habla nos define. Más de un tuitero coincide
en señalar que no eres extremeño si no has utilizado o has oído alguna
vez expresiones como ‘arrecío’, ‘arrejuntarse’, ‘arrepío’, ‘caer’ algo en
vez de tirarlo; ‘quedar’ por dejar o ‘entrar’ por meter. No eres extremeño si
no has dicho ‘añurgarse’ en lugar de atragantarse; si no sabes lo que es
«ser un modorro perdío»; si no has jugado a los ‘bolindres’ en vez de a las
canicas o si no has utilizado nunca la unidad de medida «mijina». No
eres extremeño si no te has pegado una ‘tupa’ de algo; si alguna vez no te
ha dicho tu abuela: «¡Métete los jarapales por dentro que vas hecho un
farraguas!»; o un "adifesio", si ‘dejas’ las llaves en casa y no las
‘quedas’; si dices
«he soñado» en vez de «me he soñado» o si nunca has hecho una matanza
al grito de
«¡Uñas al guarro!».
No eres extremeño si de pequeño no has montado en los ‘coches
chocones’, en vez de en los autos de choque; si no sueles contestar: «¡poh tu
verah!» o «ááááve», o no sabes lo que significa «cagoendié». No eres
extremeño si cuando vas a
Matalascañas no saludas a todo el mundo; si tienes un aeropuerto con
vuelos o un Ikea. Y el definitivo, con su carga de autocrítica: No
eres extremeño si cuando vas a Portugal y ves a 10
personas esperando una cola, la respetas y no te cuelas.Y yo añadiría
que tampoco eres extremeño si no sabes lo que es una perrunilla, un
gañote, un pezcuezo, una torta de chicharrón, un buen mojicón, unas
tagarnillas, un rin ran y un "de manera que ahí tienes".
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