domingo, 1 de septiembre de 2013

¿ Conoces tus limitaciones ?

Todos los seres humanos tenemos
limitaciones importantes; algunas de tipo
existencial, como son las enfermedades, la
vejez y la muerte, y tendremos que
aceptarlas con la misma naturalidad con la
que contemplamos en la naturaleza la
primavera, el verano, el otoño y el invierno.
Dicen los orientales que nosotros los occidentales vivimos
sin entender nuestras limitaciones, pues vivimos como si
nunca nos fuéramos a morir; en cambio, ellos tratan de vivir
intensamente pues tienen la certeza de que van a morir.
Además, amamos lo que no tenemos y se nos olvidan las potencialidades que poseemos; por ejemplo, siempre estamos atacando los defectos o limitaciones de nuestros hijos, pero se nos olvida por completo estimular sus virtudes y cualidades.
Salvo las limitaciones que la naturaleza misma nos impone,
todas son desafiables, aún las naturales, como es el caso de personas que, aunque estaban condenadas por los médicos a
una muerte segura, desafiando todas las posibilidades, lograron vivir más allá de los pronósticos.
Abraham Lincoln, hombre que fue seriamente limitado en su educación, pero siendo autodidacta logró prepararse para ser uno de los más grandes presidentes de Estados Unidos, señalaba: "El hombre debe buscar el cambio dentro de sus limitaciones".
La mayoría de la gente vive dentro de un marco que
ella misma se ha señalado, y se auto declara incapaz
de ir más allá de las fronteras que ella misma se ha
fijado. El ser mediocre acepta sus limitaciones y no se
esfuerza más allá de aquello que considera realista; en
cambio, el líder de Excelencia vive desafiando sus
propias limitaciones y disfruta la aventura de
encontrar sus propias fronteras; mientras más avanza,
se da cuenta de su potencialidad casi infinita.
¿PERO, DE DÓNDE PROVIENEN MUCHAS DE ESAS
LIMITACIONES?
Trataré a continuación de ubicar de dónde provienen nuestras principales limitaciones, determinando las etapas psicológicas en forma paralela a la edad cronológica de todos los seres humanos en infancia, adolescencia y edad adulta.

Etapa 1: Infancia. En esta etapa los infantes requieren
básicamente caricias y seguridad, para hacerlos crecer en
forma sana, y que ellos a su vez puedan posteriormente dar
en forma generosa lo que recibieron. Cuando un infante no recibe estos reconocimientos, seguirá comportándose el
resto de su vida como un niño en busca de afecto, que lo convertirá en un adulto que continuará siendo un eterno infante, con el cordón umbilical dispuesto a enchufárselo al primero que se deje, adoptando papás el resto de su vida y siendo un eterno dependiente de los demás.

Etapa 2: Adolescencia. Los niños comparten fundamentalmente
los valores de sus padres; de los primeros síntomas psicológicos
de la adolescencia es su necesidad de identidad propia,
configurando su propia escala de valores. A esa edad temen la
crítica y buscan ansiosamente ser aceptados y respetados, desean
ser ellos mismos. Cuando un joven no ha recibido el respeto y la
aceptación que requiere en esa etapa, vivirá el resto de su vida
dentro de las limitaciones de tener un temor cercano al pánico, a
la crítica, convirtiéndolo en un ser temeroso, traduciéndose en
acciones de desafío hacia los demás, y estará siempre en contra
de todas las figuras de autoridad; el clásico antidependiente.

Etapa 3: Edad Adulta. Cuando el adolescente ha
recibido la aceptación necesaria, buscará por impulso
propio amar a otra persona, dar y ser productor de felicidad; pero también obedece a su necesidad básica de ser amado, admirado y respetado y se da generosamente a quien le ofrece tales recompensas.
Su única gran limitación es que su autoestima depende
fundamentalmente de que la otra persona no le falle, porque de ser así se desmoronará inevitablemente.

Etapa 4: El individuo completo. Podría considerarse que
psicológicamente sería la cima para lograr vivir sin limitaciones, y es que
la persona que llega a este nivel con una seguridad basada en su propia
autoestima, es decir, respeto que ella misma se merece, es una persona
a la que si le llegan a ofrecer un trato que ella considera degradante en alguna forma, lo rechaza por su propio auto respeto. Es un individuo que conoce profundamente sus necesidades y valores, pero siempre está dispuesto a revaluarlos y cambiarlos, son seres que desean sentir profundamente, actuar con firmeza, relacionarse íntimamente con los
demás; tienen dominio de sí mismos, un poderoso carácter que controla su temperamento y un alto grado de autoestima.
Tomado de emagister.com

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