domingo, 16 de octubre de 2011

DE FUENTES DE LEON


Hasta el año (calculo que fue el 61 o 62) la parroquia de Fuentes disponía de un almacén adosado a su izquierda, mirando desde la puerta de abajo, la que se llamaba de los hombres. Esta nave solo tenía como utilidad el de meter allí las andas de las procesiones, santos descabezados o con otras imperfecciones debidas a su mucha antigüedad. También servía de escondite a la chavalería para darle al cigarro y también a otras “cosillas” o travesuras inconfesables. Particularmente en épocas de invierno y muy especialmente cuando llovía - este era un perfecto y adecuado refugio -.

Así que D. Pedro el cura, uniendo voluntad y deseo, vio que aquello con algo de reforma podría dedicarse a algo más productivo y, por qué no a un centro parroquial?.

Con esta idea en su mente animó a la juventud a involucrarse en aquella causa. Así que dicho y hecho, ellos, los jóvenes, comenzaron hacer el acopio y acarreo de los materiales de construcción necesarios así como el que sabía de albañilería allí que daba sus peonadas los festivos o por la tarde después de finalizado sus cotidianos trabajos, otros les servían de peones y otros subían los materiales y mezclas, así que todo el mundo que pudo arrimó el hombro.

Con este empuje y diligencia el centro parroquial pronto estuvo terminado y se inauguró. Se habilitó como salón recreativo para TV., no sé si para algunas otras cosas más, pues en ese tiempo yo estaba ya en Sevilla y solo pasaba en el pueblo el verano.

Pero aquí viene lo bueno: La TV era un invento novedoso y desconocido, sobre todo para las personas mayores que no podían concebir que aquellas imágenes eran producidas y emitidas desde muchos kilómetros de distancia. Las emisiones, naturalmente en blanco y negro, eran muy precarias. El día que emitían corridas de toros, era una fiesta, los hombres del campo terminaban antes sus faenas para no perderse aquello y allá que van al centro parroquial. Todos intentaban ponerse en un buen sitio, digamos lo más cercano al televisor, para así no perderse detalle. Para las tomas en plaza de estos eventos solo se utilizaba una cámara o dos, así que era muy difícil que los operadores y/o realizadores pudieran seguir la lidia, de tal forma que si el torero daba un pase, pues el toro, a la salida de la suerte, siempre se “escapaba” a la derecha o a la izquierda y se perdía de la pantalla. No queráis ver a nuestros “abuelos” haciendo así como un balanceo pendular con su cuerpo, a derecha o izquierda, pretendiendo ver al toro que se les marchaba del campo de visión, bien por un lado bien por el otro. Que pasaba con esto… que quitaban la vista a las otras personas que tenían detrás, y estos de atrás, a su vez, al echarse a un lado y otro se las quitaban a los detrás suyos y así sucesivamente hasta los que estaban en el final.

Esta circunstancia o inadaptación de nuestros mayores al medio se convertía en un verdadero jolgorio digno de presenciarse. Bueno, pero todos contentos pues así se podía ver alguna corrida de las Fallas Valencianas, San Isidro, los Sanfermines, feria de Sevilla, etc.etc. y lo más bonito sin pasar por taquilla ni moverse del pueblo.-

¡!Que idea tan genial la de nuestro cura D. Pedro!! Y que labor tan práctica la de nuestros jóvenes.

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